Blogia
Travelling. Blog de cine.

Ciclo Ingmar Bergman.

Ciclo Ingmar Bergman: Cien años del gran cineasta de la conciencia y los conflictos humanos.

Resultado de imagen de ingmar bergman peliculas

Este 2018 se cumple el centenario del nacimiento del cineasta de Upsala al que dedicaremos un ciclo, repasando las líneas maestras de su cine como también algunos de sus títulos más emblemáticos y otros menos conocidos.

Estamos ante la obra de un director, con mayúsculas, cuyo legado es incuestionable en el séptimo arte, situándose entre los grandes cineastas de todos los tiempos, a pesar de no gozar de la unanimidad de crítica y público, junto a Tarkovski, Dreyer, Kubrick, Welles o Malick. Ningún otro cineasta ha identificado el rostro con el espejo del alma, como lo haría Bergman, al entender al hombre, no sólo como ese ser hecho de carne y hueso, que diría Unamuno, sino como un individuo que posee conciencia y alma, pero también conflictos y dudas que ahondan en sus personajes.

-Sentido de culpabilidad, miedo e incomprensión, siempre lo mismo.

Así lo reflejaba un soliloquio de Johan (Earl Josephson), en “Secretos de un matrimonio” o sus características reflexiones y dudas, en torno a la fe y ese concepto tan recurrente en su cine como es el “silencio de Dios”, como indica a través de Antonius Block (Max Von Sydow) en “El séptimo sello”.

-Le llamo en la oscuridad, pero no me responde.

El cine de Ingmar Bergman reflejaba un estilo depurado, lleno de simbolismos e imágenes impactantes, siendo una de ellas su gran seña de identidad: los primeros planos –una herramienta narrativa ideal para subrayar los estados de ánimo tanto del corazón como del alma de sus personajes-. También ha cobrado gran importancia los flashbacks en la estructura narrativa de su cine.

Resultado de imagen de ingmar bergman peliculas

Sus grandes temas.

La familia, la religión, el teatro y el cine,  el silencio de Dios, la sexualidad, el matrimonio, la trascendencia temporal y, por fin, la infancia rota. Sus películas han recorrido todos estos temas a lo largo de su larga filmografía, tanto en cine como en televisión, y sin desmerecer uno u otro título, el cine de Bergman se cimienta en tres sólidos films que marcan sus tres grandes reflexiones: hablamos de “El séptimo sello”, “Persona” y “Fanny y Alexander”.

La existencia de Dios y la fe, escamoteada por la Razón, se rastrea en algunas de sus mejores películas, sobre todo en aquellas que formaba parte de su particular Trilogía de la Fe, sobre el “silencio de Dios”, concepto al que recurre Bergman, frecuentemente. Esta aparecía en “El séptimo sello”, en “El silencio” o “Los comulgantes”: ¿Dios mío, porqué me has abandonado? Nadie responde, ni siquiera una risa.

Resultado de imagen de ingmar bergman peliculas

Ese “existencialismo teológico” sería sustituido por sus reflexiones psicológicas con las que ahondaba sus tormentos de la conciencia. “Fresas salvajes” (1957) sería el título inaugural en esta línea, pero fue “Persona” la que marcó la cima de esta tendencia.  Bergman describe los infiernos a los que baja una actriz, Elisabeth Vögler –una vez que enmudece durante la representación de una obra teatral- y cómo será su relación con una enfermera, Alma, que intentará ayudarla.

Más tarde, Bergman se alejó de esas preocupaciones cuando en los años setenta comenzó a interesarse por las complejidades de las emociones reprimidas dentro de las familias y los matrimonios. Y por fin, un gran tema que le enlazaría a una infinidad de artistas, en general, y cineastas –en concreto- su propia vida, sus temores y conflictos, sus inquietudes personales y sus propias experiencias. Toda su filmografía cuenta con detalles más o menos desarrollados, en esta línea, pero sería “Fanny y Alexander” la película en la que supo reflejar aspectos de su propia infancia.

Cualquiera que fuese su período creativo que atravesase Ingmar Bergman, había algo excepcional en sus películas, ya sea la profundidad filosófica o religiosa, junto con los personajes que logran transmitir en la pantalla, como el sentido de su dolor y los yoes más íntimos.

Resultado de imagen de ingmar bergman sven nykvist

Una estrecha relación.

No podemos hablar del cineasta sin, al menos, mencionar a los nombres propios que le han acompañado en su vida profesional y personal. Unos actores que formaban parte de un reparto familiar, a los que supo sacar lo mejor de ellos. Allí estarían Gunnar Björnstrand; Ingrid Thulin, Max Von Sydow, Bibi Andersem o Liv Ullman. También ciudades como Upsala, donde nació o la isla de Färo, que descubriría gracias a ese filme que fue “Persona”, o aquellos que le acompañaron tras las cámaras, como el guionista Herver Grevenius o sus dos cameramans habituales (Gunnar Fisher y Sven Nykvist) y la influencia del teatro, desde August Strimberg a Henrik Ibsen.

Epílogo. Su testamento.

Una vez que se retiró de la dirección, aún le quedaron dos títulos en el tintero aunque eligió a otros para que encabezasen el proyecto; dos films con grandes referencias autobiográficas. Este es el caso de “Las mejores intenciones”, de Bille August,  tras la historia de sus padres antes de su propio nacimiento; y “Los niños del domingo”, a cargo de su hijo Daniel, un testamento cinematográfico que parte de un guión del maestro Bergman en el que rastrea en su infancia, el material para construir un relato muy emotivo, en torno a un hombre, Tommy Bergren, y un niño, Henrik, que recuerda al skakesperiano duendecillo Puck de “El sueño de una noche de verano”, sobre todo por el apodo con el que se le conoce: “Pu”. Ingmar Bergman falleció en 2007, tres años después de su última película: “Sarabande”.

Persona: Aniversario de un clásico de Ingman Bergman.

                      Resultado de imagen para persona ingmar bergman

Ingman Bergman (Upssalla, 1918-Färo, 2007)  posee una de las filmografías más complejas e interesantes de la historia del cine, un cineasta brillante con un puñado de obras maestras como “El séptimo sello”, “Fresas salvajes” o “Persona”, película de 1966, de la que se cumple su cincuenta aniversario.

Como en otras tantas ocasiones, la genialidad de algún autor vino precedida de una profunda crisis personal. Al mismo tiempo que no estaba satisfecho de su última película (¡Esas mujeres!) y había fracasado en su más reciente montaje teatral (Tres cuchillos de Wei, Harry Martinsson), caía enfermo de una neumonía, agravada a causa de una mala reacción a la penicilina. Fue en su estancia en el hospital donde empezó a visualizar la que sería su película más personal y arriesgada de su carrera, un compendio de las inquietudes estéticas del realizador, como “Fanny y Alexander” sería un resumen de sus preocupaciones vitales, mientras que concentrase sus inquietudes religiosas en “El séptimo sello”.

El valor de la vida (en una secuencia, aparecen imágenes televisivas de la Guerra de Vietnam), la autoconciencia (la transferencia de ansiedad que se ve en la famosa toma de las dos caras fusionándose en una) o la motivación y la creatividad (el detalle de ser una actriz la que enmudece, durante una representación teatral), son temas que aparecerán en la película. Pero aparte de la capacidad visual y temática que es capaz de transmitir, saca un gran partido del potencial dramático de dos actrices, Bibi Andersen, habitual del cine de Bergman y antigua pareja sentimental, y una recién llegada, aunque también destinada a ocupar un hueco de honor en el director: Liv Ulmman. Su personaje, Elisabeth Vogler, es una conocida actriz que pierde la voz durante una representación de Elektra. Al no hallársele alguna causa psíquica o física de su dolencia, se retira a un pueblo costero al cuidado de una enfermera, Alma, interpretada por Bibi Andersen. Ella se ganará la confianza de la actriz, hablándole de su vida e ilusiones, de forma que su personaje se convertirá en la voz que le falta a su paciente.

Resultado de imagen para persona ingmar bergman

El silencio ha sido parte recurrente en la filmografía del cineasta, sobre todo en dos películas (Los comulgantes y El silencio, ambas de 1962), pero esta idea que aparece en “Persona” se acerca más a la obra del gran dramaturgo sueco Strindberg (en “La más fuerte”, una mujer declama un monólogo mientras que otra escucha en silencio).  También su cine se vio influido por su propia infancia.  El cineasta escribió en sus memorias (Imágenes, Ed. Tusquets) acerca de una experiencia que vivió de niño cuando un día se asomó a la morgue de un hospital, vio a una mujer tendida en una camilla y quiso tocarla. El tacto forma parte importante en sus películas. “Persona” comienza con un chico que se incorpora y se acerca para tocar el rostro, en primer plano, de una mujer; pero a veces el tacto y la sexualidad han ido de la mano en el cine de Bergman, como sucede con las dos mujeres protagonistas.

De hecho se producirá un proceso de simbiosis entre ambos personajes, confundiéndose sus identidades con un plano magistral, en la que ambas mitades de sus rostros fundidos, llenan la pantalla.

Resultado de imagen para persona ingmar bergman

Otro elemento clave para entender el concepto creativo de Bergman es el teatro. Su actividad teatral fue parte consustancial del cineasta que combinaba montajes teatrales con su cine, pero en sus películas también suelen aparecen personajes definidos por esta profesión, como sucede con Elisabeth Vogler, o el padre fallecido de “Fanny y Alexander”. Es más, algunos directores que tomaron la influencia de Bergman han recurrido al oficio de actor de teatro como parte de sus historias; podría destacar –como ejemplo- el personaje protagonista de “Sacrificio”, el punto final de la destacada carrera de Andrei Tarkovski, filme rodado precisamente en Suecia.

Sven Nykvist y la isla de Färo.

Sven Nykvist fue el director de fotografía que marcaría el segundo tramo de su filmografía, cuando se vio obligado a sustituir en 1950 a su gran colaborador Gunnar Fisher, y descubrió las enormes posibilidades que se le abrían por su carácter más experimental y su ruptura de su anterior clasicismo. Algunas de sus más importantes películas fueron fotografiadas por este cameraman: “Los comulgantes”, “El silencio”, “Gritos y Susurros”, “Pasión” o “Fanny y Alexander”; como también fue el responsable de la luz de films con otros directores: “Sacrificio” (Tarkovsky) y “Otra mujer” (Woody Allen).

Pero si Bergman hizo un gran descubrimiento con esta película fue la isla de Färo, en Suecia, localización que servirá de lugar de reposo para el cineasta, hasta tal punto que encontraría allí su muerte en 2007.

La influencia nórdica.

Tampoco se podría hablar de esta película sin hacer referencia al cine nórdico, sobre todo por el simbolismo y el tratamiento del tiempo en los planos. Podría pensar en “Sacrificio” de Tarkovsky, película de 1986, su trabajo final en Suecia con lo que comparte mucho de todo esto; por ejemplo, el mismo director de fotografía Sven Nykvist, e incluso en “Ordet”, del danés Dreyer. El ritmo, el blanco y negro, las paredes desnudas o la austeridad expresiva son detalles formales que enlazan a ambos cineastas. Como también encontramos otra similitud, en la filosofía existencialista de Sören Kierkegaard, compartiendo dudas y complejidades existenciales con otros personajes de Bergman, como el caballero Antonius de “El Séptimo sello” o los interpretados por Gunnar Björnstrand como “La muerte”, en aquella película, o el del pastor Tomas Ericsonn en “Los comulgantes”.

De ahí que sea una película concisa, pero difícil, con un plano psicoanalítico y una diversidad de símbolos, que la hacen incomprensible en un primer visionado; aunque como sucede con la pintura vanguardista no sea necesario desentrañar la lógica para poder apreciar la belleza. En este sentido, destacarían el prólogo y el epílogo, con unos  detalles que nos acercan a una dimensión surrealista: Imágenes fugaces que parecen surgir de la conciencia del personaje, a través de un recurso cinematográfico como el de un viejo proyector estropeado. “Cuando el cine no es documento, es sueño”, escribirá el propio Bergman en otro de sus libros de memorias, “Linterna mágica” (también, editada por Tutquets). