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Travelling. Blog de cine.

Con nombre propio.

Stallone: El actor que no se deja caer a la lona de Hollywood.

Stallone: El actor que no se deja caer a la lona de Hollywood.

Desde que se descubriera como un excelente héroe de acción, se ha ido puliendo hasta crear una cierta consistencia en el género, a pesar de sus deficientes cualidades interpretativas, su escaso don para la palabra y su exceso a la sobreactuación. Repasaremos lo mejor que nos está legando, sobre todo ahora que ha sido recompensado con el Globo de Oro como mejor actor de reparto en “Creed”, película que recupera la impronta del personaje más identificativo de su carrera: Rocky Balboa.

-Aléjate de esa lagarta de la tienda de animales, las mujeres debilitan las piernas.

-Pues sí, pero esa chica me gusta.

-¡Pues que te entrene ella!

Rocky no sólo fue la película que le convirtió en una leyenda sino que también le ofreció la oportunidad  de hacer sus pinitos en el guión (por el que estuvo nominado a los Oscar, junto con el de mejor actor).  Tras esa historia del boxeador italoamericano, con el corazón de oro, encontramos el tema del Sueño Americano –como telón de fondo-.

-Rocky, ¿no crees que América es el país de las oportunidades?


A pesar de que la productora se negó que el propio Stallone lo dirigiese, el personaje le brindó éxito y la oportunidad de protagonizar cinco secuelas. La última de estas, Creed, demostraba que el luchador que siempre se vuelve a levantar, cuenta con una faceta como actor que muchos se han resistido a reconocer. En la mejor entrega de la saga, el veterano boxeador entrenará al hijo de Apolo Creed, su rival en aquella primera película y luego, un gran amigo. 

Un joven Stallone se rodeó de un soberbio reparto internacional, en el que destacaron Michael Caine, Max Von Sidow o el futbolista brasileño, Pelé, en Evasión o victoria (John Huston). Una película sobre la épica del fútbol en un campo de prisioneros de la Segunda Guerra Mundial, en donde Stallone ponía a prueba sus dotes como portero.

                                

De la Francia ocupada viajamos a Vietnam, siguiendo la pista del otro gran personaje en su carrera como actor: John Rambo.

-Aquí solo puedes encontrarte problemas, amigo. ¿Vas hacia el norte o hacia el sur?


Las gafas de sol, el palillo de dientes y una chaqueta de cuero era la indumentaria de su siguiente personaje de Cobra, George P. Cosmetos. Un justiciero del cine de acción ochentero que nos dejó una frase mítica para el recuerdo: “El crimen es una plaga y yo soy el remedio”. Se trataba de una década que lo catapultó hasta lo más alto con Yo, El halcón, ambientada en los campeonatos de pulsos. Pero le siguieron una serie de fracasos de taquilla, por lo que el actor quiso aparcar su estatus heroico, rechazando algunos papeles en películas como protagonizar Terminaton (James Cameron), el de Christopher Reeves en Superman o el de Bruce Willis, en Die Hard (Jungla de Cristal)-solo por destacar algunos-. Eso sí, aceptó coger unos kilos para interpretar a un secundario en el drama carcelario Copland.

Cuando muchos le daban por acabado, años más tarde, recuperó los dos personajes que le dieron fama, en dos reboots otoñales en los que demostraba también sus habilidades como director.  De hecho, se ha enfundado los guantes para hacer frente a un otoñal y decadente Robert de Niro, como si en clave autoparódica se hubieran enfrentado en un hipotético combate, unos cansados y viejos Rocky Balboa y Jacke La Motta, en “La gran revancha” (Peter Segal, 2013).

Una relación especial es la que mantiene con Arnold Swarzzeneger, otra estrella del cine de acción ochentero que tampoco pasaba por un buen momento. Amigos desde que fueron socios de la cadena de Planet Hollywood, pasaron de echarse un mano a mano, en Plan de escape a compartir planos en Los mercenarios.

-Haría falta un pequeño ejército, solo un idiota aceptaría este trabajo.

