Blogia
Travelling. Blog de cine.

Cine español.

La isla mínima: impresionante thriller rural.

La isla mínima: impresionante thriller rural.

"¿Sabes quiénes eran Carmen y Estrella? Antes de matarla las torturaron". Alberto Rodríguez realiza un cruce entre una buddy movie y un thriller rural, a través de un retrato de la Andalucía profunda de la Transición que convierte el paisaje en un personaje más. La isla mínima, título que podría pensarse en casi un mcguffin, alude a la cruda y brutal geografía en la que se mueve esta historia que abre nuevas perspectivas al relato criminal español utilizando elementos dispuestos de manera distinta en otras producciones cinematográficas o literarias. En este sentido, la cita a Truman Capote no es trivial, pues su obra “A sangre fría” es una de las cimas del trabajo literario-periodístico surgido de un crimen cometido en un contexto rural.

 La película es directa, e incluso incisiva, en algunos momentos, aunque con un ritmo casi sostenido y reposado, como sus dos protagonistas aunque esté mejor reflejado en el personaje interpretado por Javier Gutiérrez que anda y habla lento pero inquietamente, oprimido por una tensión interior que se intuye como sucede en ese pueblo de carácter infeccioso: la corrupción de los terratenientes, la miseria del pueblo y la presencia de la droga (tema clave en el director).

 -¿Quién fue?

-Usted no sabe cómo se organizan aquí las cosas.


 Sus dos personajes principales son dos policías de Madrid que van a un pueblo de Sevilla a resolver lo que parece una desaparición de dos hermanas (y luego será un brutal doble crimen), es decir, van de la capital a lo que consideran la periferia. Resulta significativo cómo, al principio de la película, uno de ellos guarda en un cajón el crucifijo con la foto de Franco que preside la habitación del hotel donde se alojan. “Es como otro país”, comentará su compañero. La idea no es baladí porque representa una etapa de transición dentro de la propia historia tal y como ya presentasen director y guionista en su anterior trabajo “Grupo 7”. Hay una continuación, sino argumental, sí temática y atmosférica que deja al espectador una sensación de ya visto.

 Su relación del sevillano con la capital hispalense, y su entorno, se remonta a sus primeros trabajos como aficionado junto con su compañero Santi Amodeo (el corto Banco) y ha continuado en sus películas en solitario (Siete vírgenes, Grupo 7 y La isla mínima). Aquí la marginalidad y la violencia se han ido estrechando en su filmografía, primero con unos jóvenes como protagonistas, que eluden la realidad a través de los excesos, y luego con dos historias policiacas. “Grupo 7” es una cinta de acción, sumamente dinámica, en la que un grupo de policías tienen como misión reducir la criminalidad y, sobre todo, limpiar las calles de la droga, en el contexto de la Expo de 1992.

 -¿Cómo habéis sido el grupo de la policía con más número de intervenciones?

                               

 Cuatro policías de paisanos imponen su propia ley para limpiar las calles de Sevilla, en los años previos a la Expo del 92, un evento que cambió la fisonomía de la ciudad.

-El año que viene hemos acabado con la droga de esta ciudad.

 En cuanto a La isla mínima es un film ambientado en las Marismas del Guadalquivir, con ligeros ecos a El séptimo día, película que -inspirada en la matanza de Puerto Hurraco- pretendió hablar de una España ancestral, cuya tierra reclamaba la sangre de sus habitantes. E incluso del citado Truman Capote, en el personaje del periodista que acompañará a los policías, hasta llegar al cine americano con True detective (eso sí, posterior a esta película), serie creada por Nick Pizzolatto, con dos personajes principales, dos policías torturados y torturadores, encarnados por Mathew McConaughey y Woody Harrelson. Serie que comparte con el film español un aire de thriller rural, el carácter de buddy movie y la descripción de la América más que profunda, hundida.

-¿Qué está pasando aquí?

-Las mata, las descuartiza y las tira al río.


Se repite también, de Grupo 7, la relación entre el veterano y el joven policía, entre el que ya va de vuelta de todo en la vida y el que ansía ascender para lograr un buen destino cerca de su familia. Si antes eran Antonio de la Torre y Mario Casas, ahora  son Javier Gutiérrez y Raúl Arévalo, quienes representan esos roles. El primero es un antiguo miembro de la político-social -la “Gestapo de Franco” como comenta el personaje del periodista-, de la que hereda sus métodos duros y su turbio pasado, y el otro es un joven policía que representa los nuevos tiempos. Repitiéndose un convencionalismo en este último personaje, el de la paternidad que vemos fuera de campo, a través de unas oportunas llamadas de teléfono. Recordamos el tema de la paternidad en Grupo 7, en el personaje interpretado por Mario Casas.

