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Travelling. Blog de cine.

Cine de acción y thrillers.

El consejero: Vida y muerte en la frontera.

El consejero: Vida y muerte en la frontera.

No es la primera vez que vemos en pantalla el deseo de riquezas inagotables que, a través del narcotráfico, seduce a un personaje en apariencia honrado, en esta ocasión, un abogado interpretado por Michael Fasbinder.

-Quizás, habrás pensado que ser abogado te da carta blanca para robar y que tu no lo habías aprovechado.

-Son unos ciento veinticinco kilos a mil dólares el gramo.

Su personaje vivirá en la falsa creencia de que puede mancharse las manos en un turbio asunto sin que sufra las consecuencias que genera el mundo de la droga. Rodada casi en su totalidad en España, la película nos devuelve a la frontera de México y Estados Unidos, un espacio convertido una vez más en un infierno al servicio del séptimo arte.  Centrada en el tráfico de cocaína, enviada oculta en un camión de aguas residuales, de Ciudad Juárez a Chicago, vemos cómo van perdiendo la vida algunos de los implicados de este negocio.

-Creerás que hay cosas que esa gente es incapaz de hacer. No la hay.

Tanto real como metafórica, la frontera mexicana-estadounidense nos descubren que la vida y lo que consideramos como la “civilización”, carecen de moralidad, dónde encontramos muchos de los crímenes más atroces por la concomitancia de la impunidad que los acompaña. En este sentido, la obra de McCarthy remite al mundo de la violencia y no sólo su llamada “Trilogía de la Frontera”: (“Todos los caballos bellos”, “En la frontera” y “Ciudades de la llanura”); “Meridiano de sangre” e incluso la celebrada En la carretera.

-Cuando te metiste en un lío, intenté apelar a tu codicia hace dos años y ni caso. Ahora ya es tarde. Ya es tarde.

La fórmula del éxito.

El consejero es una película que no ha sabido aprovechar los sobresalientes nombres propios que participan en él, como si esto fuese garantía de éxito. ¿Se acuerdan de la película "Batalla de Seattle"? Seguramente no. En el equipo estaba lo más granado del cine europeo, al servicio del debut cinematográfico de Stuart Toswend, al fin y al cabo, marido de Charlize Theron, solvente actriz protagonista. La película pasó de puntillas por la taquilla y recibió muy malas críticas. 

A El consejero le sucede algo parecido, no ha contado con el apoyo ni del público ni de la crítica, a pesar del altísimo nivel del equipo. Escribe el libreto un escritor de prestigio, con Premio Pulitzer, Corman McCarthy, cuya obra No es país para viejos hizo ganar 4 Oscars a la película de los hermanos Cohen.

-No he apostado nada.

-Sí, lo ha hecho.  Se ha apostado usted la vida, pero usted no lo sabía. 

 Lo dirige un director Ridley Scott, quien ha tocado todos los palos cinematográficos, nominado al Oscar en tres ocasiones y con veintidós películas que han recaudado más de mil millones de dólares en taquilla,  algunas de ellas obras maestras. Y un reparto de estrellas, grandes actores con mucho gancho comercial, entre los que destacamos a Brad Pitt, Michael Fasbinder e incluso a Javier Bardem.

Entonces, ¿por qué la película no termina de funcionar?

A Corman McCarthy, autor del guión, se le responsabiliza de una buena parte del resultado logrado por la película. A fin de cuentas también es el Productor ejecutivo de El consejero y sus personajes gastan unos diálogos pretenciosos y demasiado literarios, en opinión del respetable. Es posible que el guión escrito por McCarthy no fuera necesario de usar un lenguaje tan grandilocuente, pero el exceso de literatura no es lo peor del filme, porque esos diálogos son igualmente soberbios en su mayoría.

-La vida, bajo ningún concepto va a volver a atrás, pero para aquellos que están viviendo los últimos días de su mundo, la muerte adquiere una gran sencillez.

El argumento podría resultar bastante complejo. Sin entrar en demasiados detalles, es un viaje a los infiernos de un abogado que cree ser más listo que nadie, enriquecerse a costa del narcotráfico y salir indemne. A su alrededor aparecen una multitud de personajes, algunos no muy bien definidos: el interpretado por Brad Pitt, el intermediario, quién aconseja al personaje de Fasbinder del lucrativo pero peligroso camino que iba a iniciar.  

-Tal vez debo decirte lo que Michey Rourke le dijo a ese tío, esa es mi recomendación final, abogado, no lo hagas.

O la mujer del protagonista (Penélope Cruz) con quien mantiene una ardorosa relación.  

-Quería que metieras la mano en mi vestido.

-No llevas ningún vestido.

Un personaje de poquísimo peso en pantalla, pero transcendental en la conciencia de El consejero, como la pareja de traficantes que dirigen el negocio, interpretados por Javier Bardem y Cameron Díaz, quien encarna una especie de femme fatale de los tiempos modernos, protagonista de una escena masturbatoria que quedará en el recuerdo del espectador.

-Las mujeres listas me vuelven loco, pero son un hobby demasiado caro.

El personaje de Cameron Díaz (Malinka) es uno de los más interesantes de la película, una mujer de físico felino, con un impresionante tatuaje, a lo largo del hombro hasta el muslo- y con una destacada relación con los depredares. Atención a una de las últimas secuencias del filme, en la que cena en Londres con su banquero, tras ordenar la muerte de algunos personajes de la historia.

