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Literatura y cine.

Amor en tiempos del cólera: Un reto fallido de Mike Newell.

Amor en tiempos del cólera: Un reto fallido de Mike Newell.

Es el mejor escritor del siglo XX, por lo que el realizador Mike Newell lo tenía muy complicado, cineasta habitualmente eficaz y de merecida resolución comercial, responsable de títulos como Donnie Brasco, Cuatro bodas y un funeral,  Harry Potter y el cáliz de fuego o la actual versión del Dickens: "Grandes Esperanzas".

- Tu padre me ha dicho que te va a retener aquí, un año.

- Un año no es nada. Nos enviaremos telegramas como antes nos enviábamos cartas.

Florentino Ariza (Unax Ugalde), joven telegrafista y pobre poeta, se enamora de una bella adinerada, Fermina Daza (Giovanna Mezziogiorno) que se juran amor eterno hasta que su padre, les separa y ella se casa con Juvenal Urbino (Benjamin Bratt), el médico que erradicó una epidemia de cólera en la ciudad. Mientras Fermina parece olvidarle, Florentino (Javier Bardem), ahora rico y mujeriego, mantiene viva la pasión durante 51 años, 9 meses y cuatro días.

- Casada.

- Sí, pero esperaré que su marido muera.

- ¿Es viejo?

- No, pero esperaré lo que haga falta.

Trasladar al séptimo arte esta obra maestra de la literatura, llena de viajes interiores y con una historia que abarca muchos decenios, es uno de los mayores retos, amén de pifias, que ha visto el cine en pantalla grande desde que otorgaran sus once Oscars a Titanic; y eso que participó en el guión nada menos que el oscarizado Ronald Harwood por El pianista (Roman Polanski) y un buen equipo tras las cámaras. ¿Qué hacen, entonces, el productor Scott Steindorff (La mancha humana), Harwood, el versátil Newell y este extraño reparto en una adaptación de García Márquez? Serán consecuencias de la globalización y de una industria cada más encorsetada al placer del dólar, a cualquier precio, porque a parte de estas premisas, lo desconozco.

El amor en tiempos del cólera acababa trascendiendo su naturaleza genérica para entrar en el ámbito de lo simbólico: el amor, versión Gabriel García Márquez, se redefinía como vocación de inmortalidad en constante pulsión con la erosión del tiempo, la contingencia de lo terrenal y la putrefacción de la carne. He leído la novela un par de veces y, como lector, entre mis observaciones puedo defender el potencial subversivo de la historia: en plenos años ochenta, cuando la palabra amor se había convertido en malsonante, el escritor se había atrevido a abordar el tema desde una óptica casi revolucionaria, despojada de ironías. Sin embargo, me quedó una extraña sensación tras su lectura; la historia me gustó y sin duda se trataba de una gran novela, pero era como si hubiese asistido a un concierto de la Filarmónica de Viena a partir de un repertorio de Camela. El escritor colombiano había escrito una novela rosa -en toda regla- con los materiales nobles de un portentoso dominio del lenguaje y una desbordante celebración del estilo.

El amor en tiempos del cólera, en su versión cinematográfica, es extender la mirada de García Márquez a unos rincones en donde su óptica sentimental incluso ahoga nuestra lectura de la historia. Mike Niwell logra que en su traducción a la pantalla se pierda todo, incluso el fondo, eso que muchos han llamado "espíritu" y-que al menos- han sabido rescatar otras adaptaciones próximas. Pero ahí no acaba la cosa. El resultado de Newell se acerca al folclore imaginario y casi colonial, que al realismo mágico, que aparece incluso en aquellos actores que exasperan los tópicos latinos: el caso de John Leguizamo clama al cielo. También hay mucho de desconcertante en la interpretación -y sucesivas caracterizaciones- de Javier Bardem, aunque, es cierto, que esta imagen del personaje sea uno de los pocos puntos comunes con el original: el Florentino Ariza que camina como un viejo antes de serlo y cuya desnudez revela contradictorios grados de decadencia ya fue imaginado por Gabriel García Márquez, aunque su traslación a imágenes fuera de cualquier atisbo de incredulidad.

La película de Newell demuestra que, para la literatura latinoamericana, el cine es como la muerte, aquello que todo lo iguala: ya sea García Márquez, Isabel Allende o Laura Esquivel. No importa la calidad literaria de sus originales, porque las adaptaciones cinematográficas son nefastas.

                

                          

              

Coriolanus: Shakespeare en tiempos modernos.

Coriolanus: Shakespeare en tiempos modernos.

Uno de los dramas más oscuros y menos conocidos de Shakespeare ha sido llevado a la gran pantalla por Ralph Fiennes, con la curiosidad de estrenarse en las salas, al mismo tiempo que en la televisión de pago e Internet. Este debut como director nos conduce a una pesimista reflexión sobre el poder político a cargo del dramaturgo inglés, que traslada su argumento a la época reciente, aunque conservando parte del texto original. Eso sí, reservándose el papel principal, el general expulsado de Roma por sus tendencias autoritarias y que se une con el enemigo para reconquistar el poder perdido. 