De los actores secundarios que acompañan a Raúl Arévalo y Javier Gutiérrez, destacamos al malagueño Antonio de la Torre y al gaditano Jesús Castro, completo desconocido ascendido a actor tras su éxito fulgurante en la película El niño.

A pesar de ser un buen guion, no es redondo porque cuenta con algunos hilos deshilachados de la trama aunque es cierto que este circo de dos pistas (una historia central con dos pequeñas subtramas dentro) aprueba con nota.

 

 

Carmina y Revienta: Como la vida misma.

Carmina y Revienta: Como la vida misma.

Vimos a Carmina Barrios por primera vez -como protagonista absoluta, además de madre del director- en Carmina y Revienta, un film insólito -el último fenómeno dentro del cine español, en el que debutaba en la dirección el actor cómico Paco León, popular por su participación en la serie Aída-. ¿Quién ha dicho que Luisma sea tonto? Película que transitaba por el retrato de una mujer, con un peculiar código de conducta a medio camino entre la marginalidad y la irreverencia, algo malhablada y con poca vergüenza. Una historia construida a base de anécdotas, sin un guión poderoso como apoyo, y que tenía en la frescura y espontaneidad del formato de falso documental como su forma de expresión.

-Me llamo Carmina, tengo cincuenta y ocho años y mi primer cigarro lo fumé con siete años.

Paco León sacó provecho de su propia madre, Carmina Barrios para interpretarse así mismo, a través de un guión establecido compartiendo, con otros célebres casos, la dificultad de separar al personaje de la persona que lo interpreta. Alguien que como personaje es maleducada, manipuladora e irreverente pero, a pesar de todo, encantadora.

-Me abro la cabeza, digo que has sido tú y te busco una ruina.

-Vamos a tranquilizarnos.

-¡Me cago en tus muertos! Mira.

Por otra parte, merece la pena detenernos en María León, actriz que encarna el papel de hija de Carmina Barrios, como en la vida real.

-Me llamo María, tengo 22 años y no he estudiado ná.

 Cinco horas con Mario.

-Hoy viernes, sábado, domingo y lunes. Es el lunes cuando a tu padre le ingresan la paga extraordinaria. Si damos parte ahora mismo no la cobramos.

-¿Mamá tú estás bien de la cabeza?

En Carmina y Amen se reflexiona sobre el tema de la muerte, sin abandonar el terreno de la comedia negra.

-Fue cuando más me gustaste, con las babuchas caminando por el bar, los pantalones caídos, la camisa fuera, la tiza en la oreja y ahí fue cuando me hizo el estómago buuuff y dije: "Este es el mío".

Pero la sombra de la realidad más esperpéntica aparece en esa imagen de una comunidad de vecinas, que se reunían entre ellas para contarse las penas; no por casualidad, Carmina tiene un pájaro al que llama Bárcenas.

-Es que llevamos un año que ha sido malo para todo el mundo, para el más pobre, para el más rico. Hasta para la realeza. Ha sido un año annus horribilis. Fíjate en la pobre Sofía.

-Mira el duro año que llevo yo, que ya voy por tres entierros.

Sigue el humor puramente andaluz, con momentos destacados como el encuentro entre Yolanda Ramos con Carmina (Yo he comido coño, Carmina…) o la secuencia del entierro, inspirada en el videoartista Bill Viola y rodado con una cámara especial, la Phantom, que provoca máxima lentitud e impresionante detalle. Una escena curiosa es la de Carmina en fuga hacia el horizonte, al ritmo de My way de Nina Simone.

Al final para “combinar cosas tan antitéticas como la comedia y el drama, la improvisación y lo textual, el documental y la ficción, lo profesional y lo amateur. Así es la vida, una confusión, una mezcla. En la vida no hay géneros”. En definitiva, Carmina y Amén.

-¿Me quieres mirar a la cara? Mírame a la cara, mamá.

