El Padrino: Las claves de una saga familiar mafiosa.
Por supuesto, el origen de El padrino es la novela de Mario Puzo, pero el argumento también se basa en una vieja historia siciliana. Aparece recogida en La cavallería rusticana de Mascagni, cuya obra se representa en el tercio final de El padrino III. En otra parte de la misma entrega de la trilogía se canta: Brucia la terra, Arde la tierra, en la versión castellana. Una canción, escrita por Nino Rota, que sirve de lamento de Michael Corleone, de quien se vio obligado -por el destino- a mantener el legado de su padre.
-¿Y Michael?
-El mató a Solozzo. Está a salvo e intentaremos traerlo pronto.
Un destino que ni el propio Padrino quería para él. Ahí es donde comienza la tragedia, la violencia que afectará a la familia, una y otra vez. No es casualidad que la historia nos lleve al Mediterráneo, la cuna de la narrativa occidental, con la tragedia griega; eso sí unido al Nuevo Mundo, a través del Sueño Americano.
-Creo en América y América hace mi fortuna.
El Padrino se sostiene en estos dos grandes pilares, pero con unos innumerables niveles de lectura y universalidad. Esta película presenta un retrato preciso y profundo de una época, pero sobre todo es una crítica a la sociedad norteamericana, las relaciones familiares, la práctica política y sus esquemas morales tratados sutilmente como trasfondo del guion mediante asuntos relativos al mundo de la mafia, la inmigración, la relación de pareja, la violencia criminal y su asociación política.
También la comida es muy importante en la saga de El padrino, como en toda la filmografía de Coppola. En torno a la mesa, vemos escenas corales reflejando la familiaridad de los personajes, como haría cualquier familia. Hay personajes que se recrean con la comida (en especial, Clemenza), tanto como la presencia de naranjas, una fruta que anuncia un atentado y por tanto, relacionadas con la violencia de la historia.
La violencia es una marca de la casa "Goodfather", pues prácticamente todos los personajes que aparecen en la trilogía, la sufren -de forma, directa o indirecta-.
-¡Os quise librar de los horrores de este mundo!
-¡Y te convertiste en mi horror!
Pero en casi todos los casos, la violencia viene de mano de un traidor a la familia.
-Te invitarán a una reunión con alguien de su absoluta confianza, garantizando tu seguridad, y en ese encuentro serás asesinado.
Sin embargo, se le ha criticado al director el ofrecer una imagen demasiado atractiva del mundo de la mafia. Una imagen que la propia mafia intenta imitar, como vemos en la ficticia, pero genial recreación de Los Soprano.
-Creía que estaba fuera, pero me vuelven a meter dentro.
-¿Es el Padrino o no es el Padrino?
Junto a la violencia, los poderes políticos y los pilares de la sociedad se sustentan en una profunda corrupción. Desde la policía a la prensa, desde la Iglesia a la política, todos los que ostean poder y responsabilidad parecen estar corruptos y ejercer una violancia atávica.
Al Pacino - Mi padre es un hombre poderoso, con grandes responsabilidades... como un político.
Diane Keaton - No seas ingenuo, los políticos no cometen asesinatos.
Al Pacino - ¿Quién es el ingenuo?
De esto surge un fuerte sentimiento de venganza. En uno de los mejores momentos de la primera parte de la trilogía, Michael revela a su cuñado Carlo Rizzi, los "ajustes de cuenta de la familia". Llegaba, por fin, la hora de los Corleone.
-Barzini ha muerto y Phillipe Tataglia, Moe Green, Strakli, Cuneo. Estoy ajustando las cuentas de la familia, no digas que eres inocente, Carlo.
Una venganza, por completo, autodestructiva.
La consecuencia de toda esta violencia es la soledad del poderoso. En el balance de su vida, lo que consiste la primera hora y media de El Padrino III, Corleone contempla con dolor todo lo que había supuesto una existencia basada en el dinero y el poder, pero también en el odio, el resentimiento y el miedo, lo que le iba alejando de las personas que él realmente deseaba (su mujer y sus hijos), e incluso de sus familiares (llegó incluso a ordenar la muerte de su propio hermano). Una herencia terrible de sufrimiento y muerte, que en la vejez del “superhombre” se estaba convirtiendo en un peso de la conciencia insoportable. Sólo le quedaría reconocer su crimen y aceptar su castigo, que en su caso resultaba ser la muerte de su hija, interpretada por Sofía Copolla, quien iba a representar todo lo poquito de honradez y bondad que quedaba en ese personaje.
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