Todo el mundo conoce Otelo, Hamlet, El mercader de Venecia, Julio César y sobre todo Romeo y Julieta; pero existen un puñado de obras maestras que son menos conocidas entre el gran público. Una de ellas es esta Corielanus, otra podría ser Tito Andrónico, con la que mantiene algunas similitudes. Ambas nos dirigen por la senda del poder tomando como escenario la Antigua Roma, ambas cuentan con un general romano como principales protagonistas y las dos han servido para unas películas con destacados actores como ganchos. Corielanus con Ralph Fiennes y Vanesa Redgrave, mientras que Titus (Julie Taymor) con Anthony Hopkings y Jessica Lange. Como sucedía con Titus, la apuesta de Fiennes traslada la acción al presente (aunque es verdad que la película de Taymor entrelazaba la antigua Roma con la moderna), contextualizando el conflicto -aunque de un modo difuso- en los Balcanes.

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Eso es lo que hace grande a Shakespeare, que se puedan recrear sus textos o su esencia en cualquier época y lugar, sin convertir sus ideas en un collage surrealista. A Shakespeare lo encontramos en el Japón de los samuráis de Kurosawa (Trono de sangre), el universo de las artes marciales (Romeo debe morir) o  la Guerra de los Balcanes, con Coriolanus. Shakespeare trasmite un mensaje universal. Vanesa Redgrave explicaba el enorme interés que suscitan sus obras, situándose como el literato más adaptado de la historia: "Shakespeare es accesible en todo momento, trata temas morales y domésticos, miedos,  logros y política. Escribe de la gente corriente como de las maquinaciones de los que ostentan el poder".

Redgrave interpreta en la película uno de los papeles centrales para comprender la historia, la madre del personaje principal; acompañada de un reparto solvente en el que destacamos a Gerlard Butler, en un papel secundario. E incluso, nos encontramos con una de las actrices de la temporada, Jessica Chastain.

 -¡Yo soy Caius Marcio Coriolano!

                           Ralph Fiennes

La verdad es que Ralph Fiennes lo borda, porque ya conocía al personaje al interpretarlo en el teatro. El actor británico es uno de los grandes nombres de la interpretación, con un puñado de destacados personajes como el comandante nazi Amon Göth en la película La lista de Schindler, dirigida por Steven Spielberg; el villano Lord Voldemort en la saga de Harry Potter, o el cartógrafo húngaro, el conde László Almásy en El paciente inglés (Anthony Minghella). En Coriolanus, nos cuenta la historia de un general romano Caius Marcio, personaje real de la Roma del siglo V a. C,  para describirnos los temas clásicos del dramaturgo inglés: la hipocresia de la política, la ira y la venganza. Caius Marcio es un soldado brutal que desprecia la falsedad de la política e incluso al pueblo. Fiennes lo retrata como el Aquiles de Troya (Wolfgam Petersem), con derroche de tetosterona y despreciando lo "innoble" en todo aquello que defiende. Al final la película resulta algo irregular, aunque haya que reconocer que el asalto a la dirección se haga con un merecido respeto. 

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Dickens, una literatura clásica en el cine.

Dickens, una literatura clásica en el cine.

-Siendo Pirrit el apellido de mi padre y Phillip, mi nombre de pila, mi lengua infantil no fue capaz de pronunciar algo más largo que Pip y así es como me llame, Pip.

 Charles Dickens fue el representante de una literatura de la era victoriana, marcada por la Revolución Industrial inglesa, autor de algunas obras celebérrimas que el cine ha querido destacar por su lucha entre las clases ricas y pobres, la división de la sociedad que para bien o para mal sigue imperando en la actualidad. 

-Yo nací un viernes de febrero, amigo. En la vieja Inglaterra se dice que los nacidos en viernes y en invierno, tendrán la facultad de ver duendes y espíritus.

Existe de Dickens casi un centenar de adaptaciones entre el cine y la televisión. El presidente y el jurado (dentro del archivo de RTVE) o "Dickens of London", serie de los años setenta, son dos ejemplos de este gran literato y de su intensa preocupación social. La miseria, las plagas, la explotación infantil y la ineficacia de la justicia eran temas que aparecían en sus novelas que Dickens tenía la costumbre de publicar a modo de folletín en los diarios de un "egoísmo humano".

-Pero ¿no hemos comido hoy lo suficiente, no bebemos todos los días? El mayor defecto que existe en nosotros es el egoísmo humano. 

 La primera adaptación cinematográfica de un texto de Dickes: "La muerte de Nancy", corresponde a su personaje más célebre, Oliver Twist. En el cine mudo tuvo una gran acogida, de hecho, antes de la grandes películas de David Lean (años cuarenta) sus principales historias ya habían sido presentadas en sociedad por el cine. Personajes como Ebenezer Scrooge, Fagin, David Copperfield, Charles Darnay, Oliver Twist, Micawber y otros, son tan bien conocidos, que se puede hasta creer que tienen una vida fuera de sus novelas y que sus historias continuarían con otros autores.Uno de los primeros actores infantiles que interpretaron al pequeño Oliver Tiwst fue el compañero de reparto de Chaplin en El chico. Curiosamente, Chaplin, quién jamás adaptó una obra de Dickens, fue el que mejor supo heredar eso que llamamos "espíritu", ahondando en sus miserias pero también en su nobleza y humor. 

                            F. Bartholomew David Copperfield

-Mi lema ha sido siempre "nihil esperandum", resumiendo "nunca desesperes".

Una de las curiosidades fue el ensayo escrito por el soviético Eiseistein "Dickens, Griffith y nosotros", en donde se servía de sus propias teorías sobre el montage que le darían gran relevancia cinematográfica: "El montaje paralelo se había convertido en el sello de mi obra, al principio la compañía se opuso, pero les dije que Dickens ya lo había hecho y que yo lo haría también".

-Por favor señor, quiero un poco más.

-¿Cómo? 

-¿Cómo? ¿Cómo?

-¿Ha pedido más? 

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Oliver Twist proporciona un idealizado retrato de un joven irrealmente bueno, cuyos valores jamás son subvertidos por brutales orfanatos o forzadas intervenciones en una banda de pequeños carteristas. Frente al personaje del niño que representa la bondad, los adultos en la historias de Dickens suelen identificarse con la avaricia. Son personajes ruínes, malvados como los de Oliver Twist, Mr. Scroogh de Cuento de Navidad o el tío Ralph de NICHOLAS NICKELBY (Alberto Cavalcanti): ¡¡Paparruchas!!.

-Si llegaré a ser el héroe de mi propia vida o si ese lugar lo ocupará alguna otra persona, estas páginas lo revelarán.

Dickens ha estado presente en una multitud de proyectos cinematográficos. Truffaut incluiría a David Copperfield en su catálogo de "obras prohibidas" en su visionaria Farenheitt 451; David Lean fue el gran adapatador de Dickens, aún no superado, con Cadenas rotas y Oliver Twist. También destacamos "Historia de dos ciudades", de James Conway, y el "David Copperfield" de George Cukor. Pero también encontramos actualizaciones de muy diverso talante cinematográfico como "Grandes esperanzas" o "Los fantasmas atacan al jefe".

La buena literatura nunca envejece y es universal, además de no contar con los derechos de autor, lo que hacen de Dickens y otros tantos autores, que una y otra vez sean adaptados por el séptimo arte. 

                           David-Copperfield-007

                                  oliver carol reed

                         Los-fantasmas-atacan-al-jefe

El libro objeto de culto, fantástico y cinematográfico.

-Esta Biblia es el primer libro que se imprimió y representa el inicio de la Edad de la Razón. Yo creo que la palabra escrita es el mayor logro de la humanidad. Sí, ríete. Pero si nuestra civilización se acaba, salvaré al menos un pedazo de ella.

El día de mañana, Roland Emmerich.

En toda historia, tanto literaria como cinematográfica, es normal presentar el enfrentamiento entre el poder del bien y del mal por un objeto mágico capaz de dotar a su dueño de un gran poder. Estos han sido variados y variopintos, desde espadas, anillos, lanzas o arcas, pero también encontramos en un espacio muy destacado a los libros.

-¡Ya sé lo que son libros! Tengo muchos en mi casa.

-¡Ya, teveos!

-No, La isla del tesoro, El último mohicano, El mago de Oz, El señor de los anillos, 20000 leguas de viaje submarino, Tarzán de los monos.

Todos sabemos lo que es un libro, pero no todos saben de lo que son capaces. Otro cineasta alemán, afincado igualmente en Hollywood, Wolfgam Petersem nos contaba el poder de la imaginación de un libro en manos de un niño, en esa fantástica aventura llamada La historia interminable.

                                 La historia Interminable-4

-¿No te has convertido nunca en el capitán Nemo atrapado en tu submarino mientras te ataca un calamar gigante?

-Sí.

-Y, ¿no tenías miedo a no poder escapar?

-Pero, si solo es un cuento.

-Eso es a lo que me refiero, los libros que tu lees sólo son cuentos.

Un libro puede servir para ayudar a unos detectives a resolver unos crímenes (David Fincher, Seven) o para denunciar una injusticia social (Criadas y señoras).

-Debes leer el libro, es muy escandaloso.

-¿Qué libro?

-Se titula, Criadas y señoras.

Existe el poder redentor de los libros, para alejar de la violencia a un conflictivo joven neonazi en American History X o para recuperar la dignidad de un preso negro en Huracan Carter.

- Veía a Nelson Mandela, en su celda, escribiendo su libro. Y veía a Hugh Hitz, y a Victor Hugo, y a Emilè Zola. Y me preguntaban, ¿eh, Rub, qué haces ahí dentro? “¡Yo os conozco, chicos!”. Eso es magia, Lesla.

Pero el conocimiento es también un arma poderosa y si se quiere acabar con él, primero hay que destruir los libros. El cine se ha interesado, por ejemplo, en la quema de libros llevada a cabo durante la Alemania nazi; tema que quedaba sublimado en la tercera entrega de la saga de Indiana Jones, La última cruzada.

- ¿Qué le dice ese diario que no nos diga a nosotros?

- Me dice que los cretinos como usted, que andan a paso de ganso, deberían leer libros, en vez de quemarlos.

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El libro es señal de conocimiento, de emancipación intelectual, de libertad; en definitiva de "cordura" ante ciertos gobiernos. Como en los regímenes totalitarios y dictatoriales, los mundos distópicos también se caracterizan por un control del pensamiento. Ya lo decía Wilson (John Hurt) en 1984 (Michael Radfort): "Desde la era del Gran Hermano y la policía del pensamiento, un hombre muerto os saluda". Estas distopías señalaban la contradicción entre el bienestar y la sociedad supuestamente perfecta. Sus gobiernos habían logrado suprimir la individualidad y con esta frenaban cualquier actividad que fomente el interés intelectual y la lucidez, como el arte o la literatura. En este sentido, no hay obra referencial como el de Fahrenheit 451, novela escrita por Ray Badbury. El título - que alude a la temperatura que debe alcanzar el papel para que arda - es una fábula en donde un bombero pirómano se cuestiona las reglas de su sociedad, bajo un agobiante control del pensamiento sucumbiendo la cultura escrita a la audiovisual.

- Los libros no son más que trastos inútiles, sin ningún interés.

- Entonces, ¿por qué hay quienes lo siguen leyendo a pesar del peligro que corre?

- Precisamente por qué está prohibido.

- ¿Y por qué está prohibido?

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El libro de Eli es la última parada cinematográfica en donde el libro cuenta con un gran valor para una sociedad post apocalíptica en donde la anarquía lo domina todo. Este libro es la Biblia, empleada por unos como un instrumento de control, y por otros, como una herramienta a favor de una espiritualidad perdida.

- Todo por un puto libro.

- ¡No es un puto libro! Es un arma, un arma que apunta al corazón y al alma de los débiles y desesperados. Con ella, podemos controlarlos.

El enigma del cuervo.

El enigma del cuervo.

- No espero ni pido que alguien crea el extraño aunque simple relato que me pongo a escribir. Loco estaría si lo esperara, aunque mis sentidos rechazan mi propia existencia. No estoy loco y sé muy bien que no es un sueño. 

En el magnífico episodio de Maestros del horror, El gato negro (Stuart Gordon),  se contaba la torturada y creativa vida de Allan Poe, situando al escritor en el abismo del alcohol y la locura; en El enigma del cuervo se retoma este conocido lado oscuro del personaje, centrándose en los últimos días del autor. Su director y guionista combinan diferentes géneros para contarnos una ficción en torno a una de sus obras más conocidas El cuervo y echando mano de ideas ya conocidas en el cine. 

-"Lo repito", dijo el cuervo. 

-"¡Nunca más!". Es un poema muy apreciado.

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"Vivía en un cuchitril, vivió pobre durante toda su vida, pero era famoso. Era como Baudelaire, alguien capaz de cautivar con su poesía, mientras vivía en el arroyo junto con los borrachos y los drogadictos", con estas palabras nos presenta John Cusak, el nuevo alter ego del escritor.  El vengativo gato negro, la ruinosa casa de Usher, El corazón delator, y como no, El cuervo. Todos estos son iconos que se asocian a la angustia existencial, inquietante y terrorífica del escritor. De hecho, el cine siempre ha sentido una fuerte atracción por las posibilidades que brindan la obra de este genio de la literatura gótica.

-Estoy sin blanca.

-Pues escriba otro Corazón delator, la gente adora la sangre, adora la muerte. Necesito relatos, historias apasionantes.

-He agotado todos mis recursos. 

-Procura dejar el alcohol y esos brevajes que te pudren el cerebro. 

-Solo bebo ocasionalmente para ser sociable, para vencer mi timidez. 

Como en otras muchas recreaciones de la vida y obra de Poe, el filme de James McTeigue recoge la esencia dramática que subyace bajo el horror de sus historias, unos relatos minuciosos de las obsesiones y miedos más profundos del ser humano. En este sentido, la historia arranca con dos mujeres muertas que parecen seguir el patrón de sus propios relatos, los macabros cuentas de Allan Poe que inspiran a un asesino en serie. Relatos como El barril del amontillado,  que convertirán al propio autor en un improvisado detective para darle caza. No en vano, Poe fue el creador de la novela criminal con su personaje Auguste Dupin, uno de los precedentes más claros de Sherlock Holmes. Una idea que resulta original, a pesar de que no es el primer escritor real que aprovecha su propia literatura para apresar a un asesino. Esto ya fue planteado en Los pasajeros del tiempo, en donde Nicolas Meyer hacía viajar a través del tiempo y del espacio al mismísimo H.G.Welles para perseguir nada menos que a Jack el Destripador. La diferencia, y esto es lo mejor de la película, es la recreación de un intenso thriller de época que coincide con otra película estrenada en Estados Unidos y con Poe como personaje: Tiwst de Francis Ford Coppola. 

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-Mis escritos parecen haber inspirado a un verdadero asesino. 

Sólo el hombre que imaginó las historias puede parar al asesino, así comienza una carrera contrarreloj para encontrar a Emily, la próxima víctima antes de que aparezca muerta. Pero, para complicar la situación, el asesino le reta. 

-Desafío a la brillante mente de Edgar Allan Poe a un juego mental, volveré a matar y dejaré pistas en el cadáver. 

Un curioso tributo al genial escritor americano, a pesar de ser ficción y recordar desde el Dupin, de Poe, Sherlock Holmes, e incluso al asesino de prostitutas del Londres victoriano Jack el Destripador.

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Elemental, mi querido Holmes: el personaje de Conan Doyle, en el cine.

Elemental, mi querido Holmes: el personaje de Conan Doyle, en el cine.

- Me hace usted pensar en Allan Poe y en Dupin. Nunca me imaginé que esa clase de personas existiese sino en las novelas.
Doctor Watson en Estudio en escarlata. A. Conan Doyle.

William Sherlock Scott Holmes, así fue bautizado originariamente el famoso detective creado por A. Conan Doyle, en honor a un profesor suyo de universidad, el teólogo William Sherlock y el escritor Walter Scott. Instalado en la célebre Baker Street, forma una de las parejas más carismáticas de la literatura y el cine, junto a su amigo y biógrafo Doctor Watson, personaje creado para mayor gloria de Holmes. 

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Holmes representa al investigador de salón, caracterizado por el crimen aparentemente perfecto y el análisis deductivo, como corresponde a una época del desarrollo del pensamiento científico. Se materializaba el triunfo de la justicia y de la inteligencia sobre el crimen; pero fue su carácter vanidoso y rebosante de autosatisfacción otra de las características de los futuros detectives. Aunque el personaje pueda resultar algo apolillado o demodé, su influencia en el séptimo arte o la literatura, ha sido determinante. No por ser la ficción literatira más adaptada al celuloide, sino por su estilo que ha marcado una tendencia. De hecho, cada vez que aparece un personaje con dotes deductivas es fácil asociarlo con Sherlock Holmes. 

Numerosos actores han puesto rostro al conocido detective de Baker Street y es curioso cómo un personaje que sobresale por su don de la palabra, atrajese la atención en el cine mudo. Así, desde la primeras versiones silentes a las recientes de Guy Ritchie, aparece con una infinidad de formas. 

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-Me han cargado con esta absurda vestimenta que el público espera ver.

-Eso es por culpa de algún ilustrador. 

-Y han hecho de mí, un virtuoso del violín. Ahí tengo una invitación de la Sinfónica de Liverpool para actuar como solista en el Concierto de Mendelshon. 

-¿De veras?

-Y apenas podría seguir el compás de un vals o de otro compás supestamente fácil.

El sombrero, la gabardina, la pipa y el inseparable violín. Al cine le gusta presentar a sus personajes más célebres con una imagen arquetípica que a veces no coincide con la realidad. Este diálogo aparecía en La vida privada de Sherlock Holmes (Billy Wilder) y esta imagen coincidió con muchas de sus recreaciones. Desde la serie de la Universal, encarnados por la pareja de Basil Rathbone y Nigel Bruce, a las versiones de los años ochenta, como la de Hayao Miyazaki y Spielberg, como productor (El secreto de la pirámide).

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Quizás el espectador se sorprendiese con las versiones de Guy Ritchie, pero se trata de una de las fieles al texto. Desde la novela Estudio en escarlata,  presenta sus dotes para elocuencia y la deducción, pero también aparece como un personaje muy físico. Alguien que se disfraza, práctica el bóxeo o que domina las artes marciales. De hecho, en la película del cineasta inglés, el carácter deductivo se observa incluso en las peleas:

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-Primero, distraer al objetivo, luego bloquear su llave. Contacto en la mejilla izquierda, desconcertarlo. Aturdido, intentará un rechazo. Fracturar y romper las costillas fisuradas. Patada en el diafragma. Resumen: zumbido de oídos, tres costillas fisuradas, cuatro rotas y hemorragia abdominal.  

El género clásico destacaba su capacidad intelectual frente al alarde pirotécnico, sin abandonar su característico y socarrón humor británico. Así, aparecía de la mano de Basil Rarhbone, en uno de los episodios centrados en su eterna lucha contra su archienemigo, el profesor Moriarty (Sherlock Holmes contra Moriarty). 

-Es un gran cerebro, lo admito, tanto que deseo donarlo a la sociedad científica de Londres. Su estudio sería interesante. 

Y así, en La vida privada de Sherlock Holmes.

-Holmes, no quiero que piense que soy indiscreto, pero ¿no ha habido mujeres en su vida?

-La respuesta es sí, me parece usted indiscreto. 

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Para quien quiera una puesta al día del mítico personaje, le recomendamos la magnífica serie de la BBC, Sherlock, que le traslada a la época actual. También merece la pena, otra recreación del personaje que nos traerá el cineasta José Luis Garci con Holmes, Suite, Madrid. Tuvimos la suerte de conversar una de las actrices de la película, Macarena Gómez, quien nos comentó algo de su argumento: "Se trata de una historia ambientada en una vistita de Sherlock Holmes y Watson a Madrid, que vienen porque están sucediéndose una serie de asesinatos y se piensa que puede ser un Jack el Destripador. La película centra la investigación, pero también es una historia de iniciación, un viaje interior, en donde descubrirán el calor y la pasión de un Madrid, que vivirán de forma pasional, viniendo de un Londres, frío".

La influencia de Allan Poe en el género del terror.

- No espero ni pido que alguien crea el extraño aunque simple relato que me pongo a escribir. Loco estaría si lo esperara, aunque mis sentidos rechazan mi propia existencia. No estoy loco y sé muy bien que no es un sueño.

 El gato negro. Stuart Gordon. Maestros del horror.

 Este año se cumple dos siglos de la muerte del escritor norteamericano Allan Poe, maestro del relato corto de terror; vamos a hacer un recorrido por su influencia en el séptimo arte. Lo que sucede es que en este homenaje resulta difícil separar la emoción sentida hacia este autor y el hecho de acercarme a su amplia producción desde la perspectiva cinematográfica. No podría negar que junto a Stevenson o Lovecraft, Poe es uno de los escritores a los que más me acercado como lector, lo que me impide tratar sus adaptaciones como un simple cinéfilo. Sobre todo cuando algunos de sus títulos fundamentales nunca han sido adaptados u otras versiones desvirtúan por completo el alma del original.

  

 No obstante, la estela de las obras de Edgar Allan Poe, en las artes visuales contemporáneas, y en concreto en el cine, ha sido alargada y ha acompañado al celuloide en su siglo de existencia. El vengativo gato negro, la ruinosa casa de Usher, El corazón delator, y como no, El cuervo. (El cuervo, Roger Corman)

- De repente, algo sonó. El rumor de alguien llamando suavemente a la puerta de mi habitación.

Todos estos son iconos que se asocian a la angustia existencial, inquietante y terrorífica del escritor. De hecho, el cine siempre ha sentido una fuerte atracción por las posibilidades que brindan la obra de este genio de la literatura gótico-romántica. Cineastas como Dwain Esper en Maniac, W. D. Griffith con The avenging conscience o el francés Louis Mallé, en William Wilson, recurrieron a sus relatos buscando una estética morbosa sin otra finalidad que la de aterrorizar al espectador.

 - Se dice, señores, que el corazón es la morada de los sentimientos. Pero la experiencia nos demuestra que es morada de nuestras angustias, de nuestros miedos.

 Otros lograron transmitir la esencia dramática que subyace bajo el horror de sus historias, unos relatos minuciosos de las obsesiones y miedos más profundos del ser humano. Roger Corman lo hizo en medio centenar de ocasiones, como vemos en este ejemplo tomado de su película La obsesión.

- Sus dedos crispados y sus uñas resquebrajadas, en un intento de abrir el ataúd. Todo eso tenía un significado muy especial para mí. Yo vivo con la obsesión de ser enterrado vivo.

 Sobre todo porque las Narraciones extraordinarias de E. A. Poe se prestan a una multitud de enfoques y es tan buen material para lo intelectivo como lo mórbido. Uno de los mayores atractivos de la obra Poe es que, en esencia, lo que cuentan son viajes a lo más oscuro del alma humana.

- Te morirías de hambre si no fueras por mí. Déjame. Dependerás de mí mientras viva.

                     Allan Poe en el cine

Por eso, la capacidad de abstracción de los recursos narrativos en el cine resultan ser, una herramienta vital para reflejar el estado febril de sus historias. Así, por citar un ejemplo, ya en el cine mudo, Jean Epstein reflejaba muy elocuentemente las ensoñaciones del relato La caída de la casa de Usher, en su película homónima. En este sentido, el realizador francés lo concibió como un sueño evocador, una pieza visual magnética, con un fondo completamente amargo.  


 - Sí, he fabricado algunos de los aparatos de tortura y horror que Poe describió en sus historias.

 Con las obras de Poe como telón de fondo, encontramos alocadas aportaciones de la Universal, como Doble asesinato de la Rue Morgue (Robert Floery), El péndulo y el pozo, El gato negro o El cuervo (Lew Landeu). Algunas muy interesantes, pero que apenas conservan más que el título de la obra original.

 - Que tortura más deliciosa, Bateman. Soy grande de Poe. Poe sólo lo concibió, yo lo he puesto en práctica.

 Esto ha sido la práctica más habitual o lo que es lo mismo: ponga Poe en su cartel, ponga sexo explícito y aporte tortura y sangre a su guión. El séptimo arte encontró un filón inagotable en sus Narraciones extraordinarias tanto para un corte como un descosido de todo guionista falto de escrúpulos a la hora de enlazarla a cualquier historia de suspense, según la fórmula que se aplicaba para las adaptaciones de la Universal del personaje de Conan Doyle, Sherlock Holmes.

 Sin embargo, con respecto a Allan Poe, todavía tuvo que llegar quien adaptara fielmente su obra, quedando en la posteridad cinematográfica. A Roger Corman se le debe algunas de las mejores adaptaciones del maestro del terror. Sus producciones con sabor a decadencia, casi siempre protagonizadas por Vincent Price y adaptadas por Richard Matheson, dejaron tras de sí algunas de las obsesiones poenianas. Así vemos, en La tumba de Ligelia:

- Aquí yace una bondad que no puede morir, el hombre no se arrodillará bajo los ángeles, ni yacerá muerto para siempre. No es la flaqueza de su genio.

También nos dejó algunas estupendas bromas, como en El cuervo:

- ¿Dónde estas monstruo? Dime la verdad, ¿volveré a estrechar mis brazos a aquellos delicados de esa doncella que los ángeles llaman Ruth?
- ¡Cómo diablos voy a saberlo yo. Sólo soy un cuervo!

 El denominado “Rey de la serie B” ha dirigido medio centenar de películas adaptando obras de Poe. De hecho, Roger Corman, constituye nuestra frontera imaginaria entre las producciones intelectuales y las netamente morbosas.

 De la edad dorada del terror de la Universal y Roger Corman, Poe pasó casi de puntillas por el cine italiano de los años sesenta y setenta, con producciones de Antonio Margaretti, Lucio Fulci o del mismísimo Federico Fellini, quién firmó el mejor episodio de una coproducción europea recogida bajo el título de Historias extraordinarias. Adaptando el relato de Allan Poe, No te apuestes la cabeza con el diablo, aunque con el nombre de Toby Dammint, era un viaje alucinado de los monstruos interiores surgidos de la imaginación del escritor, en los tiempos modernos.

Desde los años ochenta, la influencia de Poe en el cine fue languideciendo aunque muchas películas recurrieron a las obsesiones y horrores que describiese dos siglos atrás, y algunos cineastas se atrevieron con nuevas versiones de los títulos más clásicos. En este sentido Jan Svankwayer hizo de El pozo y el péndulo una estremecedora historia sobre los horrores de la Inquisición. Luego, vendrían Los Simpson o Tim Burton, quien recurrió al escritor para definir a uno de sus primeros personajes, Vincent. Toda una genialidad del stop-motion, en la que homenageaba a Poe y a Vincent Price.

- Mientras otros cientos de niños leen tebeos de ancianos, a Vincent es Edgar Allan Poe quien le llama la atención.

 Después de este recorrido a una de las principales almas del género del terror en la gran pantalla, podríamos cerrar una cita del propio Poe, relacionada con la que abríamos el reportaje. "Todo lo que vemos o nos parece ver no es otra cosa que un sueño dentro de un sueño". ¿No será por eso por lo que nos aterrorice lo desconocido? ¿Y las pesadillas que albergamos en nuestro interior? Nunca es tarde para recuperar una de las grandes joyas de la literatura del género, o para descubrirla. Y fíjese bien cuando vaya a dormir, es posible que se le aparezca un cuervo que repita: “Nunca jamás”.


Gabriel García Márquez, entre el cielo literario y el infierno cinematográfico.

Gabriel García Márquez, entre el cielo literario y el infierno cinematográfico.

 Cualquiera de los que hayan leído a este autor y entienda algo de cine, observará la gran dificultad para adaptar a un lenguaje cinematográfico el personalísimo estilo de Gabriel García Márquez, lo que no ha impedido que decenas de directores hayan tropezado en la misma piedra.  Sus novelas han dado pie a numerosas películas, gran parte de ellas todo un fiasco, que nuevamente ponen de relieve la poca estima por los originales o por mantener una cierta dignidad las obras literarias. Eso de que algunas novelas nunca tuvieron que salir a luz de la cinematografía destaca sobre todas las cosas en el caso de García Márquez (gracias a Dios, nadie se ha empeñado en adaptar Cien años de soledad), pero recurrir a estilos tan personales y a diversas nacionalidades para plasmar en imágenes una letra tan sagrada, no ha mejorado este panorama.