-Mira María yo no miento nunca, yo cuando digo una cosa se convierte en verdad y Amen.

 image

 image

Carmina y Amén, nueva obra de Paco León

 ’Carmina y amén’

’Carmina y amén’

La vida es fácil con los ojos cerrados: de Almería al cielo de los Goyas.

La vida es fácil con los ojos cerrados: de Almería al cielo de los Goyas.

 -Todos necesitamos gritar Help! En algún momento de nuestras vidas.

Ganadora de seis Goyas, La vida es fácil con los ojos cerrados fue la gran triunfadora de la gala, junto con Las brujas de Zumalagárregui (8 estatuillas) –aunque yo prefería como mejor película a Caníbal y a mejor intérprete a Antonio de la Torre, pero…- Aunque eso sí, ocasión para ver, por primera vez, a Javier Cámara logrando el Goya al mejor actor, uno de mis ídolos cómicos desde los tiempos de Siete vidas.

-Hay canciones que te salvan la vida porque alguien antes sintió lo mismo que tú sientes en estos momentos.

Javier Cámara interpreta al profesor de inglés, motor que inicia la historia,  en este viaje por la España de los sesenta, a bordo de un Seat, con el fin de conocer a uno de los grandes ídolos del siglo XX.  El personaje principal, enseñaba inglés con las canciones de los Beatles, grabándolas directamente de la radio, para que sus alumnos pudieran aprenderse sus letras. Pero para luego comenzar un viaje en busca de su ídolo. Una película, cuyo título, nos hace reflexionar un segundo en la butaca: ¿Quién dijo que vivir fuera fácil? 

Un fragmento de una canción que John Lennon escribió durante su estancia en Almería –Straberry Fields Forever- da título a una película sobre esos sueños que todos tenemos pero que pocos tienen el arrojo para hacerlos realidad; ambientada en una España franquista, en un momento de su aperturismo y con un beatlemaníaco profesor, idealista, como protagonista.  Un personaje que bien podría servir para esa época de cambios en el franquismo como para esta época de crisis necesitada de optimismo a raudales.

-La memoria es un músculo, si no lo ejercitas se atrofia.

-Pues que empuje la memoria, yo no puedo más.

A nivel de reparto, lo interpreta un gran actor en alza, sobre todo ahora que ha logrado la primera estatuilla del Goya como mejor interpretación masculina, gracias a este personaje. Un actor que aún recuerda sus orígenes: “comencé con Colomo y Pajares, en comedias disparatadas”, aunque es un intérprete que mantiene intacta la tradición de los Agustín González, Alfredo Landa y López Vázquez, que Trueba le recomendó utilizar a la hora de construir su personaje.

Javier Cámara quedó tan complacido por el gran trabajo en la película: “Oí la música de John Lennon y vi la luz de Almería, vi esta historia tan pequeña pero a la vez luminosa. Una película valiente ahora, mismo”. Como sucede con los dos actores jóvenes protagonistas: Francesc Colomer (Pa negre) y sobre todo la debutante Natalia de Molina. Una auténtica revelación de nuestro cine y una gran persona -a quién tuve ocasión de conocer en la entrega de premios Asecán- que se puede decir, literalmente, que llegó y besó el santo por su primer Goya por este personaje. La gran apuesta de David Trueba junto con Javier Cámara, quién también se alzó con su Goya.

  

 

 John Lennon: el motor de la historia.

-No, no, no. ¿Un tipo que desprecia a los Beatles? En mi coche no va a ningún sitio.

Los Beatles, y más en concretamente la figura de John Lennon, -quizás, el componente más icónico de la banda de Liverpool- ha dado pie a una interesante filmografía, a la que esta película de David Trueba parece sumarse a una revisión nostálgica de los últimos años, bien desde el documental como desde la ficción.

Vivir no es fácil con los ojos cerrados se suma a la interesantísima producción cinematográfica de este 2013 sobre personajes y hechos reales que el cine ha querido rescatar del olvido. Una evocación del pasado, que tiene como nostálgico trasfondo la figura del beatle Lennon. La película cuenta el viaje de un profesor de inglés a Almería, dispuesto a conocer al miembro de los Beatles que entonces estaba en tierras andaluzas rodando una película. John Lennon probaba fortuna como actor a las órdenes de Richard Lester en ¿Cómo gané la guerra?

-Luché por tres razones, no me acuerdo cuáles eran. La primera razón te empuja a entrar. La razón para estar dentro es seguir vivo.

