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Cine con denominación de origen

El Antiguo Egipto en el cine.

El Antiguo Egipto en el cine.

- Si acierto a este, venceré a los asirios. Si acierto al otro, seré un faraón igual que Ramsés el Grande.

En Egipto tuvo lugar una de las civilizaciones milenarias más interesantes para la Historia, el país de los faraones, de las grandes pirámides, del Nilo o de ese elemento fantástico representado en las momias. Son muchas las producciones que han utilizado como escenario de rodaje el Antiguo Egipto, y algunas de ellas han pasado a formar parte de la Historia del Cine. Del mundo de los faraones destacaron algunos títulos, Faraón del director polaco Jerzy Kazaverovtiz y Tierra de faraones, ambientada en la construcción de esas grandes construcciones funerarias que fueron las pirámides.

- Ahora me falta construir una tumba en la que vaya a descansar mi cuerpo, una tumba que ningún hombre pueda violar y que yo pueda disfrutar de todas estas riquezas en la otra vida.

Como también sucedía en ese mismo Egipto la historia de los judíos que tanto el Antiguo Testamento como el Hollywood más dorado, no paraba de contarnos. Desplegando en este escenario exótico todo un conjunto de valores, junto con el mayor espectáculo posible de aquellas películas épicas. Los diez mandamientos, ese fresco antológico sobre la figura de Moisés y la salida del pueblo hebreo de Egipto, contaba con todos los elementos posibles de una superproducción: aventura, romance y un pueblo esclavizado que logra su libertad. 

Cleopatra fue otra de esas películas épicas recreadas en Egipto, esta ambientada en esa época bajo el poder Roma. Iniciada por Robert Mamulian y concluido por Mankievitz, tuvo entre sus curiosidades, el desarrolla de una parte del rodaje en Almería; en concreto, las escenas centradas en la batalla de Farsalia.

- Me temo que debemos reducir nuestra velocidad, somos pesados para alcanzarlo.

- Entonces, nos quedamos a la deriva.

El cine ambientado en el Antiguo Egipto pronto se confundió con el del subgénero pemplum, siendo esta película de Mankievitz el mejor título de aquellas que tenían este escenario. Sin embargo, seguramente lo más interesante del filme fuera la relación entre Richard Burton y Elisabeth Taylor, actores que mantenían un crispado matrimonio en la vida real y otro no menos intenso, en la película.

- Vengo en nombre de Roma, para saber por qué ha sido depuesta Cleopatra.

También los caprichos de la protagonista, Elisabeth Taylor, pasaron a la historia del cine. La actriz, que rodaba cuándo y cómo quería, hizo arruinar a la Fox, al utilizar 65 vestidos diferentes, uno de ellos bordados con hilo de oro, el que vestía en la espectacular escena de la entrada en Roma.

Más moderna y compartiendo protagonismo en una mujer destacada de ese Antiguo Egipto, fue el retrato reflejado por Alejandro Amenábar en Ágora. Sin precedentes en el cine español de un filme de la envergadura,  es un fresco histórico ambientado en el siglo IV de nuestra Era. El cristianismo se había convertido en la religión oficial de un Imperio Romano en declive, cuando la principal sede de la cultura occidental –situado en la legendaria Biblioteca de Alejandría- estaba a punto de desaparecer. Y el protagonismo recaía en una mujer, Hypatia, pionera de la astronomía, citada en ese programa divulgativo que era Cosmos, por Carl Sagan.

- Hace dos mil años, aquí, en gran medida se inició la aventura intelectual que nos llevó al espacio. Entre estos grandes hombres, hubo una gran mujer, se llamaba Hypatia. Esta astrónoma y matemática fue la última luz del lugar y su martirio se liga a la destrucción de la gran biblioteca de Alejandría, setecientos años después de su fundación.

Y qué sería del cine ambientado en Egipto, sin aquellas entrañables momias que aparecen cuando menos se lo esperan. Nos llegó de la mano de uno de los colaboradores de Murnau, Karl Freund; años más tarde, se convertiría al personaje en un monstruo cubierto de vendas, en películas como The Dummy Gosth (Reginalg Le Borg).  Y desde entonces, el cine moderno ha tenido una obsesión constante por este personaje, multiplicándose las versiones que han contado con la momia como telón de fondo. Con esta pincelada, concluimos nuestro viaje hacia el Antiguo Egipto, con la promesa de volver a otros mundos pasados, imaginarios o reales que nos cuenten diversas historias o que, al menos, nos permitan hacer volar la imaginación.

- Muerte, castigo eterno, plaga, a cualquiera que abra este cofre.

Italia al dente: cine trasalpino.

Italia al dente: cine trasalpino.

La cinematografía italiana tuvo un pasado esplendoroso (Fellini, Visconti, De Sica), un presente prometedor (Paolo Sorretino, Matteo Garrone), e hizo del pemplum, del spaghetti western y el giallo sus géneros más populares. Conozcamos el cine hecho en la tierra de las Mamachichos.

 Durante los años próximos al final de la segunda Guerra  Mundial surgió en Italia una nueva forma de hacer cine, llamada Neorrealismo, representada principalmente por Roberto Rosellini, Vitorio de Sica y Luccino Visconti. El cine ya no se limitaba a entretener sino que mostraba la cruda realidad que nacía tras la guerra, iniciando lo que para muchos fue la época más esplendorosa de la cinematografía trasalpina. Fue con Roma, ciudad abierta cuando el Neorrealismo adquirió resonancia mundial. La película mostraba la lucha por la supervivencia que los italianos libraban, día a día, durante la ocupación alemana, haciendo lo posible por resistir a ella.

 - Busco al ingeniero Manfredi, pero, ¿con quién hablo?

- Soy amigo del ingeniero.

 - ¿Qué amigo?

- ¿Con quién hablo?

 Se trataba de una época en que imperaba la realidad sobre los deseos de sus personajes, o en su caso, entremezclándolo con elementos más novelescos como sucedía Arroz amargo (Giusseppe de Santi). A lo puramente sociológico, se interponía una trama policiaca junto a un componente erótico en la figura de Silvana Magnano. 

                                  dolcevita
 
 La dolce vita, de Fellini, famosa película que marcará buena parte del futuro cine, presentaba una serie de noches y mañanas romanas vistas desde la perspectiva de un vividor interpretado por Marcelo Mastroiani. Una curiosidad, el fotógrafo que trabaja con Marcelo, Paparazzo, daría origen a la célebre palabra con la que conocemos a un tipo de entrometidos fotógrafos.

  - Ahora, póngase aquí, con las montañas de fondo. ¿Le gusta ser la madre de los iluminados?

- Quiero irme a casa.

- ¿Cómo se llaman sus hijos?

- Darío, Darío y María.

- ¿Darío y María? Eso, llore, llore.

 No podemos hablar de cine italiano, sin hablar de Cinemaparaiso, galardonada entre otros premios, con un Oscar a la mejor película de habla no inglesa. El filme es un homenaje al género cinematográfico en el que se relata una conmovedora y tierna historia en la época de la posguerra. ¿Cómo olvidar al entrañable Totó? Un niño entablará una amistad con un viejo operador de esos antiguos cines de barrio, que hoy han desaparecido para siempre.

 - Ahora que voy a quinto curso, no digo que pueda entrar en la cabina, pero ¿qué te parece? ¿Por qué no nos hacemos amigos?

- Totó, yo elijo a mis amigos por su humor y a mis enemigos por su inteligencia.

                 cinema-paradiso

Las primeras películas de Michelanguelo Antonioni, sobre todo Crónica de un amor, han sido consideradas como una evolución neorrealista en donde se abandonaba el feísmo de las clases más desfavorecidas por el retrato de la burguesía. El último de los directores italianos que vamos a citar, Mario Monicelli, representa el llamado Neorrealismo rosa, al vincularse con la comedia o el tono de farsa. En este sentido, destaca la protagonizada por Totó, Rufufú, mítica película de ladrones.

 - ¡Vamos a ver! Muchísimas cajas fuertes, tienen tres o cuatro cerraduras, pero siempre hay una la que cuenta.

- ¿Y cómo podemos adivinarlo?

- ¿Qué cómo se puede adivinar? ¡Perforadora y broca!

La Casa Blanca: entre realidad y ficción.

La Casa Blanca: entre realidad y ficción.

Más conocida que los taxis amarillos y la Quinta Avenida de Nueva York es la figura del Presidente, sobre todo por esa rancia cinematografía patriotera y políticamente correcta que brota en el cine made in Hollywood como Gremlins en una piscina del inserso. “Juro fidelidad a la bandera de los Estados Unidos de América y a la República que representa, una Nación ante Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos”. Así versa el final de la Declaración de Independencia, dentro de unas constantes indicaciones en el cine americano, los mecanismos de la justicia inmersa en el sistema. Con una versión complaciente, que generalmente apoya su discurso ideológico en torno a una historia de amor o acción, para entretener al espectador mientras se le insufla los valores adecuados y presentar a la figura del Presidente como cabeza de un país triunfante.