The Expendables es una macho movie, escrita y dirigida por Stallone, en la que intenta recuperar el espíritu de los ochenta a través de un grupo de mercenarios, todos ellos actores veteranos del género dispuestos a saltar como adolescentes entre villanos armados hasta los dientes.

A sus 72 años “Sly” –como le llaman sus allegados- sigue en forma. De hecho, la historia de un determinado cine norteamericano no puede escribirse, pese a quien pese, sin la figura de Sylvester Stallone.

Mucho más que cine: La música de Ennio Morricone.

Mucho más que cine: La música de Ennio Morricone.

Existe una grata sensación cada vez que nos acercamos a la música de un gran compositor, ya sea la obra de Nino Rota, nuestro internacional Roque Baños o Ennio Morricone, en un día tan especial, en el que se celebra su 87 cumpleaños. Y lo hace no como alguien retirado de su profesión, sino  en plena forma como confirman sus siguientes proyectos con Quentin Tarantino o Terence Malick.

La música de cine está abierta, a menudo, a la acusación de que se consigue más potencia en cuanto se le asocian las imágenes por las que ha sido compuesta, pero en el caso de Morricone nos encontramos ante uno de los pocos compositores cuya música puede disfrutarse de forma independiente. Es más, puede permitirse el lujo de reconocer que gracias a su partitura se logra enfocar la película a un éxtasis completamente poderoso: Las melodías de Morricone tienen una forma muy particular de canalizar las emociones.

En su carrera, encontramos los grandes éxitos: los spaghetti westerns, La Misión, Cinema Paradiso o los violines de Chi Mai.  Sorprende la cantidad de trabajos destacados de Morricone,  aunando sensibilidades musicales de Europa y América, como la clásica, el folk, la música religiosa, el jazz y la vanguardista; como es único creando "ruido" en sus bandas sonoras. No es de extrañar que encaje perfectamente con la épica de los inmigrantes de Sergio Leone (Érase una vez en América) o los de Bernardo Bertolucci (1900),  e incluso con La Misión (Roland Joffé). Por no hablar de los spaghetti westerns, donde decenas de grandes obras de Morricone  desplegaron  sus vanguardistas voces europeas en un paisaje sonoro propio del Salvaje Oeste. Uno de sus cimas indiscutibles es el clíma de El bueno, el feo y el malo, que se acerca como una estampida distante de ritmos.

A pesar de ello, jamás ha ganado un Oscar (salvo el honorífico) aunque ha arrasado en los festivales europeos, adornando sus estanterías los Baftas, los David de Donatello e incluso Grammys.  Pero también hay una multitud de trabajos poco conocidos que merecen destacarse, e incluso aquellas partituras que preparó para películas españolas.

Queimada de Gillo Pontecorvo.

                         

 

La música de la película Orca.

                           

El tema principal de El secreto del Sáhara (Miniserie de coproducción europea).

                         

La luz prodigiosa, de Miguel Hermoso. 

                         

En memoria: Christopher Lee, el actor que ennobleció el cine de terror.

En memoria: Christopher Lee, el actor que ennobleció el cine de terror.

Christopher Lee, cuya imagen estará asociada – para siempre- al conde Drácula, fue mucho más que uno de los más grandes intérpretes del cine de género.  Vocalista en un grupo de música heavy, cantante de ópera, espía durante la Segunda Guerra Mundial y un amante del deporte, el cricket y los puros Montecristo. De origen aristocrático, dicen que su familia Carandini ha estado relacionada con el mismísimo Carlomagno y estuvo a punto de ser becado por el prestigioso colegio Eton, aunque no llegó a superar un examen en cuyo jurado estaba –nada menos- que el célebre escritor de relatos de fantasmas M. R. James.   

Su carrera comenzó en los años cuarenta, aunque habría que esperar a los cincuenta para materializar su popularidad de manos de la Hammer, productora inglesa que revitalizaría los grandes clásicos del género de terror que la Universal había inaugurado una década antes. Existe una curiosidad, se presentó a un casting para interpretar a un coronel en una cinta bélica, pero fue rechazado por no dar la talla como militar. Lo llamativo es que Christopher Lee se enroló como aviador en la Royal Air Force, aunque acabó sirviendo, de forma muy activa en Inteligencia.  En la Hammer no sólo formó pareja artística con su colega y amigo Peter Cushing, sino que reinterpretó uno de los personajes claves del cine de género: el vampiro de Transilvania, Drácula.

-¡Soy Drácula!

Su físico característico, alto y delgado, junto con su porte aristocrático, sirvió para dar vida al sanguinario conde que una vez ideó Bram Stoker. Aportando algo menos de diálogo que supo sustituir por sus gruñidos, revitalizó el personaje de tal forma que lo convirtió en un icono del siglo XX, aunque Christopher Lee llegaría a la extenuación y a renegar del conde Drácula. De hecho su legado al cine fantástico y sobrenatural, en general, y a la Hammer, en particular, fue mucho más amplio, descubriéndose su rastro tanto en Frankenstein como en Sherlock Holmes, con la curiosidad de ser el único actor que ha encarnado tanto al famoso detective creado por Conan Doyle como a su hermano en la ficción, Mycroft Holmes, nada menos que a las órdenes de Billy Wilder, en La vida privada de Sherlock Holmes.

Ya sea como protagónico o secundario, asumió en muchas ocasiones el rol de villano en variaciones de las más inquietantes historias (desde Fumanchú a la momia o Rasputín), hasta convertirse en una presencia icónica imprescindible más allá de lo que el terror le podría ofrecer. Así aparecía en la trilogía de El señor de los anillos, como el mago Saruman, o en la saga de Star Wars, el conde Duku, un personaje menor pero clave para la historia, al ser quién idease la célebre “Estrella de la Muerte”.

Igualmente fue la imagen de 007 que tuvo en mente Ian Flemming, primo del actor, materializándose en uno de los villanos Bond más recordado, Scaramanga, El hombre de la pistola de oro. Y un intérprete habitual en las películas de Tim Burton, con pequeños papeles entre sus fantasías tenebrosas.

Christopher Lee fue mucho más. Apareció en algunos títulos emblemáticos de otra productora británica emblemática del cine de terror, la Amicus Films, y en películas como la inquietante The wicker man (El hombre de mimbre), considerada por el actor como una de sus más apreciadas apariciones. A parte mantuvo también una estrecha amistad con uno de nuestros intérpretes más carismáticos del fantaterror español, Paul Nashy.

Os dejamos un pequeño reportaje en donde presentamos imágenes de sus personajes. 

                             

               

                     

Paul Haggis: Crónica de un guionista y director de Hollywood.

Paul Haggis: Crónica de un guionista y director de Hollywood.

-Es la sensación  de contacto.

Paul Haggis es un buen artesano, un alumno aventajado de Eastwood que plano a plano se pregunta cómo lo haría su maestro. Haggis, es junto a Tom Cruise y su esposa Katie Holmes, el miembro de Hollywood más conocido de la llamada Iglesia de la Cienciología, una elitista religión que tiene el éxito entre sus principales pilares. De hecho, sus tres Oscars que ganó por su película Crash, le debieron saber a gloria; aunque es verdad que en 2009 lo abandonó por discrepancias de ideas. A muchos nos resultó que el filme era una mala copia de Magnolia o Shortcubs, además de la apropiación de un título ya existente, la película de David Cronemberg.

- Ahora es cuando me empiezo a cabrear, es increíble. Desde cuando un hombre habla así a su madre.

- ¡Ah! es por mi madre, ¿y qué sabes tú de mi madre?

- Sé que si fuera tu madre, te daría una patada en todo tu culo.


Ese drama coral con el tema del racismo de fondo fue la película que le aupó al estrellato, aunque en  Crash predominan los maniqueísmos, las casualidades y las reflexiones de patio de colegio, propias de la Cienciología. Eso sí, contaba además con un reparto muy conocido con el que Haggis se aseguraba que los académicos votasen a su favor.

Paul Haggis es un buen guionista, un alumno aventajado de Robert McKee, curtido en series televisivas que van desde Treintaytantos a Walker, Texas Ranger o La ley de Los Ángeles. También resultó muy fructífera su colaboración con Clint Eastwood, de la que surgieron obras como Banderas de nuestros padres, Cartas desde Iwo-Jima o Millior Dollar Baby, por cuyo texto fue nominado a los Oscars. La última película citada no es sólo un film de boxeo que cuenta con este deporte para enmarcar, en el cuadrilátero, la vida de unos seres que dirimen en él sus grandezas y miserias.

- ¿Qué es lo que hago ahora?

- ¿Sabes eso del paso lateral y gancho al hígado?

- Pero si lo hago así, me descalificarán.

- Lo sé. Por eso no quiero que le des en el hígado, quiero que le des por debajo de su raquítico culo, ¿de acuerdo?

                                      

Millior Dollar Baby es una excepcional reflexión sobre el compromiso, en donde los chascarrillos anticlericales y la obsesión por el triunfo podrían ser interpretados desde una óptica cercana a la Cienciología.

- ¿Qué es el Espíritu Santo?

- Una expresión de amor de Dios.

- ¿Y Jesús?

- El Hijo de Dios, ¿no te hagas el estúpido?

- Entonces, eso le convierte a Jesús en un semidiós, ¿no?

- Esos no existen, gilipollas pagano.

Tras su paso bajo la sombra de Clint Eastwood, Haggis formó parte del equipo de guionistas de otros filmes no menos conocidos como Casino Royale, el James Bond de Daniel Craig, e incluso participó en El último beso, comedia sobre el miedo al compromiso y la debilidad del romanticismo, que escondía escenas que estilaban entre la estupidez inaceptable y la genialidad casual.

                 

La fórmula de Crash la repite –aunque sin el éxito de aquella- en su película En tercera persona, que nos arrastra (y esa es la palabra más exacta) por tres historias de amor, aparentemente no conectadas, entre París, Roma y Nueva York, tres metrópolis que el cine ha identificado con el romanticismo, en una multitud de ocasiones.

-Trata sobre un hombre que solo siente a través de los personajes que crea, pero que se empeña en ser otra cosa.

Un escritor ganador de Pulitzer, Michael, (un Liam Neeson alejado de sus papeles en películas de acción) se encierra en una habitación, en París, para acabar su última novela, en compañía de su amante, una aspirante a escritora. En Roma, Sean (Adrian Brody) ayudará a recuperar la hija de una joven albana kosovar, en manos de unos mafiosos; mientras que en Nueva York, Rick (James Franco) es un pintor que  no entiende la irresponsabilidad de Julia, su ex mujer,  acusada de maltratar a su hijo. Personajes imperfectos marcados por la culpa, ansiosos por asumir su pasado y enfrentarse al futuro.


Aunque lo mejor es el reparto, el guión resulta insostenible. Debido a la forma de narrar las diferentes historias, es normal que muchos la consideren un puzzle exasperante. Estrenada con dos años de retraso, le sucedió lo mismo que en su trabajo anterior: Los próximos tres días, thriller protagonizado por Russel Crowe, remake de “Pour elle” (Fred Cavayé), película francesa que tuvo el título español de Cruzando el límite.  

A punto de cumplir sesenta años, el guionista y director canadiense parece atreverse con todo. Dejamos para el final la que considero como su mejor película, una auténtica obra maestra, En el valle de Elah. Con el film, recibió el aplauso de la crítica y el público con este relato sobre un soldado que aparece muerto, poco después de regresar de Irak.  

 

Ingrid Bergman. Sonrisas y lágrimas en el año centenario de su nacimiento.

Ingrid Bergman. Sonrisas y lágrimas en el año centenario de su nacimiento.

En tres ocasiones, una mujer le hace una confesión sentimental a su marido y éste queda profundamente consternado: Los muertos (John Huston), Eyes wide shut (Stanley Kubrick) y Te querré siempre (Roberto Rosselini).

Te querré siempre suponía la manifestación de una doble traición: por un lado, la sentimental de Ingrid Bergman hacia su marido e hija, por lo que se crearía todo un escándalo con graves repercusiones – que la iglesia luterana la considerase persona non grata y la prohibición de la actriz de volver a los Estados Unidos- instalándose en Italia, junto con su futuro esposo, Roberto Rosellini. Por otro lado, la del propio director, que empezaría a traicionar los principios del Neorrealismo que el cineasta italiano ayudaría a crear.

La actriz sueca, huérfana a una temprana edad, comenzó a estudiar interpretación con el fin de superar su traumática timidez que sufría desde su infancia. Compartiría  con Grace Kelly algunas curiosas semejanzas: no sólo el reinado de Hollywood y el ser una de las musas de Hithcock, sino fallecer el mismo año, con una diferencia de quince días (29 de agosto, y 14 de septiembre, de 1982, respectivamente) y convertir una vida en apariencia de ensueño en toda una pesadilla. Con Roberto Rosellini formaría una pareja sentimental y profesional condenada al fracaso, el calamitoso estado financiero del matrimonio obligó a la actriz a buscar otros proyectos. De esta forma le llegó su segundo Oscar, por su personaje de Anastasia en la película de Anatole Litvak. Gracias a George Cukor había logrado su primer Oscar por Luz de gas, y aún le quedaría su tercera estatuilla por su participación en la conocida adaptación que Sidney Lumet hizo de Asesinato en el Orient Expres, novela de Agatha Christie.  

-Siempre nos quedará, París.

Eso sí, los amantes del cine no podríamos olvidar sus grandes películas,  sin duda, entre ellas estaría Casablanca (Michael Curtiz), Stromboli y Te querré siempre, junto a su entonces marido Roberto Rosellini, y sus personajes con Alfred Hithcock, sobre todo en Recuerda y Encadenados (Notorius)

               

                           

                           

               

Al Pacino: La sombra de un actor.

Al Pacino: La sombra de un actor.

Rendimos un pequeño homenaje al actor neoyorquino, en el día de su cumpleaños, coincidiendo con la llegada a las salas de cine de su última película. De forma similar que en la reciente Birdman, Al Pacino interpreta a un actor en crisis en su segunda colaboración con Barry Levinson, La sombra del actor.

-El mundo es un teatro, y los hombres y las mujeres, meros comediantes.

Al igual que muchos cineasta buscan el momento en sus carreras de dirigir una película ambientada en el mundo del cine, como si se tratase de una reflexión de su propio trabajo, son también muchos los intérpretes que se abandonan a auténticos alter egos, actores seducidos por el éxito pero sobre todo que sucumben ante el fracaso. En este sentido, al personaje de Simon Axler -interpretado por un inmenso Al Pacino- le falta el talento, la memoria e incluso el sentido de la vida ante una nueva etapa que se abre en su carrera. Personaje que podría significar mucho en el propio actor, cuando cumple 75 años, tras una carrera de brillantes papeles.

Conocido por sus personajes de mafioso como Michael Corleone en El padrino, Tony Montana en Scarface o Carlito Brigante en Atrapado por su pasado, ha interpretado tanto a delincuentes como a policías como su Sérpico. Ganador de un Oscar por el personaje invidente Esencia de mujer, Alfredo James Pacino –Al Pacino- comenzó en el teatro, antes de formarse con el método de Lee Strasberg. El actor neoyorquino es uno de los grandes amantes de Shakespeare, de hecho, su debut en la dirección lo hizo con un pseudo-documental sobre Ricardo III, Looking for Richard, y uno de sus papeles más celebrados fue el del judío Shylock en El mercader de Venecia.

Su carrera consiguió un gran impulso gracias a su personaje de Michael Corleone, el célebre mafioso de la saga El padrino escrita por Mario Puzo y llevada a la pantalla, por Francis Ford Coppola. Curiosamente, su madre y él vivieron muchos años en el Bronx, con sus abuelos maternos que eran originariamente del pueblo siciliano de Corleone.

A continuación os dejamos un breve repaso de algunos de sus momentos y diálogos más celebrados de este actor. 

                         

                          

Marisa Berenson, la reina de los escenarios.

Marisa Berenson, la reina de los escenarios.

En el cumpleaños de la actriz y modelo Marisa Berenson, (15 de febrero, 1947) recordamos Barry Lyndon (Stanley Kubrick), película que este 2015 cumple 40 años.

La cita: "La reina de los escenarios" se debe a su amigo, Yves Saint Laurent. Marisa Berenson es una actriz de carrera irregular que posee uno de los orígenes más ilustres dentro del cine. Su nombre completo es Vittoria Maria Shiaparelli Berenson y procede de una de las dinastías reales lituanas, siendo su abuela la célebre diseñadora Elsa Schiaparelli, conocida en los círculos surrealistas y culturales del París de los años 20 (Dalí, Cocteau) mientras que su hermana, Berry Berenson, era una fotógrafa que se hizo famosa tras casarse con el actor Anthony Perkins. Berry fue una de las víctimas en los atentados del 11 de septiembre. 

En su faceta de actriz, Marisa Berenson destacó por su personaje de Harriet Lyndon, en esta película que destacamos. Interpreta a la rica viuda, que se casará con Redmond Barry en este fresco histórico en el que representa a la mujer pusilámine y devota del siglo XVIII. También participó en otras películas de gran prestigio como Muerte en Venecia (Luchino Visconti) o Cabaret (Bob Fosse), e incluso tuvo un pequeño papel en el film sobre los avatares del rodaje de La reina de África (John Huston), Cazador blanco, corazón negro (Clint Eastwood). La enorme fe de la actriz hizo que ella se sintiera interesada por el personaje de la Virgen María, en El discípulo (Emilio Ruiz Barrachina, 2010). Pero no es esta lá única película de producción española en la que ha participado, también la comedia franco-hispana People, con reparto internacional. 

Dejamos el reportaje audiocomentado de la película Barry Lyndon.

                        

                                      

              

                                  

                                     

En la memoria: Ken Takakura.

En la memoria: Ken Takakura.

Hoy ha fallecido Goichi Oda, más conocido como Ken Takakura, un actor japonés que llegó a representar el personaje nipón ideal, estoico y frío, por el que participó en muchos films sobre la yakuza (la mafia) y el cine de temática criminal. Intervino en unos 150 títulos, en papeles esporádicos para la televisión pero también en películas importantes. Sería el realizador Teruo Ishii quién lo descubriera y le ofreció el protagonismo en “Abashiri Bangaichi” (1965) un drama de corte carcelario, que llegó a contar con su propia saga con 18 films.

Takakura llegó a Hollywood, participando en la cinta bélica de Robert Aldrich, (Comando en el mar de la China) “Too Late the Hero” (1970), junto a grandes actores como Michael Caine o Cliff Robertson, personaje que le abriría las puertas de los grandes estudios. De hecho, su reconocimiento internacional fue en aumento y en 1975, co-protagonizó “The Yakuza” (1975), con Robert Mitchum y Sydney Pollack en la dirección. Años después rodaría cintas como “Black Rain” (1989) de Ridley Scott, con Michael Douglas y Andy García, y “Mister Baseball” (Fred Shepisi, 1992), con la que concluyó su aventura en Hollywood..

Entre sus apariciones más recientes destacan "Hotaru" (2001), un drama de Furuhata, y una colaboración internacional con el chino Zhang Yimou en "La búsqueda" (2005). Su última participación fue “Dearest”, del controvertido actor y director japonés Takashi Kitano.

Quizás no fue un actor de renombre ni una gran estrella de gran popularidad actual, lo fue en su juventud coincidiendo con su personaje en Abashiri Bangaichi, pero a  lo largo de su vida recibió una veintena de premios en festivales internacionales y recientemente fue  reconocido con la Orden de la Cultura, a través del emperador Akihito, el galardón más destacado de este campo otorgado en el país asiático. Nuestro entorno, que tiende a occidentalizarlo todo le había acuñado el apodo del “Clint Eastwood japonés”. Hoy ha fallecido a sus 83 años, cuando estaba preparando su próximo proyecto.