Boxeo y cine: Celuloide entre las doce cuerdas.
Robert de Niro, Kirk Douglas, Will Smith, Russel Crowe, Silvester Stallone, Errolt Flynt, James Cagney, Paul Newman e incluso Charles Chaplin son sólo algunos de los que se han enfundado los guantes de boxeo, para mostrarnos desde la gran pantalla cómo se desenvuelve este deporte tanto dentro como fuera de las doce cuerdas de un ring. Comparten todos ellos, el origen humilde de los boxeadores, con el deseo de salir de la miseria y ser respetado, los turbios ambientes que rodean a los púgiles, el ambiguo placer del triunfo, pero también el decaimiento físico y moral de la derrota.
Hollywood ha hecho de este deporte todo un subgénero, representándolo en la gran pantalla más que cualquier otro deporte. El boxeo le ha permitido reflejar la dureza de un combate, el esfuerzo de los contendientes, por supuesto, pero también ha sabido aprovecharlo dentro del drama o del cine negro. Detrás de la lona, ha habido historias sobre la familia, el dolor, el honor, la superación personal o la corrupción de unos poderosos que quieren lucrerse del sufrimiento ajeno. La obra maestra de este subgénero de "las doce cuerdas" es Toro Salvaje, todo sobre el mundo del boxeo y sus lugares adyacentes ya aparecía en la película de Martin Scorsese.
-No tienes ni idea de boxeo, te arrancará las orejas a golpes.
-Si me llevo 35 pavos, me dejo arrancar lo que sea.
Pero no sería justo no mencionar películas como Ídolo de barro, que muestra la locura de su protagonista cegado por una obsesión que le llevaría hasta la muerte. Destaca también el estremecedor relato que destila derrota, realizado por un veterano John Huston, en Fat city, la historia de un boxeador que superó sus sueños de grandeza, a cambio de los dólares necesarios para sobrevivir. Otras películas nos acercaban al tema de la corrupción dentro y fuera del ring, como sucede con Marcado por el odio, con uno de los grandes del boxeo (Rocky Marciano), interpretado por Paul Newman, en este filme de Robert Rossem.
-Sigo creyendo que podía haber derribado a ese animal.
-Puede que sí, Charlie, pero el dinero de los listos está en tu contra y tu eres listo.
Una serie de películas comparten el ambiente desolado o la perversa influencia que puede ejercer una familia, en torno a este deporte del pugilato. Al protagonista de The figther le cuesta librarse de la tutela de una madre absorvente y de un entrenador adicto al crack, su hermanastro.
-¿Tienes miedo de decirme que ni siquiera tienes un plan? ¡No pasa nada! Tienes que agantar más que él, deja que se canse. Trabájale el cuerpo.
-Yo no peleo como tú.
-Ten cuidado, por qué te hará daño.
-Has perdido tu oportunidad y por eso estás aquí.
Una relación entre dos hermanos, como la protagonizada en Toro Salvaje entre Robert de Niro y Joe Pesci.
-De niños nos peleábamos, ¿ahora te preocupas? Anda golpéame en la cara.
-¿Qué pretendes demostrar? ¿Qué prueba esto?
Clint Eastwood acertaba en Milliam Dollar Baby, con otro retrato de una familia, dispuesta a aprovecharse de los triunfos y del sufrimiento del boxeador.
-¿Por qué no me distes el dinero? ¡Tenías que comprarme una casa!
-No tenía que hacerlo, mamá, pero es tuya. Si quieres el dinero, véndela.
Existen otras películas de superación deportiva que tiene en Rocky, el título más comercial y popular del género. De esta emana un mensaje: la unión de amor y esfuerzo para conseguir cualquier meta. Otros temas son los conflictos que se dirimen en la cercanía de un ring, encontrando con boxeadores "corajes" que se sienten sensibilizados por algunos conflictos o como activistas de las grandes causas. Así era la biografía del auténtico Mohamed Alí, llevado a la pantalla por Michael Man (Alí) y con el protagonismo de Will Smith.
-Si digo que te separen, háganlo límpiamente.
-¡No has tenido que meter a África!
Nos quedaría destacar las películas españolas que han centrado su argumento en este deporte, Segundo Asalto, la parodia y el homenaje de Yo hice de Roque 3 o el documental de Isaki Lakuesta (Cravan VS Cravan). Si tu eres uno de los que abominan de este deporte, de los consideran que es algo aberrante e incluso corrupto, vayan al cine. Y déjense enamorarse -también sufrir- por este arte dentro de las doce cuerdas.
0 comentarios