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El oscuro mundo del poder: corrupción y cine.

El oscuro mundo del poder: corrupción y cine.

- El poder desgasta al que lo tiene.

El Padrino III, Francis Ford Coppola.

Corrupción, conspiración y fraude; el cine siempre se ha fascinado por las laberínticas alcantarillas de los poderosos. Son los vicios de aquellos que no paran de dar la tabarra, siempre que esté la palabra "poder" y, en especial, mucho dinero de por medio. ¡Qué poco duran las buenas intenciones y que fácil es que se corrompan hasta los mejores! En nuestro estilo, repasaremos algunas de estas películas que han tenido la corrupción y la conspiración como tema principal.

 Esta temática es una obsesión de Francis Ford Coppolla, quien en su saga de El Padrino, ofrece una imagen corrupta de los principales pilares de la sociedad y el poder (el corrupto Senador, la prensa, el Vaticano, el mundo empresarial), e incluso de la propia política. Tal y como se recoge en uno de los más conocidos diálogos:

Al Pacino - Mi padre es un hombre poderoso, con grandes responsabilidades... como un político.

Diane Keaton - No seas ingenuo, los políticos no cometen asesinatos.

Al Pacino - ¿Quién es el ingenuo?

 Como metáfora de la sociedad, la industria cinematográfica norteamericana siempre se vio interesada por reflejar su propia visión de la realidad que ofrecen al público. Por un lado se acumulan las producciones de entretenimiento, exaltadoras de sentimientos infantiloides con trasfondos patrióticos y positivistas, como Los escándalos de Larry Flint (Milos Forman), del que recogemos la siguiente cita.

 - No podemos cerrar los ojos ante las personas decentes que se están siendo corrompidas.

 Y por otra parte, muchos directores, guionistas y demás profesionales del mundo del espectáculo han defendido y defienden como valor irrenunciable la labor de autocrítica como método para salvar los valores de la democracia y libertad, valores fundacionales de su nación. Lo encontramos en el formato documental, con el caso más actual en el polémico Michael Moore, y en cualquier de los géneros cinematográficos, como el drama con reminiscencias cómicas en The Majestick (Frank Darabont): “Ven, brinda conmigo, por la tierra de las libres patrias y valientes”. Lo que en algunos oscuros períodos, les valió para ser acusados, curiosa y contradictoriamente, por antiamericanos. Un ejemplo apareció en la película La caza de brujas, de Irving Marvin, cinta en la que el propio Robert de Niro, se debía defender de los siguientes argumentos:

- ¿No se da cuenta del daño que usted y sus amigos comunistas han causado en las mentes libres de los americanos, a través del cine y la televisión? Y su rotunda negativa a responder a estas preguntas, nos confirman, señor, que usted sigue siendo miembro del Partido Comunista, y por tanto una amenaza para este gran país.- Seguro que no soy el mejor ciudadano de este país, pero me criaron para luchar por lo que creo y criaré a mi hijo de la misma manera, e intentaré vivir según mis principios. Y si eso no es de ser un auténtico americano es que hemos fallado.

Algunos otros dan un paso más allá. Algo o alguien corrompe el sistema y se comete alguna injusticia, pero al final son los mismos mecanismos de la legalidad los que posibilitan un reconfortante final feliz en donde se salvaguardan la seguridad y el honor de la nación. En esta línea similar aparecían películas, como en la cinta Jonh Q, protagonizada por Denzel Washington quien daba vida a un padre preocupado por la salud de su hijo que llega a secuestrar a un equipo de médicos en un hospital para poder operarle, pues por la legalidad del sistema no sería posible su operación. 

- Entonces, se lo suplico, sáltese las normas.

- Me gustaría, Jonh, pero eso se pasa de la raya. Es completamente amoral.

- ¿Y qué? Ya se ha pasado de la raya. Usted se pasa de la raya, todo el puto sistema se pasa de la raya. 

Sin embargo, y por suerte, existen infinidades de ejemplos nacidos no sólo de las producciones independientes, sino además del propio Hollywood -que se suele caracterizar por una versión “ingenua” de la realidad-. Un ejemplo, lo encontramos en Michael Mann y su lucha contra las grandes compañías tabacaleras, en El dilema.

- El reparto de nicotina es nuestro negocio. Se suele usar como tecnología la llamada química del amoniaco, que consigue que la nicotina se consuma con una rapidez en el pulmón y por tanto, afecte al cerebro y al sistema nervioso.

La obra de John L. Carré gira en torno a este gran tema: la lucha de un hombre por permanecer moral en un mundo amoral. Como ocurre con George Orwell, se trata de un referente más allá de las letras. Espías víctimas del sistema, banqueros con cuentas poco claras y héroes cansado que ni siquiera lo sean, pero que necesitan sobrevivir sin recurrir a vender su alma. Un ejemplo lo encontramos en El jardinero fiel, que fue adaptada al cine por Fernando Meireyes, que ponía el dedo en la llaga de los fraudes de las farmacéuticas en África. 

- Los medicamentos gratuitos, la mayoría están caducados; con esto desgravan las grandes compañías farmacéuticas. Medicamentos desechables para pacientes desechables.

De las farmacéuticas y las tabacaleras a otro con más implicación en nuestros propios políticas, la corrupción urbanística. Los temas relacionados con la corrupción urbanística quedaron bien reflejados en la magnífica serie Crematorio y en la película española, La caja 507.

- Compraron toda esa tierra mucho antes del incendio, a través de una cooperativa agrícola que, por supuesto ya no existe. La vendieron a Cavendish, una empresa con sede en Gibraltar, y poco tiempo después la Comisión de Urbanismo recalificó los terrenos. Cavendish hace los ingresos, paga las comisiones, realiza los sobornos que sean necesarios. Todos con dinero negro, claro. Hay tiene las pruebas.

 El francés Claude Chabrol, interesado por los resortes rancios e inamovibles de sus personajes, así como a su acomodo a los nuevos tiempos, escenificó meticulosamente en Borrachera de poder los mecanismos de los corruptos en su momento de esplendor. Se debe el título a un número considerable de poderosos que tienen problemas para andar derecho y no porque hayan bebido, sino porque están ebrios de poder, ebrios de sí mismo.

- Y esa mujer, esa jueza de instrucción, no nos seguirá buscándonos las cosquillas, ¿verdad?

- Según mis informes será objeto de un ascenso. 

En los últimos años, el género ha conocido una gran expansión en el cine, retomando –en parte- los añossetenta, muy fértiles para el llamado cine paranoico, que tuvieron su máximo exponente en las películas de Alan J. Pakula, Los tres días del cóndor o el clásico de John Schlesinger, Maratón man. Lo que nos lleva a una espléndida revisión de un género que no ha perdido su potencial por indagar en las turbias aguas del poder.

- Alivio o dolor, elija el siguiente paso del juego. La decisión está en sus manos, así que tómese su tiempo y dígame. Cuénteme más, cuénteme más.

                           

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