 Más allá de las interpretaciones, la película decae por el contraste estilístico propuesto tanto por Ridley Scott como por su director de fotografía Darius Wolski. Lo vemos en la fotografía, dominada por unos filtros anaranjados para mostrarnos los exteriores del desierto de Chihuahua, los colores saturados de la mansión de Reiker (Bardem), el ambiente del despacho del tasador de diamantes (Bruno Gantz)  o el enorme contraste entre el mundo limpio del “consejero” y esa sucia realidad del mundo de la frontera, rodado casi a modo de documental.

 

Runner, runner: ¡Hagan sus apuestas!

Runner, runner: ¡Hagan sus apuestas!

Ben Aflleck ha logrado meterse en el mentidero del cine gracias a la supuesta elección del actor como el futuro y nuevo Batman, decisión que está creando polémica; mientras le recodamos en algunos de sus papeles más destacados (El indomable Will Hunting) o en sus apariciones menos acertadas  (Phantoms). Ahora se convierte en el villano de la función en Runner, Runner, título que evoca al mundo del juego y los casinos, como padrino de Justin Timberline. 

-Así son las cosas en el juego en Costa Rica, a veces, recibes alguna paliza.

Runner, Runner (término propio del lenguaje del póquer) es una prueba más del cine sobre los falsos Sueños Americanos que crea esta sociedad obsesionada con el éxito fácil y rápido. El protagonista es Richie (Justin Timberlake) quien tras perder todo su dinero en una webb de apuestas, culpa al dueño del negocio (Ivan Block, Ben Affleck) por lo que viajará a Costa Rica para conocerlo. El situarlo en Costa Rica no es casual, al presentarnos una casa de apuestas online para escapar al control de la legislación norteamericana, alejándose de los ambientes tradicionales de Las Vegas (Casino, Martin Scorsese) para luego terminar contando la misma historia: los lodos del poder y el lujo, con un pececillo en un mar de tiburones (o de cocodrilos, según se mire).

-Me estafaron en su web y pude destapar el pastel, pero no lo hice.

En vez de querer demandarlo por lo que parecía todo una estafa, que en su pérdida de sus ahorros, había algo más que puro azar; se deja engatusar por el sueño del dinero fácil, seducido por un paraíso con prostitutas de lujo, dinero a porrillo y una corrupción que alcanza a todos.

-Acudiste a mí, este es un pequeño premio por tu esfuerzo. ¿Querrías probar suerte en un negocio de verdad? ¿Con tu primer millón en los primeros dieciocho meses? Me gustaría ver cómo los gastas. ¿Qué me dices?

-Tú qué crees.

               

Dirige la película Brad Furman, repitiendo argumento que en su trabajo anterior, El inocente: en una sociedad malsana los corruptos campan a sus anchas. En la primera, Mathew McConaughey interpreta a un abogado metido en un feo asunto que termina traicionando a su propio cliente, mientras que en Runner Runner se hace una crítica a la ambición empresarial a través de este Mefistófeles llamado Ivan Block: “Debajo de esta atracción del dinero fácil encontramos algo fraudulento y perverso”. Completan el reparto Gemma Artenton, como Rebbeca (la socia de Block), David Costabile (Lincoln, Steven Spielberg) y Anthony Mackie (visto en otra crítica al Sueño Americano, Dolor y dinero).               

-Me enviaste a la boca del lobo.

-Así es el trabajo, si quieres algo seguro trabaja en Correos, pero si quieres tener tu propia isla debes saber recibir una paliza. Sales, vuelves al trabajo, recibes la paliza y cuando vuelvas me dices: ¿quieres que lo vuelva a hacer?

La relación maestro-alumno, que aparece de fondo, empieza a complicarse cuando Richie se vea involucrado en todo tipo de negocios turbios.

-Tu padre debía 185.000 dólares, pero esto es lo que he hecho: he comprado su deuda. Ahora me lo debe a mí, sólo el único que puede hacerle daño.

El personaje de Justin Timberlake se verá en un callejón sin salida, entre los chantajes del personaje de Affleck y las presiones del FBI que lo están investigando.

-¿Por qué está el FBI?

-Pregúntate si estamos haciendo algo ilegal.

-¿Lo hacemos?

La película, producida entre otros por Leonardo DiCaprio, está escrita por dos guionistas que hace poco lo hemos visto a cargo de un proyecto muy interesante, Un hombre solitario, como directores. Una película, con más pretensiones artísticas que presupuesto que nos hace sospechar que la pareja no llega a dominar del todo el mundo de los casinos y del juego. Vale, algunos dirán que ellos fueron los responsables del –libreto de Ocean´s Thirteen-. Lo que digo, que no saben de casinos.


El asesino profesional, un actioner en el cine.

El asesino profesional, un actioner en el cine.

- ¿Le interesa ganar unos veinte mil marcos por matar a un hombre o a dos?

- No sé dónde le han dicho que yo soy un pistolero, debe confundirse con otra persona. 

El amigo americano. Win Wenders.

Existe una serie de personajes que han sabido aprovechar una habilidad especial para una profesión muy cinematográfica: matar. El asesino, a sueldo o movido por motivos profesionales o por intereses personales, ha curtido la carrera de muchos cineastas y de algunos actores que lo han aprovechado para redondear los registros de sus personajes. Así lo debió entender, por ejemplo, Tom Hanks quien se enfundaba el desconocido rol de asesino en Camino a la Perdición.