Mindscape. Thriller para un debut con pretensiones hollywoodienses.

Mindscape. Thriller para un debut con pretensiones hollywoodienses.

Producida por Jaume Collet-Serra, -cineasta que desarrolla su carrera en Hollywood-, con fotografía a cargo de Oscar Faura (responsable de esa tarea inmensa que fue Lo imposible) y la música por Lucas Vidal; los tres padrinos de lujo de este estreno en el largometraje de Jorge Dorado, como también  una marca de un estilo que imprimen en la película. Porque, Jorge Dorado, con Mindscape, es el último en sumarse a las óperas primas Made in Spain que parecen estar dispuestas a dar el salto a Hollywood como única forma de hacer cine en nuestro país; es decir,  responde a la perfección a la fórmula de éxito del cine  de género. “Es cine español porque se rueda en España, con talento español y con gente española, pero son películas que se ruedan en inglés porqué hay historias que es mejor rodarse en inglés y otras, en español”.

Nos encontramos con un equipo técnico en su mayoría español, encabezado cómo no puede ser de otra forma por su director, Jorge Dorado, pero con financiación y reparto americano.  La película es una ópera prima, lo que ya dice mucho, y su realizador se ha formado como cortometrajista (tras nueve cortos) y como asistente a la dirección a las órdenes de cineastas a la altura de Pedro Olea (Tiempo de tormenta) o Mario Camus (La playa de los galgos), pero también ha trabajado en películas internacionales como Moulin Rouge de Baz Luhrmann .

Por lo tanto, nos encontramos con un lustroso equipo técnico, que sufre el lastre de una historia con muy poco gancho, fruto de un pobre guión a cargo del americano Guy Holmes.

-¿Sabes lo que es un detective de la memoria?

-Alguien que saca el dinero a los ricos.

En el reparto, encontramos a dos veteranos actores americanos: Mark Strong y Brian Cox, y junto a ellos, Taissa Farmiga (hermana de Vera Farmiga y protagonista de The bling ring) y Alberto Amman (Celda 211). Joe Washington (Mark Strong) es un “detective de la memoria” y su profesión consiste en escanear la mente de las personas para extraerles los recuerdos. En el caso que lleva entre manos, se encuentra con una adolescente (Anna) que se niega a comer y las sesiones empiezan a revelar un asunto oscuro, de la chica, durante su infancia, sin saber si es víctima de malos tratos o una sociópata. 

-¿Quién es esa chica? Dónde fuera que iba, ella siempre estaba haciendo lo imposible para que nos quedáramos a solas.  

De sus anteriores trabajos en el cortometraje destacamos uno que estuvio nominado a los Goyas: La guerra, que manifiesta oficio para extraer buenos réditos con escasos materialesM unos cortos que demuestran un interés social que, por supuesto, desaparece en su ópera prima. Mindscape entra de lleno en el thriller, con elementos sobrenaturales, sin mayor pretensión que el entretenimiento. Mark Strong explicaba que la película “no era fácil de encajar en un género único, quizás en el de suspense, el cine negro clásico con mujer fatal”. De hecho, el guión de la película juega con el espectador con escenas de tensión que resultan artificiosas y poco creíbles; a lo que habría que sumar un final feliz de lo más convencional. A pesar de ello, fue reconocido en los Goyas, nominándole a Mejor Director Novel.

 

Dos comedias Goyas 2014: Tres bodas de más y No es fácil vivir con los ojos cerrados.

Dos comedias Goyas 2014: Tres bodas de más y No es fácil vivir con los ojos cerrados.

Algo tendrán las bodas, dada la proliferación de comedias que lo han tomado como tema a lo largo de la historia del cine. Ahí tenemos, la preparación, la ceremonia y sobre todo el  conjunto humano presente en su celebración, es decir, muestra el marco perfecto para una comedia. Por supuesto, también sirve para el drama, pero para esos fines ya existe otro ritual social igualmente extendido a lo largo y ancho del celuloide: el funeral. El cine español cuenta con dos excelentes comedias que se han ubicado este 2013 en la ceremonia de una boda: La gran familia española (Daniel Sánchez Arévalo) y Tres bodas de más.

-No sé Ruth, yo necesito a una chica que me algo más de caña. Yo no puedo seguir con esta relación.

¿Hay algo peor que te dejen o que te inviten a una boda a la que no quieres ir? Tres bodas de más es una comedia romántica y gamberra, protagonizada por Inma Cuesta, cuyo personaje se verá obligada a enfrentarse a los enlaces de sus tres antiguos novios, en la que seguramente sea la comedia española del año.

-Tengo una cosa que contarte superimportante.

-Espero que no sea que te vas a casar, porque llevo un día…

-¿Quién te lo ha contado?

En su tercera película, Ruiz Caldera logra su mejor trabajo, repitiendo el estilo de sus dos films anteriores: Spanish movie y Promoción fantasma; asimilando el género de la comedia norteamericana pero con un sabor puramente español, como los chistes y los gags visuales para que los identifique el espectador que lo está viendo. Sin embargo lo más destacado de la película es la actriz Inma Cuesta quién realiza (junto a Marian Álvarez, en el plano dramático en La herida) la mejor interpretación femenina del año. Su personaje es una especie de “patito feo” a quien le sale mal todo y que no es capaz de decir que “no”, lo más difícil del mundo. “Agarra a un Sancho Pancha, que lo lleva como su escudero, para que salga airosa y causar una buena impresión”; el personaje de Dani (Martiño Rivas, conocido por la serie El internado), junto a él, una multitud de rostros conocidos como Quim Gutiérrez, Paco León o Rossy de Palma.  

   

 

La otra comedia con la que hemos querido emparejarla es Vivir es fácil con los ojos cerrados, la ocasión para ver si por primera vez Javier Cámara logra alzarse con el Goya al mejor actor.

-Hay canciones que te salvan la vida porque alguien antes sintió lo mismo que tú sientes en estos momentos.

Javier Cámara interpreta al profesor de inglés, motor que inicia la historia,  en este viaje por la España de los sesenta, a bordo de un Seat, con el fin de conocer a uno de los grandes ídolos del siglo XX.  El personaje principal, enseñaba inglés con las canciones de los Beatles, grabándolas directamente de la radio, para que sus alumnos pudieran aprenderse sus letras. Pero para luego comenzar un viaje en busca de su ídolo. Una película, cuyo título, nos hace reflexionar un segundo en la butaca: ¿Quién dijo que vivir fuera fácil? 

-No, no, no. La foto la dirijo yo, ¿un tipo que desprecia a los Beatles? En mi coche no va a ningún sitio.

Vivir no es fácil con los ojos cerrados se suma a la interesantísima producción cinematográfica de este 2013 sobre personajes y hechos reales que el cine ha querido rescatar del olvido. Una evocación del pasado, que tiene como nostálgico trasfondo la figura del beatle Lennon. La película cuenta el viaje de un profesor de inglés a Almería, dispuesto a conocer al miembro de los Beatles que entonces estaba en tierras andaluzas rodando una película. John Lennon probaba fortuna como actor a las órdenes de Richard Lester en ¿Cómo gané la guerra?

-La memoria es un músculo, si no lo ejercitas se atrofia.

-Pues que empuje la memoria, yo no puedo más.

  

¿Quién mató a Bambi? Gamberra comedia de enredo.

¿Quién mató a Bambi? Gamberra comedia de enredo.

¿Quién mató a Bambi? la última película del sevillano Santi Amadeo, nos traslada a una comedia de enredo, bastante gamberra, pero también alejada de toda lógica, porque la película es una divertida sucesión de situaciones surrealistas, narradas con un buen pulso narrativo.

-¿Por qué dejas de hablar como si secuestraras a millonarios cada semana?

¿Quién mató a Bambi?, con ninguna relación con el personaje creado por Disney, dicho sea de paso, es una versión a la española del film mexicano Matando cabos, una comedia negra, que Amodeo se encarga de adaptarla a nuestra situación. “Quería hacer una película sin un mensaje, cuyo objetivo es que estuviera bien rodada y que divirtiera al espectador. Hacer una película más al estilo de los Cohen, más comedia americana, coger las cosas útiles del original –desde mi punto de vista- y hacerlo como si no existiese lo anterior”.

-Me pasas a la señora, ahora, o el señor va a dejar de existir. ¿Me entiendes?

En esta ocasión, en ¿Quién mató a Bambi? su cuarto trabajo como director, traslada su particular mirada a su primera comedia auténticamente comercial; la historia de un secuestro disparatado: “Todo en lo que pasa en la película es una locura, pero se ha logrado unos personajes con mucha verdad y un punto friki, como la aparición de Iniesta”. Una película, rodada en Sevilla, sobre dos jóvenes que intentan llevar a su jefe, sano y salvo, de vuelta a casa, mientras que los empleados de una pizzería deciden planear su secuestro.

-Pero, ¿qué haces estás loco? ¿Por qué se te ocurre, dispararle?

-No le he disparado, se me ha ido el tiro.

-¿Lo que se te ha ido es la cabeza, Edu, la cabeza!

-¡Mi nombre, mi nombre! ¡Deja de llamarme por mi nombre!

-Señor… no se asuste, ha sido un accidente tonto.

-Pero no le pidáis perdón que le estamos secuestrando, no le estamos invitando a comer un antipasto. ¡Coño!

-Venga, Edu.

-Y deja de decir mi nombre de una puta vez.

Santi Amodeo y Alberto Rodríguez colaboraron en El traje, película dirigida por el segundo, pero escrita por ambos. Un film sobre la inmigración a través de un joven que busca un traje nuevo que le permite una vida mejor a la que vive. Esto viene a cuento porque ¿Quién mató a Bambi? Tiene un partida similar al de la película citada, a través de un traje de ejecutivo que pondría fin la vida gris de alguien que viste un mono de obrero. En esta ocasión el traje es el culpable de una serie de confusiones. Dos empleados llevan el cuerpo amoratado de su jefe, de un lado a otro, mientras que otros dos secuestran al padre de uno de ellos, creyendo que es el jefe en cuestión.

Volver a los inicios.

“Mi primera película era Factor Pilgrim que es una comedia y si se mira, esta es del mismo palo. Una comedia disparatada, una premisa algo loca y coral. Es cómo volver a mis inicios”. Santi Amodeo ha hecho tres películas –cuatro, contando con el debut junto con Alberto Rodríguez- y se ha establecido en la industria como un cineasta inclasificable, cuyo cine  -en tierra de nadie- se basa en un humor absurdo que nace de situación dramática o cotidiana. En este sentido, reconocemos en primer lugar, El factor Pilgrim, co-dirigida junto a Rodríguez, como  la primera incursión en el largometraje de Santi Amodeo, una comedia coral y fresco, con el personaje de Francisco (Alex O’Dogherty), un español en Gran Bretaña, que seguirá la pista de un tal David Pilgrim, un músico aficionado demasiado interesado por los Beatles.

-Creo que en la ciudad pollo, pasado un tiempo, todos pierden la capacidad de elección, la voluntad deja de existir.

                                                 

Después continuó en solitario con Astronauta y Cabeza de perro. Dos interesantes propuestas de un cine de autor, a cargo de quién seguramente sea el cineasta más particular de nuestra tierra, tanto en su forma como en su estética. En la primera, Nacho Novo es un solitario que se está desenganchando de la heroína, que un día conoce a una quinceañera (Teresa Hurtado) dispuesta a reencontrarse con un hermano al que no ve desde hace años.

-Soy como un astronauta a quién le han dejado en la Luna con ropa, comida, una casa y una televisión.

Hasta llegar a la historia protagonizada por Juan José Ballesta, Cabeza de perro.

-¿Qué sabes hacer?

-Todo.

-¿No me digas?, entonces eres un genio.

Grand Piano: Thriller de situación única.

Grand Piano: Thriller de situación única.

-¿Tienes miedo a tocar? Ya sabes lo que es el pánico escénico.

Elijah Wood –alejándose de su personaje Frodo en El señor de los anillos- y John Cusack –como el villano de la función, con unas apariciones más o menos breves- son los dos protagonistas de la película, una producción española, rodada en inglés y dirigida por Eugenio Miras. Ya no es noticia que el cine español albergue producciones de estas características, ni siquiera la factura técnica impecable de la que son capaces de lograr; pero habría que detenerse en la puesta de escena de esta película, un thriller al estilo del maestro del suspense, Alfred Hithcock.

La película fue estrenada en el festival de Sitges (2013), -primera vez, en los últimos años, que falto a dicha cita- aunque tuvimos ocasión de conocer a Eliah Wood en la anterior edición, a tenor de su filme Maniac (Franck Khalfoun). En Grand Piano, interpreta a Tom Selznick un pianista de gran talento, pero precozmente retirado, que regresa a las tablas para ofrecer un prometedor concierto: de ahí que deba templar sus miedos.

-No es posible tocar esa partitura sin fallar alguna nota.

Pero una vez comenzada la función, el pianista descubrirá un inquietante mensaje en su partitura, y en un palco, al francotirador que le amenaza. “La película se gira hacia un demiurgo que aparentemente está torturando a nuestro protagonista”, en palabras del director.

Cierto, un arranque inverosímil y un desarrollo increíble; pero, ¿no son así muchos thrillers de los 70 o las propias películas de Hitchcok? La primera diferencia sería que el maestro del suspense sabía dosificar muy bien las partes de la historia para sorprender al espectador en el último momento; de ahí que la promesa del giro final siempre se cumpliese. Con esto se explica que la principal referencia de la película, sea un film clásico del cineasta británico: El hombre que sabía demasiado.

Muertes entre bambalinas.

El clásico de Hithcock (hablamos de la versión norteamericana, por supuesto) llegaba a su clímax, con los personajes de James Steward y Doris Day en un concierto de música clásica (con el gran Bernard Herman, el autor de la partitura, al frente); una pieza musical, “Storm Clouds Cantata” y, concretamente, el choque de los platillos, marcaban la acción de un tirador oculto en un palco. En la película de Eugenio Mira se logra un ritmo similar, con una fusión entre la puesta de escena y la música, dirigida por una orquesta que acompaña al personaje de Eliah Wood.

Creo que fue necesario el magnicidio de un presidente americano, el de Abraham Lincoln, para que el teatro o una ópera se convirtiera en un escenario idóneo para llevarse a cabo el plan de un asesinato. De esto lo sabría perfectamente Alfred Hitchcock que lo ambientó en dos películas, la citada y Pánico en la escena, y por supuesto, no podemos olvidar el clímax de la trilogía de El Padrino (quizás lo mejor de la tercera entrega).

Como si fuera una maximización de estas películas, la originalidad de la apuesta de Eugenio Miras es llevar a lo máximo el clímax de estas películas, en un thriller claustrofóbico.

  El espacio único como puesta de escena.

Parece haber una obsesión entre los directores noveles españoles por querer demostrar en su ópera prima todo el potencial que pueden llegar a desplegar. De ahí que muchos debuts cinematográficos sean ejercicios sorprendentes y poco convencionales; podríamos quedarnos con algunos ejemplos: Las horas del día (Jaime Rosales), El habitante incierto (Guillem Morales); La habitación de Fermat (Luis Piedrahita y Rodrigo Sopeña) o The Birthday (Eugenio Miras). Y lo cierto es que salvo Jaime Rosales, al resto de los realizadores les ha costado continuar con su carrera o ni siquiera han transcendido. Así es la industria española, suele cobrarse un alto precio el atrevimiento con una obra tan personal en su primera película.

En cuanto al “espacio único”, pocos cineastas clásicos como Hitchcock han recurrido tanto a la teatralidad y a este marco espacial de rodaje, pero ahora parece que está de moda ya sea por una cuestión de estilo en la puesta de escena o por pura economía cinematográfica. La verdad es que cada vez son muchos los filmes que cuentan con esta premisa en su argumento: La habitación de Fermat sería un ejemplo, aunque sobresalgan dos películas sorprendentes firmadas por un realizar español: Rodrigo Cortés. Hablamos de la excepcional Buried y la menos interesante, Luces rojas.

La mención a Cortés no es baladí, por ser uno de los productores de Grand Piano y mantener la película una gran similitud con el segundo título citado. Luces rojas parece seguir la estela marcada por El truco final (The Prestige, Christopher Nolan), estructurada como un espectáculo de ilusionismo, a donde desembocan todos los temas presentados con el fin de desviar la atención y al final, engañar al espectador. Así, sucede con Grand Piano: Los planes del malvado personaje de John Cusak o la propia cita musical no sirven, en realidad a la hora de contar el desenlace, sería los McGuffin –como diría Hitchcock-.

Pero Grand Piano es también deudora de la ópera prima de Eugenio Miras. The Birthday (luego, rodaría el melodrama gótico Agnosia) era un film de terror, sustentado en una estética de los ochenta (semejanza con los filmes de la firma Amblin), una iluminación gótica y muy pocos elementos: Un hotel que recuerda al teatro donde trascurre la acción, sobre todo con una similar paleta de colores: predominancia por los tonos dorados y rojos.

