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Biopic.

La teoría del todo: Superación personal y ciencia.

La teoría del todo: Superación personal y ciencia.

Aplaudida tanto por la crítica como por el público, el actor  Eddie Redmayne se suma a una lista de nombres que realizaron valientes interpretaciones para encarnar a personajes reales a través de una inmensa transformación. En este caso, para dar vida en la pantalla a una de las mentes brillantes de la ciencia, que en lo físico se encuentra recluido a una silla, a causa de una terrible enfermedad degenerativa. Hablamos de Stephen Hawking, ahora personaje de cine de la película en la que es protagonista, Teoría del todo. 

-Veamos ese agujero negro.

Sinopsis.

-Soy cosmólogo.

-¿Qué es eso?

-Una religión para ateos inteligente.

Es un físico teórico, cosmólogo y divulgador científico, una de las mentes más preclaras de la actualidad, a pesar de que sea más conocido por su enfermedad que le ha recluido en una silla de ruedas. La esclerosis lateral amiotrófica (ELA), la cual no le impide mantener su intensa actividad científica y pública, e incluso sentimental. De todo ello va la película de James Marsh, La teoría del todo, cuyo argumento abarca el arco de vida entre sus años universitarios, en los que desarrolló una gran capacidad para la ciencia pero también empezó a interesarse por la chica que le acompañaría sentimentalmente, hasta que la enfermedad fue un hecho, sintiendo sus devastadores consecuencias.

                            

Los protagonistas.

Basada en ’Travelling to Infinity: My Life with Stephen’, las memorias de Jane Hawking, esposa de Stephen Hawking, la película supone la confirmación de sus dos jóvenes protagonistas: Eddie Redmayne y Felicity Jones.

Eddie Redmayne es el chico de moda en Hollywood. El actor va a la gala de los Oscar con la solvencia suficiente tras proclamarse vencedor en los Globos de Oro y es uno de los más aventajados de la clase, esa de las jóvenes promesas que formarán el cine de mañana.


Le acompaña Felicity Jones, que si es famosa por que protagonizará el spin off de Star Wars, es conocida en la televisión británica por su papel antagónico de Ethel Hallow en la primera temporada de la serie The Worst Witch. Por su personaje de Jane Hawking, la actriz está nominada al Oscar.

-Quiero que pasemos el tiempo necesario y si es muy poco tendremos que aceptarlo, es lo que hay.

-No sabes lo que me espera.

Un difícil reto.

Los biopics de hombres de ciencia, como La teoría del todo, se enfrentan a un difícil reto. Primero, porque tratan sobre conceptos abstractos o difíciles de comprender, y por tanto de trasmitir en una película de ficción, pero también al exigir una audacia a sus intérpretes protagonistas que lo solventan con nota. E incluso nos lleva a la tentación de comparar las imágenes del film con aquellas de la vida real. 


El estilo documental de sus primeros trabajos (en especial, Man on the wire, con el que ganó el Oscar, y Proyecto Nim) se descubre en la película centrada en este personaje real, cuyo impulso de superación le acerca a otros nombres propios reflejados en el cine como por ejemplo el pintor Chrity Browm de Mi pie izquierdo (Jim Sheridam), perfectamente interpretado por Daniel Day-Lewis. Eso sí, estamos ante una biografía muy hollywoodiense envuelta de melodrama, amor e incluso humor.

-Un turista me preguntó si yo era el auténtico Stephen Hawking, yo le dije que no, que el auténtico era mucho más guapo.

Una de esas películas con todos los ingredientes posibles para que arrase en los Oscar, pero los académicos tienen la última palabra. También hay una serie de títulos que pueden hacerle una dura competencia (Birdman, Whiplash) por lo que puede que el palmarés esté muy reñido este año. 

Amadeus. Entre la mediocridad y el talento.

Amadeus. Entre la mediocridad y el talento.

Milos Forman era un cineasta checoslovaco que llevaba diez años en Hollywood cuando acometió su trabajo más brillante y todo un icono del cine de los 80: su particular visión de un genio como Wolfgam Amadeus Mozart. La película Amadeus (1984), -que este 2014, cumple su 30 aniversario- reunió a un reparto encabezado por unos sobresalientes F. Abraham Murray y Tom Hulce, al dramaturgo Peter Shaffer, a un director de orquesta, de gran prestigio Neville Marriner -como supervisor de la obra de Mozart- y al productor, Saul Zaentz, que imprimió su fuerte carácter al film.