Hay un sinfín de obras voluntariosas, pero menores, que constituyen una galería de ciertos retratos, que van desde la ridiculización hasta una desmesurada mitificación heróica. La carrera de Harrison Ford es significativa, en este sentido. Si interpretaba en algunas cintas al hombre duro del Gobierno, siempre honesto e incorruptible mientras se libraba de los enemigos de América, en otras películas se enfundaba el traje de un Presidente conservador, padre de la patria pero también padre de familia. Dos títulos en este línea eran El Presidente y Miss Wade, y Air force one. En la primera de ellas (Rob Reiner), interpretaba a un hombre viudo que preguntaba a su hija de diez años si era lícito salir a cenar con una mujer.

- Loosy, ¿te parece bien que vaya a cenar con una mujer?
- Papa, me da igual.

Mientras que en Air force one (Wolfgam Petersem) se convertía en un Presidente, yonki de adrenalina.

- Señor, póngase el arnés, es hora de irse.
- ¿Y el resto del equipo?
- No hay tiempo para el resto del equipo, sólo puedo sacarle a usted.
- ¡No, iremos todos!

En otras propuestas, centradas en el futurismo y catástrofes, se profetizaba la llegada de un presidente negro a la Casa Blanca, nada menos que Morgan Freeman (Deep Impact, Mimi Leder). No por casualidad, Estados Unidos vivía una importante amenaza procedente del espacio exterior, un enorme meteorito que iba a chocar contra el planeta.

- Hemos preparado una red de inmensas cuevas, con una capacidad para un millón de personas.

Otra interpretación frecuente ha sido el de las parodias convirtiendo las figuras presidenciales en caricaturas sobre las que proyectar los traumas, profundas paranoias o las histerias colectivas que se han fraguado desde tiempos remotos. En Mars Attack (Tim Burton), Jack Nicholson interpretaba a un presidente dispuesto a tratar una alianza con los invasores de la Tierra, todo eso, claro está, en clave de comedia.

- Podríamos trabajar juntos, ¿por qué ser enemigos? ¿Por qué somos diferentes?

Sin embargo, la película más ácida y brillante de todas las que han querido sacar las cosquillas de la política norteamericana, con un poco de humor, era Teléfono rojo, ¿volamos hacia Moscú? (Stanley Kubrick).

- Hola Dimitri, oye no te oigo muy bien, ¿no podrías bajar un poquito la Internacial?



Una de las mejores representaciones de lo que se cocina en los grandes pasillos del poder, nos lo dejó El ala oeste de la Casa Blanca. En el formato de serie televisiva nos mostraba los entresijos de la política, con todo un presidente republicado interpretado por el demócrata Martin Sheen. Hay muchos actores que han jurado el cargo como presidentes más o menos reconocibles en la gran pantalla, pero muchos de ellos se han devancado como personajes ficticios. No podíamos terminar, sin embargo, sin una de esas curiosidades protagonizada por Ronald Reagan: cuando actor dio vida a un presidente en Abismo de pasión. Aunque nunca podríamos decir si valía más como político o como actor.

Otro artículos: Presidentes USA. 

El presidente de los Estados Unidos, qué personaje.

El desafío: Frost contra Nixon.

Muerte de un presidente.

Cine político. Las urnas y la campaña en el celuloide.

 


El conflicto del Próximo Oriente en el cine.

El conflicto del Próximo Oriente en el cine.

El constante estado de tensión que se da en Oriente Medio, desde que en 1947 se crease el Estado de Israel, ha provocado cuatro guerras y una serie de conflictos internos en distintos países: enfrentamientos arábico-israelíes, ocupación militar de Palestina, consolidación del mundo hebreo y matanzas de árabes. Todo estos episodios han contado con una filmografía extensa, pero desigual. Evidentemente, la cinematografía israelí ha incidido con mayor o menor entusiasmo a este conflicto que dura ya medio siglo. La llegada de los primeros judíos a Palestina fue reflejada en una temprana película titulada Kedma de Amos Getai, que sería la primera de una de serie de títulos sobre este episodio de su historia. De este director es también Edén, sobre los ya instalados en el país, con el deseo de compartir algo más que el territorio.

- Nuestro esfuerzo por movilizar a una clase obrera judía y árabe, unida contra todas las injusticias políticas y sociales.

A los pormenores de la fundación oficial del Estado de Israel, el cine americano realizó la espectacular Éxodo, inspirada en la novela Leon Uris y con guión de Dalton Trumbo. Otto Preminguer dirigió una historia dramatizada y de amor, describiendo el nacimiento de Israel desde el viaje en el barco Exodus hasta su consolidación como Estado. La aproximación de Preminguer está idealizada –se sabe que fue judío- e incluso llegó a insertar discursos del propio Ben Gurion.

- La huelga de hambre es una cosa muy grave, por que una vez tomada sólo se puede resolver con la victoria o la muerte.