El guión de Damien Chazelle hace partir a la historia con un nivel de tensión elevadísima y es el director quien debe lograr mantenerlo en pantalla. Será el espectador quién juzgue si esta apuesta lo logra el realizador español.

-Soy el tío del pánico escénico, al que mandas mensajes para que esté cagado. ¿Qué quieres de mí?

-Si sales del escenario lo sabré, si pides ayuda lo sabré. Si haces cualquiera de las dos cosas, tu mujer morirá. Si fallas una sola nota, serás tú quien muera.

Caníbal: El sastre y el psicópata.

Caníbal: El sastre y el psicópata.

El malagueño Antonio de la Torre gana enteros con este personaje, revelándose como uno de los mejores intérpretes de su generación, en una película, -presentada en el Festival de San Sebastián-, logrando en el certamen la Concha de Plata a la mejor fotografía. Carlos, el personaje principal es un alguien que a pesar de su apariencia normal, tiene la particular costumbre de alimentarse de carne humana: especialmente de la carne de mujeres atractivas que el mismo asesina.

El director Manuel Martín Cuenca nos trae una película que parte de dos ideas tan extremistas como emocionantes: una reflexión sobre el amor y la historia de un psicópata, a través de un sastre de provincias, interpretado por Antonio de la Torre. Caníbal cuenta con una excelente fotografía  a cargo de Pau Esteve Birba, con una historia que evoca una atmósfera de religiosidad y muerte, al ambientarse en la Semana Santa granadina. “La película está basada en la novela de un autor cubano que se llama Canibar y lo presenta como una historia de amor, centrada en un personaje que se quiere comer a otro”.

La película no pretende ser el retrato de alguien que se alimenta de carne humana sino de un desequilibrad; personaje introvertido, frío y que apenas habla, construido por Antonio de la Torre.

-¿Novia? No he tenido.

-¿Nunca? Dices que nunca has tenido una novia seria, pero yo creo que no es verdad.

 “Carlos es un ser normal que, en determinados momentos, no sabemos por qué cruza la línea del mal aunque no sea consciente del daño que ha hecho, no tiene un sentido de culpabilidad”. De hecho, lo interesante de Caníbal es la postura del director sobre este personaje, a quien no juzga ni siquiera quiere plantear cuál es el origen de este comportamiento. Eso sí, se podría sospechar que la soledad de Carlos y su dificultad para relacionarse con mujeres han influido en su actitud criminal.

                                       imágenes de Caníbal

 Una cuestión de estilo.

Para dar paso a un estilo marcado por la austeridad y contención tanto del personaje como de la forma de plantear la película. El personaje principal recuerda a otra gran historia, rodada en España: Las horas del día (Jaime Rosales), otro testimonio de un comportamiento criminal escondido bajo una personalidad rutinaria. En esta ocasión, el sastre granadino interpretado por Antonio de la Torre está representado por dos hábitos muy distintos: por el primero, le vemos cortar telas, coser, planchar, comer y dormir; en el segundo, despliega su comportamiento criminal. En la secuencia inicial, vemos cómo fuerza un accidente de tráfico, con el fin de llevarse al cuerpo de una mujer que yace aún con vida al lado del conductor. Martín Cuenca expresa en un plano la actitud de su personaje, colocando el cuerpo desnudo en una mesa.

 Por el estilo, el director señala que “pretendo trabajar con los menos elementos posibles, utilizar la elipsis, tener que hacer menos números de planos posibles. La contención es el camino natural de mi cine”. En este sentido, el director releva cómo la elipsis aparece como uno de sus señas de identidad de su filmografía, pero también la presencia del espacio como parte revelador del estado de ánimo de los personajes. La parte tradicional y cerrada de la ciudad de provincias, marcado también por el inmenso trabajo de fotografía: la media luz de la vivienda y la clara iluminación del taller; junto con la abierta y salvaje de las montañas, las casas de la sierra y los montes nevados, como reflejo de la pureza.

-¿No tienes hermanas?

-No.

-¿Y padres?

-Murieron.

-¿Y no tienes más familia?

-No.

Por cierto, un último apunte antes de marcharnos: será la película triunfadora en los Goyas. Sino, el tiempo lo dirá.  

 

Caníbal Imagen 3

Caníbal Imagen 6