Una película sobre la mediocridad y el talento, sobre la amistad – enemistad entre Antonio Salieri y Mozart. Un film que reflexiona sobre la genialidad, eso que distingue a una persona de otra, pero también sobre el amor a Dios (y su posterior sentimiento de abandono) por parte del músico italiano y sobre todo esto, su amor a la música. Salieri aparece retratado como un personaje oscuro, como un cuervo que pende sobre el destino de Mozart. Un personaje muy importante en la Corte de Viena de José I, consciente de que la música de verdad era la de, Amadeus, aunque siempre manteniéndose entre la admiración y la envidia. Son admirables los planos de Forman en los que Salieri aparece en la soledad del palco, como parte de una admiración secreta, o en las veces que las hace de forma confesa, considerándola como milagrosa.

-No era un simple accidente, de nuevo era la voz de Dios.

                                          

La película hacía hincapié en la profunda  devoción religiosa que sentía Salieri, que incluso ofreció su castidad a cambio del éxito musical (dato que no es histórico, pues el Salieri real estaba casado, llegó a tener siete hijas, y hasta contaba con amantes). Pero se sintió engañado y abandonado por Dios, cuando descubre que su ídolo no era más que un “hombrecillo” que no merecía el don que poseía ("Puedo ser vulgar, pero mi música no lo es").

-A partir de ahora somos enemigos, tú y yo. Porque eliges como instrumento a un jactancioso lujurioso, obsceno, infantil muchacho… y a mí solo me recompensas con la capacidad de reconocer la encarnación. 

El guión procede de una obra teatral, escrita por Peter Shaffer (hermano de Anthony Shaffer, autor de La huella, versionada por Joseph L. Mankievitz) que fue estrenada en Londres, asistiendo –de mala gana- Milos Forman a su estreno en Broadway, invitado por Shaffer. Forman detestaba las biografías musicales, pero salió encantado de esa adaptación por lo que le propuso versionarla al cine. De hecho, el guión fue obra de ambos, aunque soló Peter Shaffer apareciese como el guionista.

Uno de los éxitos de la película es contarnos la historia en flashbacks, recayendo el protagonismo en Salieri, que nos lo presenta con una confesión rotunda: “Yo maté a Mozart”.

                          

Mozart vs Salieri.

Los biopics de los genios musicales son dados a la hagiografía –la música es algo que reconocemos de forma universal e inmediata, más que la pintura o la literatura- y sobre todo porque la relación entre el cine y la música es muy estrecha, siendo Amadeus, una de las más destacadas fusiones que jamás se hayan visto. Sobre Mozart o sus obras (Don Giovanni, La flauta mágica) se han hecho diversas versiones cinematográficas; a fin y al cabo, el séptimo arte siempre se ha visto interesado por la ópera (el llamado arte total).

Sobre Beethoven, otro genio musical, hubo una película cuya calidad cinematográfica estaba lejos de ésta (Copying Beethoven, Agnieszka Holland) y faltaría un film a la altura de las grandes producciones de Hollywood para el tercer nombre destacado de la música clásica: Bach. Lo cierto es que sobre Mozart se creó un mito, alimentado por las insinuaciones de su hijo Leopold de una posible conspiración en Viena contra el compositor: la película sugiere la participación del propio Salieri en el destino de Mozart.

                          

                           

Sobre la rivalidad entre Salieri y Mozart poco se puede decir, que aporte algo de novedad, tras todo lo que se ha ido comentando desde que esta película saliera a la luz en 1984. De este enfrentamiento apenas existe una base histórica cierta, más allá de una lógica rivalidad entre dos artistas. Uno, Salieri, un gran compositor, representante del clasicismo más académico, mientras que Mozart, supuso una gran revolución en su época. No sólo en la brillantez de una música vibrante (“demasiadas notas”, se quejarán en la Corte) sino en las puestas de escena de sus óperas (Don Giovanni, Las bodas de Fígaro, La flauta mágica, El rapto de Serrallo), a las que Forman dota de un carácter de musical, en un sentido espectacular y cinematográfico.

En la película aparece Salieri representado como un personaje que sigue el camino cortesano, mientras que Mozart, no. Él es un auténtico torbellino fuera de control, expresándose con una ingenuidad y espontaneidad, que resulta incómodo para la Corte. Hay un momento muy curioso de su impertinencia cuando le dicen: “Toca como Bach”, “Toca como Haendel”, “No, me aburre”. “Toca como Salieri”.

La figura del padre es otro de los grandes temas de Amadeus que aparece en una multitud de momentos de la película. Llegando incluso a presentarnos al propio Salieri como un preceptor con la idea del padre que mata al hijo; una obsesión en los Shaffer como vemos en La huella, obra de otro Shaffer que presenta una velada intelectual con un amante de la literatura (como Salieri que amaba la música), que comparte con su rival la codicia por un mismo objeto: su mujer. 