Hubo otros acercamientos a los orígenes del Estado de Israel, por parte de la cinematografía occidental. El italiano Dullio Colleti filmó la más temprana recreación de este episodio en una mediocre película titulada Il Grido de la Terra, y las majors dieron la réplica a Preminguer con una superproducción, excesiva y llena de estrellas de Hollywood, propia de los grandes estudios. Pero La sombra de un gigante, que así fue como se tituló, no merece la pena ni tan si quiera por el cast de su reparto: Kirk Douglas, John Wayne, Jul Brynner o Frank Sinatra.

                                                   

No son muchos los episodios históricos –todos violentos- de las sucesivas guerras, con no tanta correspondencia real en la ficción cinematográfica, ofrecida por la visión israelí. De hecho, más allá de los títulos que han podido estar al alcance del espectador español, estos han sido invariablemente de producción israelí. Para ser justos, casi ninguno memorable. Se podría citar Beoufot de Joseph Cedar y de nuevo, a Amos Getai, con Kippour, Promised Land o Zona libre. Aparte de los conflictos bélicos, aportó una reconstrucción hiperrealista de los atentados a las Torres Gemelas, en Nuevo York, en la película 11 de septiembre.

- Un ataque terrorista en la ciudad de Nueva York y otro aquí en la ciudad de Jerusalén, la ciudad Santa.

Unos de los aspectos que parecen olvidarse cuando nos referimos a esta temática, es el papel de la mujer; fundamental, por otra parte, para comprender la magnitud de lo que se vive en esa tierra. En este sentido, sobresale la israelí Hiam Abbas, conocida actriz que ha simbolizado la dificultad de ser mujer en el conflicto arábico-israelí. Por citar una película, Zona libre, junto a una jovencísima Natalie Portman.

- Tengo visado, puedo cruzar la frontera contigo, ¿de acuerdo?

- ¿Por qué tengo que involucrarme en tus problemas? ¿Por qué?

- Porque eres madre, eres mujer, tienes que ayudarme.

Pese a todo y siempre con apoyo de algún país occidental, el cine palestino –propiamente dicho- existe y también dedica parte de su producción cinematográfica al conflicto. Sin duda, el título referencial sigue siendo Paradise Now (Hany Abu-Hassard), que retrataba los prolegómenos de un atentado suicida. En concreto, el reclutamiento de mártires.

- ¿Qué pasa después de eso?

- Los ángeles bajarán para recogeros.

- ¿Estás seguro?

- Por  supuesto, en cuanto cumpláis la misión, veréis.


La causa palestina suscitó un variado grado de simpatías entre los miembros de la izquierda, entre los años 60 y 70, como queda testimoniado en el pintoresco acercamiento de Jean Luc Godard en su etapa más politizada (Ici et ailleurs):

- En febrero, julio 1977, es “yo”, es “tú”, es “ella”, es “él”, vamos a Oriente Próximo con los palestinos para hacer una película.

Igualmente el cine americano dirigió su mirada a este conflicto, casi siempre con una visión distorsionada y con el tema de la lucha contra el terrorismo, como telón de fondo. En este sentido, merece un capítulo aparte la ficción que Spielberg creó en torno a los secuestros de atletas hebreos en Munich 82, a manos del “Septiembre negro”.

- Diremos que eso es verdad, vosotros queréis compartir el mundo con nosotros. Pues nosotros no lo compartiremos con vosotros. Estamos legitimados para eso, ¿verdad?

Hoy en día, los cineastas israelíes parecen especialmente sensibilizados con las desigualdades ente unos y otros, con la muy apreciable versión de David y Goliat que fue la cinta Los limoneros de Eran Rinklis. Esa enorme actriz que es Hiam Abbas, interpreta a una viuda palestina que lucha contra las autoridades israelíes, porque les talaron sus limoneros, considerados como una amenaza a la seguridad de su vecino, recientemente nombrado ministro de Defensa.

- Deshonra a mi difunto padre y a mi difunto marido, los árboles son reales. Mi vida es real.

La última producción que nos ha llegado, sobre el conflicto del Próximo Oriente es la película de animación –con alma de documental- Vals con Bashir. El filme de Ari Folman, ambientada en la Primera Guerra del Líbano, pretende reflexionar sobre la guerra y la memoria, sobre los horrores latentes que despiertan de golpe con el tiempo y que sirve para concienciarnos sobre lo peor de nosotros mismos.

- Aquella noche la vi después de veinte años, me volvieron a la cabeza imágenes de la guerra del Líbano. Pero no sólo del Líbano, sino de Beirut oeste; y no sólo de Beirut, sino de la matanza en los campos de refugiados de Sabra y Chatila.