En La viuda de Montiel, el chileno Miguel Littin versionaba un cuento sobre una mujer que afronta la muerte de su marido, cacique del pueblo. Se podían reconocer a Geraldine Chaplin y Katy Jurado entre los papeles principales del reparto.

- Así, el Senado de salvación otorga pensión íntegra correspondiente al 76% de su salario mensual a quienes combatieron al ejército revolucionario e incluyendo a aquellos que participaron en los conflictos religiosos.



 Para ser justo, habrá que recordar que existe, al menos, una adaptación como poco respetable de una novela del escritor colombiano, El coronel no tiene quien le escriba, transplantada a un universo inequívocamente personal como es el de Arturo Rimpstein. El realizador mexicano dirigía a Fernando Luján, Marisa Paredes y Salma Hayek en este drama sobre un militar a la espera de la pensión prometida.

 - Ya ni parecemos compadres, ahora ni siquiera aparece. Antes venía a oír el mujerón. Me tiene muy abandonada.
- No dan a uno para penas y mortificaciones.

 La relación de García Márquez con el cine viene de lejos y puede fecharse en su colaboración en una especie de manifiesto surrealista caribeño, La langosta azul, pero la lista de películas en las que ha participado el escritor, aportando sus novelas y sus cuentos como base argumental, o encargándose del guión cinematográfico, es larga y desigual. Crónica de una muerte anunciada, en donde el italiano Franceso Rosi asumía esta adaptación centrada en un crimen inevitable, reunía en el reparto a Rupert Everett, Ornela Mutti y Anthony Delon.  Edipo Alcalde (Jorge Ali Triana) o El señor muy viejo con unas alas. (F. Birri) son algunos ejemplos de adaptaciones de la prosa de García Márquez al formato audiovisual que no han gozado de la misma fortuna.

 - Son ciento ochenta y dos pesos con cuarenta centavos. Los panes son más caros.
- ¿Y eso por qué?
- Porque son más tristes.
- Pues esta semana nos tocan dos fiestas alegres que pan que me llevo y estamos en paz.

 En general, el grueso de la nómina de directores, muchos de ellos respetable e ilustres, además de reincidentes en el interés por la obra de García Márquez, han sufrido en carne propia esa tendencia inexplicable de su prosa a trivializarse, a amanerarse al entrar en contacto con la pantalla o la exposición a la cámara cinematográfica. Y eso, a pesar, del incuestionable empeño y a las mejores intenciones.

- Algo pasa en este pueblo, algo terrible.

 Tal desencuentro, puede achacarse, entre otras cosas a que casi ninguna de esas adaptaciones han surgido de la iniciativa espontánea de un cineasta, sino del resultado de una serie de combinaciones del negocio, tramitación de los derechos literarios y el azar.

 - ¡Qué años tan largos!
- ¿Cuáles?
- Los años en Chile, estas tres semanas. La vida se me ha hecho un infierno, desde que el viento me arrebató la sombrilla.



Esta globalización por las obras del literato colombiano, llevó a que el mozambiqueño Ruy Guerra rodase Eréndira, la historia de una joven que es prostituida por su abuela tras incendiarse su hogar, con Irene Papas y Claudia Ohana como protagonistas.

- Las putas y los escribanos son los únicos enamorados.
- Ahora resulta que las putas y los poetas somos una misma cosa.

 Los argumentos inventados por García Márquez, impregnados de un romanticismo dramático o paradójico, o de un tremendismo pintoresco, parecen sufrir una degradación sistemática que transforma las imágenes literarias en burdos tópicos visuales, y aproxima la grandiosidad descarnada de su manera de narrar, eso que recurrentemente se ha querido llamar realismo mágico, en alientos menos elevados, transitando los géneros clásicos y recavando en convenciones menos nobles, próximas al folletín.

- Lo más importante de un matrimonio no es la felicidad, sino la estabilidad.

Se hace difícil entender las razones que impulsan a los responsables de la industria cinematográfica a tropezar una y otra vez en la misma piedra. En las imágenes de la película Amores en tiempos del cólora, coinciden algunos de los tropezones más llamativos, reconocibles para cualquier espectador con un mínimo de experiencia pero, al parecer, invisibles para aquellos que dirigen este negocio. Por citar algunos de ellos, destaca en primer lugar la insensata insistencia por acumular toneladas de maquillaje para que los personajes parezcan ancianos, como también en esta misma línea la general torpeza del cine a la hora de mostrarnos romances propios de geriátricos. Eso sin detenerse demasiado en que uno de los símbolos de la literatura castellana del siglo XX esté rodado en inglés.