Al final, Amadeus está marcada por la superposición del padre, Salieri y la música que se reflejaría en el Requiem. Antonio Salieri supo explotar el punto débil de Mozart, que lo descubre en la representación de Don Giovanni, con la figura tétrica de su padre: “Yo conozco la clave, -dirá Salieri, al sacerdote- “se le ha escapado a todos, pero yo sé que se trata de su padre”.

La película concluye con una simplicidad compositiva del funeral de Mozart, frente al barroquismo del que hace gala en la puesta de escena, a lo largo del filme. Para terminar en una especie de “alguien voló sobre el nido de Salieri”, en el manicomio donde está internado este compositor, donde se confiesa ante el sacerdote -y alguna forma, ante Dios-, junto con  esa célebre frase, que parece sobrar a la altura de la historia: “Mediocres del mundo, yo os absuelvo”.

 

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Jobs: El hombre que pensaba diferente.

Dos años del fallecimiento de Steven Jobs, Ashton Kutcher se mete en la piel de este controvertido personaje para interpretar al fundador de Apple Computer, la conocida empresa de la “manzana mordida” en la última película de Joshua Michael Stern, recordar, director de El último voto.

-¿Una manzana, la fruta?

-La fruta de la creación, Apple, sencillo pero sofisticado y en la guía viene antes que IBM.

Protagoniza el film Ashton Kutcher, quien guarda un increíble parecido con Steve Jobs, conocido actor que parece especializarse por este tipo de personaje, a pesar de que fue todo un reto, interpretar los inicios del fundador de Apple, uno de los hombres más influyentes del siglo XXI. Entre las anécdotas podríamos contar que le costó una pancreatitis, por seguir la estricta dieta de frutas de Steven Jobs.

-Las personas que están lo suficientemente locas por querer cambiar el mundo son los que lo logran.

Y en este sentido, la película no puede arrancar de forma más funcional. Estamos en pleno discurso de Steven Jobs durante la presentación del iPod en 2001, para saltar a los 70,  durante los años de universidad, el espíritu hippie, sus sueños de viajar a la India y sus ganas por hacer algo grande, hasta convertirse en uno de los grandes gurús tecnológicos.

Steven Jobs está entre los casos reales de superación más destacados de las últimas décadas, pero también fue una figura controvertida. Su biografía está llena de tópicos de una vida hecha así mismo: pasó de ser expulsado de su propia empresa a ayudar a fundar los estudios de animación Pixar, para terminar regresando a Apple y auparla a la cumbre. Comentaba el director, Joshua Michael: “Nuestra obligación era contar la historia tal y como sucedió, sin añadirles ninguna especulación”. Por el camino nos encontramos con un personaje tan alabado como odiado marcado por la ambición que le llevó a crear un imperio y a pisotear a todos aquellos que le hacían sombra, incluido su amigo Steve Wozniak (conocido como Woz), el inventor de un prototipo de ordenador Apple.

-Para ti, las personas no son lo más importante, es el producto, y más específicamente el resultado final.

                 

El mundo de la informática ha dado pie a importantes hombres que han interesado a Hollywood que ha puesto su mirada en ellos en más de una ocasión. Lo hizo primero con Bill Gates (el fundador de Microsotf e IBM) en el telefilme “Los piratas de Sillicon Valley” y luego en la muy interesante La red social (Ridley Scott) sobre el creador de Facebook.

-¿Ha tenido dos mil visitas en dos horas?

-Veinte, veinte mil.

Y pronto, llegará la película centrada en el hombre detrás de Wikileaks, Julian Assang, El quinto poder. El actor británico Benedict Cumberbatch (derecha) interpretará a Julian Assange en la película.

Benedict Cumberbatch (derecha) interpretará a Julian Assange en la película. Claves de un biopic de éxito.

Hemos tomado prestado el título de su biografía El hombre que pensaba diferente, a cargo de Karen Blumenhall (en España, fue editada por Alfaguara) para dar un subtítulo al reportaje sobre la película. Y con esta primera idea, vamos a abordar las razones del éxito. Primero se trata de un biopic de un personaje considerado polémico y controvertido, lo que raras veces decepciona. Segundo, se trata de un personaje que logró revolucionar la informática, sector tecnológico que está de moda, también en el cine. Tercero. Jobs aparece ambientada en los años setenta, década ampliamente recordada por el séptimo arte. Y cuarto y último punto. Está protagonizado por un actor que logra una mímesis perfecta del personaje.