De hecho, el cine ha sentido un gran interés por reflejarlos desde todos los puntos de vista posibles. El asesino interpretado por Tom Cruise en Collateral (Michael Mann), enfrentado a un taxista, que hará lo imposible por acabar con sus planes criminales.

- ¿Eres socio de Amnistía Internacional? ¿de Salvar a las Ballenas? ¿de Greenpeace?

- No.

- Me cargo a un tio gordo y te cabreas.

                         tom cruise Collateral 02

                Vincent Jules

Otros con referencias pop y citas bíblicas, como el personaje de Samuel L. Jackson en Pulp Fiction (Quentin Tarantino).

- ¡Y tú sabrás que mi nombre es Javeh cuando caiga mi venganza sobre ti!

O tiernos, como Leon, el profesional (Luc Besson), que como "canguro superdurobusca proteger a una menor, que a su vez deja las barbies por las armas: Mathilde, la Lolita liquidadora Natalie Portman.  

 - ¿A qué te dedicas exactamente?

- Soy limpiador.

- ¿Quieres decir, asesino a sueldo?

- Sí.

- Guay.

 En algunas ocasiones, el personaje del liquidador, del asesino profesional se inspira en personajes reales. Esto sucede con el ejemplo del sicario conocido con el apodo de Carlos, El Chacal, quien tuvo una multitud de representaciones en el cine, como la versión mainstream protagonizada por Bruce Willis.

              El Chacal Bruce Willis

              Jason Bourn

-Puedo darte las matrículas de los seis coches aparcados fuera, puedo decirte que la camarera es zurda y que el hombre del rincón pesa 98 kilos y sabe defenderse. Sé que el mejor sitio para buscar un arma es la cabina del camión gris, de allí; y que a esta altitud puedo hacer un spring de 800 m. sin que después me tiemblen las piernas. ¿Cómo puedo saber eso y no quién soy?

Hay asesinos con problemas de memoria: El mito de Bourne. Y encuentros tan estimulantes como el enfrentamiento de dos aseninos, cuanto más interesantes al comprobar que entre ellos existe una relación de amor-odio al ser marido y mujer, como Mr. y Ms. Smith

-Cariño, creo que disparas tan mal como cocinas, y me estoy quedando corto.

              John y Jane Smith

                 UmaThurman_KillBill

Pero Angelina Jolie no está sola en el cine, le acompañan una multitud de mujeres liquidadoras, todo un subgénero, con  la destacada "La novia", una pletórica Uma Thurman en Kill Bill o la Mallory de Indomable (Steven Sorderberg). Hay otros con licencia para matar con placa de policía. Marion "Cobra" Cobretti, no se quitaba ni las gafas de sol ni el palillo de los labios, mientras liquidaba el solito a una secta de satánicos. En la película Cobra, el brazo fuerte de la ley (Georges P. Cosmatos) Stallone no dejaba vivo ni al apuntador. 

-¿El crimen es una plaga? Yo soy la solución.

                              Marion Cobretti            

Sin embargo, nuestro policía liquidador de todo buen cinéfilo es Harry Callahan. El sabía cómo alegrar el día, protegiendo las calles de San Francisco, con su Magmum 44 al ristre. 

-Sé lo que estás pensando, si disparé las seis balas o solo cinco. La verdad es que con todo este ajetreo, incluso yo he perdido la cuenta. Pero siendo este un Magnum 44, la mejor arma del mundo, capaz de volarte los sesos de un tiro, ¿no deberías pensar que eres afortunado?

Indomable: Mallory actioner al servicio de Sorderberg.

Indomable: Mallory actioner al servicio de Sorderberg.

Steven Sorderberg autor de culto, aboga por la acción en estado puro en Indomable, película con la que quiere terminar su carrera cinematográfica. Con aire de comic y pura acción, Malory parece seguir la estela de Jason Bourne como una agente y asesina que termina siendo traicionada. Tras una misión para rescatar a un rehén en Barcelona, le despachan rápidamente a otra misión, uniéndose a otro agente, el elagante y retirado Paul. Cuando la operación se va al traste y descubre que le han traicionado tiene que valerse de todas sus habilidades para escapar de una operación internacional, regresar a los Estados Unidos, proteger a su familia, y vengarse de todos los que le han traicionado. Con este pequeño esbozo, vemos que la trama arranca como cualquier película de espías: tras una operación rutinaria,la protagonista es traicionada, intentan matarla, pero escapa con vida. En adelante tendrá que descubrir quién y por qué.

-Es la agente perfecta, entonces, ¿por qué la traicionaron?

Lo mejor es su reparto: Ian McGregor, Michael Fasbender, Antonio Banderas y Micahel Douglas, entre otros. El envoltorio corre a cargo de un director tan creativo y solvente como siempre, capaz de salir airoso con recursos visuales allí donde otros buscan los trucos de posproducción. El propio Antonio Banderas alababa su forma de rodaje: "A mi lo que me sorprendió es la seguridad con la que rueda, porque no cubre nada, va a tiro hecho". Indomable cuenta con unas meritorias secuencias de acción, en las que pule cualquier intrusión efectista, sin música ni ruidos extridentes, sino una coreografíada serie de golpes. Ayuda que Sorderberg contara con Gina Carano como protagonista, una auténtica campeona de artes marciales, famosa por sus numerosas victorias y por participar en el programa de televisión Gladiadores americanos

 

                                    indomable-cartel

Interpreta a una Mallory Cane parca en palabras, pero inteligente, una dura agente en cubierto, cuyo jefe se encarga de ofrecer sus servicios a distantas entidades globales para llevar a cabo trabajos que los gobiernos no pueden autorizar y que los jefes de Estado preferirían no saber nada. A pesar de su aspecto y juventud, Mayory, tiene unas habilidades por las que es muy solicitada. La continuación lógica de una serie de heroínas made in Sorderberg. Cane está en un punto intermedio entre sus dos personajes femeninos más interesantes; con algo del atrevimiento de Erin Brocovich.

