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Lwarence de Arabia: un clásico inolvidable.

 Junto a Ben-Hur, El puente sobre el rio Kwai o Los diez mandamientos, la película de David Lean es una de las grandes superproducciones de carácter épico de la historia del cine. Otro título del que celebramos su aniversario junto a un nutrido número de clásicos, para un film que marcaría un importante hito dentro del cine de aventuras. 

El cineasta británico supo aprovechar al máximo los impresionantes recursos que tuvo a su alcance y todo aquello que hizo de la película toda una superproducción. El impresionante reparto, la música, la fotografía, el diseño artístico, el guión,  sus escenarios naturales o el montaje son marcas de la casa de un director que convirtió en esta  película en un fenómeno inolvidable. Podríamos destacar el montaje, una de sus herramientas idóneas. De hecho, David Lean contaba con una gran experiencia como montador antes de comenzar su carrera como cineasta. "La cantidad de veces que he salido de una película en la que había una escena muy bien montada y he oído a la gente decir que la fotografía era muy buena. ¡Al diablo con el operador! Todo se debe al montador".

Sobre el personaje hay tantas luces como sombras, como también existe la sospecha de haber exagerado sus hazañas pues estas vivencias partían de una obra autobiográfica. Lo cierto es que T. E. Lwarence  fue arqueólogo y diplomático inglés que llegó a Arabia en plena I Guerra Mundial, en el momento del nacionalismo árabe frente a un imperio turco, en franca decadencia. Resultan interesantes los entresijos de la política internacional, que aluden a unos conflictos que parecen no tener fin. También encontramos el auge del imperialismo británico. De hecho, Lwarence de Arabia se convertiría en un icono de las políticas pro occidentales. 

-Al parecer tenemos un servicio de agua británico con la bandera árabe.

 La película de David Lean los considera ciertos, pero sobre todo para presentar al personaje dentro de su conflicto interno y de su profundidad dramática. 

-Es usted el hombre más extraordinario que he conocido.

-Déjeme en paz.

-¿Cómo?

-¡Qué me deje en paz!

Así junto a las proezas que se le atribuyen también hay brotes de locura e incluso momentos de crueldad. E incluso llega a convertirse en una especie de Mesias:

-No está escrito.

                        

 Lo realmente importante de la película es la influencia del desierto en sus personajes, clave en el cine del realizador inglés, pues los paisajes y los grandes espacios cobran tanto protagonismo como la historia o sus personajes. David Lean se sirve  como escenario de los desiertos de Jordania, Marruecos y el de Almería. "David Lean no podía hablar nada más que del desierto. Nosotros llegábamos al rodaje y ya estaba en medio del desierto horas antes, cada día, para tenerlo en su cabeza". Uno de los actores que más debe al gran éxito de esta película, el egípcio Omar Sharif, declaraba la importancia del desierto para el film en su visita al festival de Almería en corto, asombrando a los presentes por su dominio del español. 

Otro de los escenarios que más nos podría llamar la atención es el de Sevilla, recreándose la capital hispalense como el Cairo, con el hotel Alfonso XIII y la Plaza de España (localización muy cinematográfica pues también serviría para el rodaje de una de las entregas de Star Wars). Productores como Sam Spiegel o Samuel Bronston pusieron a España en el mapa cinematográfico de Hollywood, rodándose en nuestra geografía grandes superproducciones como Doctor Zivagho, El Cid, La caída del Imperio Romano o 55 días en Pekín

Otra de las referencias del film es la música magistral a cargo de Maurice Jarre, con uno de los temas tan reconocibles como el silbido de la Marcha del Coronel Bogey en ‘El puente sobre el río Kwai’ (‘The Bridge on the River Kwai’, David Lean) o el tema de Lara (Doctor Zivagho, David Lean), del mismo compositor. 

En definitiva, un film lleno de anécdotas por la gran dificultad del rodaje a la altura de la propia historia que querían narrar; por el empleo de miles de caballos, camellos y figurantes en pleno desierto; por el propio actor protagonista (Peter O´Toole) elegido tras un larguísimo proceso y de importantes descartes como el de Marlon Brandom o por ser una de las pocas películas en donde los personajes femeninos deseparecían de la pantalla más allá de simples figuraciones. 

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Lwarence de Arabia

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2 comentarios

Rubén -

Muy buen artículo. Enhorabuena. Gran película sin duda

Roger -

Que gran película y me ha encantado lo Que has escrito, aunque un poco largo