Katcher se esforzó en conseguir el mimetismo del personaje que interpreta en la película, pero nadie podrá negar que este actor, casado durante unos años con Demi Moore, parece estar encasillado en el personaje del joven guaperas y pardillo, tanto en American Playboy e incluso en la serie de Dos hombres y medio, incorporado al reparto tras el despido de Charlie Sheen y que podría compartir con Jobs el haberse enriquecido gracias a la informática.

-Hay que frecuentar las mejores fiestas, con las chicas más sexys y sobre todo, las más ricas. 


Rush: Cuando fuimos campeones.

Estamos en los años setenta, en el circuito de Moza. Banderas transalpinas, carabineros y la publicidad de la marca Ferrari por todas partes. Nikki Lauda y su competidor, el británico James Hunt, protagonizan una espectacular maniobra de adelantamiento. Vale, esto es cine y no estamos en Italia, sino en el circuito de Hans Branch de Inglaterra y en el francés Paul Ricard, en donde se rodó esta secuencia del adelantamiento. Pero Ron Howard nos trae la magia de la Fórmula 1 a la gran pantalla, con Rush, y uno de los momentos más épicos y trágicos de este deporte automovilístico. Rush nos cuenta los momentos más dulces y agrios en las carreras de dos pilotos de Fórmula 1, la de Nikki Lauda (Daniel Brühl) y James Hunt (Chris Hemsworth), quienes mantuvieron una rivalidad tanto dentro como fuera de los circuitos.

“El coche es un objeto de culto para la cultura norteamericana, parte de su historia”.  Con estas palabras, Ron Howard presentaba en sociedad Rush, un film dirigido a alimentar la leyenda de la Fórmula 1; las carreras de esos grandes circuitos de la Vieja Europa que poco tiene que ver con la Fórmula Nazca, la competición americana, dicho sea de paso.  Y era una cuestión de tiempo que  unos de los momentos más gloriosos y trágicos (el accidente del mítico Nikki Lauda) saliera a la palestra del séptimo arte, después de que el biopic nos devolvieran a famosos pilotos como Ayrton Senna en Senna (Asif Kapadia).

-¿Le preocupa la presión?

-Me gusta mi trabajo, me gusta lo que hago, competir. ¿Por qué no sé lo pregunta a mi contrincante? Él es el campeón del mundo, él sería quién perdiese más.

-Señor Lauda, ¿siente la presión?

-¿Le parece que siento la presión?

Es una película que sin duda hará vibrar a todos aquellos que se tensan ante en los momentos cruciales de algún deporte: ante el gol en el último minuto de una final, los últimos compases de una maratoniana jornada de tenis, en la canasta en los últimos segundos o en algún adelantamiento y accidente de Fórmula 1. 

-El campeón del mundo Nikki Lauda quedó atrapado en un abrasador infierno de 800º.

Un instante crucial porque parecía el final del enfrentamiento entre ambos pilotos, pero el mundo quedaría conmocionado cuando apenas cuarenta días más tarde, Lauda regresaba a los circuitos. Eso sí, marcado para siempre por el accidente. De ahí, que en Rush, Ron Howard marque el antes, el durante y el después del siniestro que definiría a ambos personajes: “Intenté acordarme del accidente pero me fue imposible, caí inconsciente y todo quedó borrado de mi memoria”.

-¿Qué dijo su mujer?

-Que no necesito mi cara para conducir, sólo mi pie derecho.

                       

Rush: Otra forma de retratar la Fórmula 1.

Rush: Otra forma de retratar la Fórmula 1.

-En el boxeo siempre existe ese primer momento que se refleja en el rostro del contrincante, el momento en el que va a recibir el impacto demoledor del campeón. Es un momento frustrante porque caes en la cuenta que todos esos meses de bombo y platillos, de ánimos continuos, de mentalización no han sido más que una ilusión. Eso es lo que se veía claramente en la cara de Frost.

En Desafío: Frost contra Nixon, la primera colaboración entre Ron Howard y Peter Morgan, el guionista, captaron en imágenes uno de los momentos estelares del periodismo y de la Administración del presidente con mayor casta de perdedor, de los Estados Unidos. Ahora, le toca el turno a la Fórmula 1 y capturar otro de los momentos cumbres de este deporte entendido por su valor como espectáculo y tragedia.

-Quieren ver tu duelo con Nikki y eso es lo que van a ver.

Si se debe la puesta de escena al director, es labor del guionista ofrecer la historia los diálogos y situaciones que aparecen en la película.

-Sólo tengo problemas con una rata austriaca y su equipo de italianos tramposos.

-¿De qué estás hablando?

-De la carrera que ganaste en España.