-A veces te odio a muerte, ¿lo sabes?

-No, usted me adora. 

Pero también con algo de la sensualidad de Chelsey, la prostitua de The Girlfriend Experience. Sin olvidarnos, por su puesto, del caracter de Helena Ayala (Katherine Zeta Jones) en Traficc

                  indomable pelicula

-Deseo que el principal testigo contra mi marido, Eduardo Ruíz, muera. 

 Pero el personaje de Sorderberg recuerda también a todo ese repertorio de mujeres asesinas o guerreras, presentes en la historia del cine moderno, más allá del talento de Tarantino. Podríamos citar, por ejemplo, a un personaje muy poco conocido, que surje en las páginas de un cómic y que saltó a la pantalla con la película inglesa Modesty Blayse, con Monica Vitty como protagonista. Era la reina del robo al servicio del Mi6 británico. Blase y Cane comparten una gran habilidad acrobática y una fuerza contenida, pero además de un personaje masculino como fiel amigo incondicional; un enamorado compañero de batallas, en caso de Modesty Blayse, y su padre, en el de Mallory Cane. 

-Papá no digas nada, que se ponga Paul.

-Tú, ten cuidado.

La principal diferencia reside es que la protagonista del filme de Sorderberg se siente más cómoda en chándal que vestida de "Catty pussy", elegante.

-¿Eso me propones? ¿Quieres que sea un florero? ¿Eso es lo que quiere el MI6?-Tu misión es supervisar. -No se me da bien ese papel, no llevo vestidos. ¡Que se lo ponga, Paul!

Sexo, tiros y rock & roll.

Sexo, tiros y rock & roll.

"Para hacer una película sólo necesitas una mujer y una pistola", lo que dijo Jean-Luc Godard ha servido para aderezar muchas historias de violencia, con mujeres diez y acción trepidante. De este modo, Monica Belluci, Sienna Miller, Salma Hayek o Jennifer López son algunas de las actrices que han desenfundado sus cuerpos al son de la música y balas a 24 fotogramas por segundo. 

En Asesinos natos, Oliver Stone nos presentaba a la pareja de psicópatas más mediáticos del celuloide, unos auténticos asesinos en serie embarcados en un viaje de destrucción, muerte y placer. También mediáticos era aquella pareja de delincuentes, Bonnie y Clyde (Warren Beatty y Faye Dunaway), en plena Gran Depresión.

- Caerán justos algún día, justos los sepultará, y aunque unos lo lamentén, muchos lo celebrarán. Para Bonnie and Clayd, habrá llegado el final.

Los violentos personajes de Stone, Woody Harrelson (Mallory) y Juliette Lewis (Mickey) son unos criminales estimulados por los medios de comunicación para pregonar sus fechorías través de un canal televisivo.  La escena erótica del filme es desenfrenado, tenso y violento, frente a una rehén aterrorizada y un sinfín de proyecciones atropelladas. El momento musical aparecía en los créditos de inicio, con la canción Shitlist, de L7, y con un riff de guitarra que amplificaba la explosión de rabia de Mallory. En cuanto al tiroteo, destaca la orgía de pólvora en el motín de la cárcel, con un Equilibrio Mexicano (todos apuntándose a todos) con la firma de Quentin Tarantino.

                          

Craig Wasson y Melanie Griffith protagonizaron otro filme de los que suben la temperatura, a cargo de Brian de Palma, Doble cuerpo. Jacke Scully, claustrofóbico mirón, se obsesiona con una preciosa mujer que aparece muerte y el se convierte en el principal sospechoso. Pero todo cambia cuando descubre esa mujer es otra. Brian de Palma regresa al suspense clásico para aderezar su película con guiños que recuerdan al Hitchcock de Vértigo y La ventana indiscreta. En este sentido, Jacke es de los pocos voayers que pasan a la acción, con una Melanie Griffith como una sensación porno de Los Ángeles, de nombre Holly. Pero, ¿quién necesita una pistola cuando tiene un taladro? Una de las metáforas freudianas por excelencia se convierten en un excelente señuelo para un final ya clásico. En la banda sonora, es Frankie Goes to Hollywood el que se lleva el gato al agua, en el momento en que Jack baja al submundo del porno angelino.



                              

Harlod Becker dirige a Al Pacino y Ellen Barkin, para embarcarse en Melodía de seducción en una historia propia que podría considerarse como un predecesor de Instinto básico. Al Pacino es Frank Keller, un detective que investiga una serie de homicidios que parecen relación entre ellos y con una mujer de bandera como principal sospechosa, Helen Cruger (Ellen Barkin). Convencido de su inocencia, Keller se une en una tortuosa relación con esa enigmática mujer, protagonizando un polvo que recuerda mucho al de Michael Douglas y Sharon Stone. Ella contra la pared y él con los pantalones bajados. La escena más violenta no desmerece a este thriller lascivo y oscuro, sobre todo con el enfrentamiento final entre Al Pacino y el culpable. La canción más destacada es Sea of Love, de Phil Phillips.

                                  

Desperado es el título latino que se ha escogido de esta temática, dirigida por Robert Rodriguez y con una pareja dinamita pura, Salma Hayek y Antonio Banderas. Él es el Mariachi que en su búsqueda de venganza, se enamora de Carolina, dueña del café del pueblo.  Hayek luce toda su artillería en los prolegómenos de este polvo, made in Rodriguez, con fetichismo de espuelas y velas incluidas. Este fetichismo le vemos también en la armería que lucen los mariachis, de guitarras-metralletas que disparan lo que sea, con la canción de Morena de mi.


                                 

Una de las propuestas más delirantes y arriesgadas es la de Shoot´em up. Clive Owen, junto a Monica Belluci. Sexo, fuego, rock and roll, una zanahoria y un bebé. Una comedia con alma de cómic protagonizada por un detective con 18 pistolas y una prostituta con instinto maternal, que junto a su bebé, es perseguido por la mafia. Entre tanto, uno de los polvos más ruidosos de la historia del cine y un asesinato con una zanahoria de por medio. Como suena.

Jungla de cristal. El héroe solitario americano.

Jungla de cristal. El héroe solitario americano.

Yippee-kay-ay. Con el grito más famoso del cine de acción, volvemos a una saga llena de explosiones, montaje por doquier y gente a porrillo.

Como se podría sospechar, el primer elemento es el terrorismo. Hagamos memoria: una célula militar rebelde tomaba el aeropuerto de Dulles, Wahsington, en plena operación salida de las vacaciones de navidad (Jungla de cristal 2: Alerta roja, Renny Harlim); en la tercera parte McClane deberá verse las caras con el terrorista de origen aleman Simon Gruber, que reparte bombas por New York, con la idea de vengar la muerte de su hermano Hans, un espléndido Alan Rickman, que aparecía en la primera película. Difícilmente se puede superar la interpretación de Alan Rickman en la primera Jungla de cristal, pero Bruce Willis se ha enfrentado a villanos de la talla de Jeremy Irons, a pesar de ser la peor de la saga. Ahora, la elección de Timothy Olyphant (de la serie Underwood), sea quizás uno de los mayores handicap de la película, por resultar demasiado blando para ser rival de Bruce Willis, lo que lleva que este peso recaiga en Maggie Q, que protagoniza una escena de pelea con John McClane que nada tiene que envidiar a las chicas de Tarantino.

En el otro lado encontramos a los personajes que ayudan e incluso entorpecen a John McClane. Desde el primer título, recibe la ayuda de un don nadie que resulta esencial para que el personaje no lo pase tan mal, lo que acerca a McClane y su saga al lejano Oeste, como si se tratase de un western crepuscular y posmoderno. De hecho abundan los guiños al género de aventuras en general y al western, en particular, encontrando en estos personajes secundarios una cercana referencia a los filmes de John Wayne, como Río Bravo, en donde tenía como ayudantes a unos particulares individuos, un borracho y un vejestorio. Siguiendo esta idea, John McClane se verá ayudado, directa o indirectamente, por un simpático sargento de la policía, Powell, interpretado por Reginald Veljohnson (el carismático protagonista de la serie Cosas de casa) hasta por un empleado de mantenimiento de aeropuerto, o un padre y humilde afroamericano de Harlem, para acabar con un hacker de aspecto físico más que debilucho, interpretado por Kevin Smith.

En este sentido, John McClain lleva luchando contra terrorista desde que en los años ochenta decidió sacar músculos y vestir la camiseta de tirantes al estilo de Stanley Kowalsky (el protagonista de Un tranvía llamado Deseo) y ponerse a pegar patadas, puñetazos o lo que sea, para hacerse un currículum de hombre duro, con el poder de seducción de su sonrisa y su pose, construyendo un personaje que era capaz de liarse a tiros y soltar un sotarrón chiste unos segundos más tarde. Además de presentar una acción más realista que las cintas de Silvester Stallone o Arnold Swarzennegger, así como de James Bond, que salían de mil y un apuros sin apenas despeinarse. Esta constante es mantenida en las cuatro entregas de la saga, al igual que la capacidad de McClane de soportar todo tipos de golpes, con sangre por los cuatro costados y de mostrarse derrotado, con las fuerzas al límite, incapaz de soportar la dura prueba de enfrentarse solo a todo un ejército. Si

En la primera entrega encontramos numerosas referencias cinéfilas. Parte de su argumento remite al clásico del cine de catástrofes, El coloso en llamas (John Guillermin e Irwin Allen), sucediéndose en un imponente edificio, en concreto entre las plantas 33 y 34 del rascacielos. Sin embargo, a diferencia del protagonismo coral de ésta, Willis se convirtió en el héroe absoluto de una trama que arranca durante la celebración de Nochebuena en las dependencias del Nakatomi, una multinacional japonesa que acaba de firmar el negocio más lucrativo de su historia. Allí, en la sede norteamericana, trabaja como ejecutiva su esposa, Holly (Bonnie Bediella), una de las víctimas de un grupo terrorista liderado por Habs Gruber (Alan Rickman), sin saber que se había colado un marido optimista y resuelto. Esta es la base del argumento de la película y el momento en que empieza la odisea de McClane, que después de comprobar la ineptitud de la policía -con la que se comunica a través de un wallkie-talkie- se percata de que sólo él podrá detener a las conspiraciones que ponen en jaque la vida de su esposa.

- Soy el sargento Powell o lo que queda de mí. ¿Puede identificarse?.

- Ahora no, puede que luego, esta línea es vecinal y los vecinos están locos por apretar el gatillo. Escuche con atención, tienen treinta rehenes en la planta 30.

Una de las referencias de las que se hacía mención es a La naranja mecánica (Stanley Kubrick). Los terroristas, supuestamente alemanes, interpretados por actores europeos, cuentan con unos diálogos en un alemán lleno de errores gramaticales y sinsentidos. Para acabarlos de ambientar, durante las conspiraciones se oye de fondo la novena sinfonía de Beettoven, e incluso, algunos de esos personajes canturrean Cantando bajo la lluvia.

Jungla de cristal posee una de las interacciones entre héroe y villano más interesantes del séptimo arte. Hans Gruber le pregunta a John si es "sólo otro americano que vio demasiadas películas de niño, otro huérfano de una cultura en bancarrota que se cree Rambo". John dice sentirse más cerca del vaquero Roy Rogers. McClane es por tanto, fruto de la mitología cultural del héroe americano. En este sentido, la principal referencia cinéfila del film será Sólo ante el peligro, presentado al personaje de McClane como al sheriff Kane del clásico de Fredd Zinneman. Al igual que Bruce Willis, Gary Cooper llegó a pedir ayuda a unos tipos que le negaban con alevosía. E incluso se hace un recurrente guiño:

-Al final, John Wayne no se irá con Grace Kelly.

- Ese es Gary Cooper, inculto.



Zodiac. Un relato criminal del creador de Seven.

Zodiac. Un relato criminal del creador de Seven.

Zodiac, un nuevo relato criminal del creador de Seven, David Fincher, nos acerca a los pasos de un asesino en serie, basado en un hecho real. Varios filmes han construido su argumento inspirándose en los crímenes de Zodiac, un criminal que actuaba entre los años sesenta y ochenta en los alrededores de San Francisco, aunque la última incursión, la propuesta por este maestro del suspense y cineasta de estilo visual bastante particular, es la más detallista y completa de todas.

El guión realista y sobrio pende en una serie de personajes principales que se relacionan, directa o indirectamente, con el criminal, como por ejemplo el policía encargado del caso, que en la cinta es interpretado por Mark Ruffallo; un periodista especializado en casos similares, Robert Dowing Jr.; y el dibujante de uno de los periódicos en donde el personaje de Zodiac solía colaborar, el verdadero protagonista. Alrededor de ellos gira la trama, una investigación policíaca y periodística, que se entrelazan.

- El hombre es el animal más peligroso, lo había oído antes en El malvado Zarov.
- ¿Quién es El malvado Zarov?
- Es una película sobre un conde que cazaba personas por diversión, ¡personas!. El malvado Zarov.

Con estas pequeñas pinceladas, y una espléndida ambientación y grado de detallismo y verisimilitud, David Fincher logra contarnos la historia de este asesino en serie los distintos grados de obsesión, en algún caso patológico, que provocó en sus perseguidores.

- Soy el asesino de los dos adolescentes de las navidades pasadas en el lago Herman y de la chica del 4 de julio.

Dejemos las cosas claras desde el principio, estamos ante una de las primeras grandes obras maestras del siglo XXI y pasará a la historia, el tiempo lo dirá, como la película que trascendió el género de los asesinos en serie para situarlo en un lugar inalcanzable y desmarcarse de toda la basura morbosa que ha generado este tipo de películas. Hubo un tiempo en que un escritor, un tipo raro y extravagante, quiso lograr un propósito sólo a la altura de su ego, escribir la primera novela objetiva de la historia. Se trataba del suceso por el cual la pequeña localidad de Kansas, Holcomb sería recordada, los asesinatos de la familia Clutter, que dieron lugar a la interesante novela A sangre fría. Pero su autor, Truman Capote, fracasó en su empeño. En esta ocasión David Fincher sino logró el sueño del escritor, al menos se ha embarcado en un proyecto más que convincente, desvelando los sinsabores que padecieron los investigadores de esta truculenta historia. Para ello, ha bastado una aproximación honesta y llena de talento, un retrato verídico de un estado de ánimo colectivo, pegado a la realidad, que tuvo lugar hace unos cuantos años.



Al comparar Seven con Zodiac descubrimos que la madurez existe. Dos películas, aparentemente sobre la misma temática pero muy alejados en sus planteamientos y resultados. En Zodiac no hay una voluntad tramposa de crear una atmósfera agobiante a partir de esos recursos tan evidentes, un juego morboso entre el asesino y el policía para ver quien es el que tiene un mayor coeficiente intelectual, y cuyo precio, la crueldad gratuita de la que muchos filmes han sacado petróleo, da paso en Zodiac a un proceso muy riguroso de lo que realmente ocurrió. Pero, además, capaz de presentar una radiografía de una época hasta la propia condición humana.

Es aquí en donde debemos aludir a unas referencias más que evidentes, que el cineasta de El club de la lucha da riendas sueltas, destacando principalmente el film de los años 70 Todos los hombres del presidente (Alan J. Pakula) De hecho, Zodiac se parece más a la película de Pakula, que a Seven o a cualquiera de las secuelas que generó el asesino del Zodiaco.

 - Tiene que tener en cuenta lo que dijo uno de sus empleados, el señor Howardhands.
 - ¿Qué clase de información?
- Se trata de encajar en su personalidad. Sabemos por ejemplo que trabaja o trabajaba como escritor. Dicen que es un novelista y parece que ha estado en la oficina del señor Colbson, en la Casa Blanca.

Alan J. Pakula, uno de los especialista del cine de conspiraciones (El informe pelícano), relataba en la gran pantalla, las presiones a la que se vieron dos míticos periodistas norteamericanos, Woodward y Berstein (encarnados por Dustin Hoffman y Robert Redfort) en su intento por aclarar una de las intrigas políticas más interesantes de los Estados Unidos, el caso Watergate. Pero las referencias a la película de los setenta, no se limita a unas imprecisas semejanzas con los personajes del film, sino a unas apariciones fantasmales de Nixon, quien presidía el gobierno en los años del Watergate, considerado como el peor presidente hasta George Bush Jr. Se puede ver en la redacción una pegatina con su nombre e incluso aparece en la televisión.

-Es Zodiac quien habla. 


 Si vemos otras películas con la misma temática, e incluso algunas de la versión de esta adaptación, los personajes principales discurren en pantalla con una frialdad casi pétrea en su caza particular en el asesino. En esta ocasión, la frustración de los personajes reales se ve bien reflejada en la película de David Fincher, como en el caso  del detective David Toscci, que fue toda una celebridad mediática en su época, a punto de ser nombrado jefe de la policía, cuando le adjudicaron este caso, por el que quedó degradado en el cuerpo. Se dice que uno de los detectives más famosos del celuloide, que operaban en San Francisco, el personaje Bullit del actor cool Steve McQueen se inspiró en Toscci, y desde luego, copió su misma gabardina. E incluso no podemos olvidarnos la gran semejanza con la saga de Harry Callahan, creada por Don Siegel y con Clint Eastwood como el duro inspector de policía de San Francisco. De hecho, existen similitudes entre el psicópata Zodiac y Scorpio. 

 Hay un quinto personaje de esta película que es la ciudad de San Francisco, a finales de los 60 y 70, que lejos de la música de la época, caracterizada por el movimiento hippy, tuvo su lado oscuro. La imaginación popular, todavía hoy en plena ebullición, sobre una serie de crímenes sin resolver, atribuye a todo tipo hipótesis y conexiones entre acontecimientos del momento. Ciertamente San Francisco vivía una pesadilla en los años sesenta. Justo unos meses después de la aparición de Zodiac, los Rolling Stone dieron un desastroso concierto, con asesinato incluido, que para muchos significó el fin del espíritu de esta revolucionaria década. Para algunos, Zodiac estuvo ahí en cuerpo y alma.


Enemigo número uno.

Enemigo número uno.

La vida de ese ladrón de bancos, Jhon Dilinger, ha sido llevada al cine por el director de Heat, El dilema o Collateral, Michael Mann, autor especialista en mostrarnos las dobleces psicológicas de sus personajes con una forma de filmar que nos acerca a los lugares donde se desarrollaban los acontecimientos. Nos propone la revisión de un género, las historias de gánsters, protagonizada por Jhonny Depp. Gran Depresión, Chicago años 30. Es el momento de la creación del FBI, de movimiento del crimen organizado y una etapa conflictiva para las grandes corporaciones financieras.

 - Puedo atracar cualquier banco cuando quiera, tienen que estar en todos los bancos, a tdas horas. Por eso estamos en la cima del mundo.

La historia se desarrolla en plena Depresión, los años 30, por un lado son el inicio del FBI, por otro, el crimen organizado empiezan a extenderse hacia corporaciones capitalistas, y todas esas fuerzas se enfrentan a un solo hombre, el enemigo público. Mann explora el auge y caída de un bandido del pueblo, un Robin Hood de la Gran Depresión que no fue sino el mal de una sociedad desestructurada. Por eso, podría entenderse la crisis moral de esa sociedad que acusa los mismos males que la nuestra: una crisis financiera global, una desconfianza en las instituciones y un odio visceral a la banca como responsable del crack del 29.

- Lo conseguí, mamá, lo conseguí: la cima del mundo.

Es una película muy cinéfila. Pero la cinefilia aquí no es un recurso para enmascarar la torpeza del realizador y sus guionistas. Tampoco el realizador manipula la imagen para situarla en el contexto anacrónico del cine de hace medio siglo. En su última película hay un conflicto entre la compostura tradicional de la historia en un escenario de violencia desatada, en donde la acción adredalínica quita protagonismo al diálogo clásico. Es un cine menos sutil, pero muy explícito, que nos traslada a la turbia realidad de la psicología torturada de sus personajes. Mann tiene como referentes todo el cine de gánster que marcó una época, los años 30 y 40, con títulos como Scarface, Al rojo vivo o el Dillinger de Marc Nosseck.

- ¿Cómo se llama usted?
- John Dillinger. Quietos todo el mundo, no se muevan para nada.

Entre esta y la actual, existe otra versión a cargo de John Milius, que a pesar de su vocación más realista, no pudo evitar la influencia del western crepuscular. Ahora llega la de Michael Mann, quien a su vez también se ha visto marcada por el cine del momento, en concreto por Gomorra (Matteo Garrone). Esta marcó una ruptura con la tradición del género, para decantarse por una mirada hiperrealista que alejaba toda épica. Sin embargo, Mann aboga por recrear un mito (destacando en su dimensión romántica y en la autoconciencia de su propia leyenda).

- ¿Cómo te ganas la vida?
- Soy John Dillinger, robo bancos.

En esta ocasión Michael Mann, nos somete a la hiperrealidad, trasladándonos a escenarios auténticos y sumergiéndonos, con su cámara digital al hombro, en la misma historia. No obstante, no impide que sea puro artificio; de hecho, su propia Chicago de los años 30 o los personajes lo son. Lo que no impide presentarnos en su día a día, hasta acercarnos para comprender sus vidas.

- No sé nada de ti.
- Me crié en una granja en Indiana, mi madre murió cuando tenía seis años, mi padre me daba palizas porque no sabía otra forma de educarme. Me gusta el béisbol, el cine, la ropa elegante, los coches rápidos y me gustas tú. ¿Qué más necesitas saber?

Lawrence Tierney, Warren Oates o los apócrifos Humphrey Bogart y Carl Gable, pero Johnny Depp no está solo en la película. Tan extraordinario como el propio Dillinger era la banda que lideró: Pretty Boy Floyd, -a quien el cantante Woody Guthrie le dedicó un tema- o el psicópata Baby Face Nelson. Y por último, la chica de Dillinger, Billie Frechette (Marion Cottillard). El mayor enfrentamiento de la película no viene de la pareja, con una historia de amor que podría recordar a la de Bonny & Clyde, sino el que surge entre el atracador y el perseguidor, manteniendo las mismas dobleces que ya hiciera en su otro filme de ladrones de bancos, Heat.

- Así, que si un día me ves pisándote los talones, ¿vas dejar a esa amiga sin despedirte?
- Esa es la disciplina.
- Eso es un poco profundo, ¿no?
- Sí eso crees, es mejor que los dos cambiemos de oficio.

Parece evidente el eco de esa película, al describir el viaje interior de los dos polos opuestos. Comparten la desintegración de los valores del viejo género (la figura del forajido romántico, los principios éticos de defensor de la ley) por la asepsia, centrada en un crimen organizado y un desarrollo científico de ley. Sin embargo, algunos de los detalles crudos de la primera película desaparecen en esta; por poner un ejemplo, en Heat, el personaje interpretado por Tom Simezore se protege con una niña del tiroteo de la policía.

- Se comporta como un hombre seguro, Sr. Purvis, tiene buenas cualidades, probablemente es bueno a distancia, sobre todo si superan en número al otro tipo. ¿Cómo será cara a cara, cuando alguien esté a punto de morir, aquí y ahora? Estoy acostumbrado, ¿y usted?

El filme no sólo retrata el auge y caída de Dillinger, también el nacimiento de la organización que cambió la forma de luchar contra el crimen: el FBI. De hecho, en la película aparece su más importante figura, John Edgar Hoover, pero el peso de la ley recae en Melvin Purvis, el más feroz enemigo de Dillinger, interpretado por Christian Bale. Un miembro de la alta sociedad sureña, capaz de la violencia más extrema.

En Michael Mann encontramos dos personalidades cinematográficas: por un lado, el de un director interesado hasta el tuétano por el cine clásico, y por otro el de un amante de las nuevas tecnologías, que busca en la alta definición digital, la dimensión existencialistas de sus personajes. Sus criminales son engendros posmodernos, sociópatas del nuevo siglo, mientras que sus agentes de la ley, individuos amorales que ejercen la violencia legítima con mala conciencia.

La película, con sus licencias y sus grandes dosis de acción, tiros, persecuciones y demás elementos para el mejor y más taquillero blockbuster, no ha dejado de volcarse en la realidad del personaje para definir la trama. Una vida, que por cierto, resultaba muy cinematográfica y que no necesitaba de demasiadas licencias para ganar en espectacularidad. El final del trayecto del personaje es un ejemplo. ¿Qué le pasaría por la cabeza al propio Dillinger cuando vio a Blaky, interpretado por Cark Gable, personaje que pretendía ser una versión apócrifa de él mismo? John Dillinger estaba entre el público y no sabía que afuera le esperaban agentes de FBI, para matarle. Eso ocurrió de verdad y es uno de los momentos más intensos que recupera el filme de Michael Mann. Tanto en la ficción como en la realidad, la última proyección que vio en el cine, estaba centrada en su propia vida. Allí estaban los agentes de Hoover, dispuestos a todo para que no escapase un delincuente que era más popular que el propio presidente de los EEUU.

 - Miren a su derecha, miren a su izquierda. Si los ven, llamen a la oficina de Investigación o a la policía local.

La crítica ya la ha considerado como la mejor película del director norteamericano, destacando su virtuosismo visual, su ambientación o la profundidad del guión –que no decae en ningún momento-. Unas acertadas interpretaciones, sobre todo, las protagonizadas por Jhonny Depp y Marion Cotillard. El que no sale muy bien parado es Christian Bale, pero ya se sabe que no se puede tener todo.

- Quiero salir de aquí juntos, ¿quieres hacer ese viaje conmigo?
- Claro que quiero.