-De verdad eso no me molesta, James, ¿que me llames rata o que me parezca a una? No me importa, son feas y no gustan a nadie, pero son muy inteligentes y con un gran espíritu de superación.

El choque de fuerzas opuestas vuelve a propiciar la colaboración de dos mentes creativas que superaron, con creces, lo profesional por lo pesrsonal. “Peter es único a la hora de retratar una época concreta a través del choque y sinergia entre dos personajes contrarios. Aquí, a través de la lucha entre Hunt y Lauda. Hablamos de cómo eran los años 70: locos, liberales y sexys. Un piloto podía morir, pero no le importaba. De hecho, el punto de inflexión de la trama es el accidente de Nikki Lauda”.

-Esa maniobra fue un suicidio, si no hubiera frenado, habríamos chocado.

-Pero no chocamos, ¿verdad? Gracias a tu magnífico instinto de supervivencia.

Rush nos acerca a dos formas contrapuestas de ser un gran piloto de Fórmula 1 que coincidieron en su tiempo; “Nikki era más intelectual, su forma de ver las carreras era a través de la planificación y el cálculo del riesgo, mientras que James era un artista”.

-¿Quién eres? ¿Eres famoso?

-¿No lo sabes? Es Nikki Lauda, piloto de Fórmula 1 y acaba de fichar por Ferrari.

-Pues no lo pareces. He visto a otros pilotos y llevan el pelo largo, son muy sexys y llevan la camisa abierta hasta aquí.

-Si no hay incentivos y recompensas, ¿por qué habría que correr?

-Porque te lo pido yo.

Uno de los aspectos que recuperamos de la anterior colaboración de Howard y Morgan es cómo el cine y los diferentes medios tratan la realidad, siguiendo algunas ideas tomadas por Gilles Liptewsky y Jean Serroy: “La pantalla global: cultura mediática y cine en la edad hipermoderna”. En un momento en que la realidad está bajo sospecha, las ficciones a bases de chismes rastreables en Google, la prensa negra o rosa son el fundamento para todo este tipo de guiones. Hablamos de un guionista, responsable de títulos tan célebres como El último rey de Escocia, The Queen o la citada El desafío: Frost contra Nixon. En la película, lo vemos en esa fundamental escena: A través de la televisión, James Hunt se entera del accidente que sufriría su principal contrincante, pero la película no recurre a una secuencia preparada en un set sino a imágenes de archivo, de igual forma que el mundo se enteró de la muerte de Lady Di –también por televisión- en The Queen, otro filme guionizado por Peter Morgan.


Ron Howard marca un estilo.

Comenzó como actor a las órdenes de Vicente Minelli, en una película en la que ayudaba a buscar novia a Glenn Ford (El noviazgo del padre de Eddie) y ya en su primera película demostraba su afición por la velocidad a cuatro ruedas (Loca escapada a Las Vegas). Desde entonces, “Ronny” Howard, se convirtió en un realizador que ha ido cosechando éxitos, pero su carrera cinematográfica es algo inclasificable, a tenor de sus principales películas: desde la comedia romántica (Splash 1, 2, 3), a una aventura fantástica (Willow) o una inclasificable película de ciencia-ficción (Cocoon).

-Vengo con estos gemelos subnormales.

-No somos gemelos.

Splash 1, 2, 3 era una comedia romántica pero también tiene elementos de fantasía y unas complicadas imágenes submarinas. Lo que me gustó de Willow es que, en su momento, era un nuevo mundo de efectos especiales y el primer plano digital”.

-Lo que os asustéis con facilidad, no miréis.

“Siempre me gustó ese tipo de combinaciones. Una mente maravillosa es hombre muy inteligente que bordea con la locura. Es una historia real que cuenta además con elementos cinematográficos de las historias de fantasmas. Me gustan las historias que no funcionan de una forma simple, sino de múltiples maneras, como sucede con películas como Cocoon

Rush es una película cuya estética visual es bastante vibrante, lo que parece una obviedad cuando estamos ante un film de proezas automovilísticas pero son muy pocas las que han logrado transmitir el realismo del mundo del motor procedente de la pequeña pantalla. De ahí, que haya convenciones y referencias televisivas de la Fórmula 1, pero adornadas con aspectos psicológicos y emotivos: “Cuando ves el tratamiento de las carreras que otorga la televisión, hoy en día, puedes comprobar la espectacularidad que se logra gracias a las múltiples cámaras pero se limitan a informar sobre el desarrollo de las carreras y a mí lo que me interesaba era hablar de los autores. Es decir, utilizar muchas cámaras pero para acercarnos al lado psicológico y humano de los protagonistas”.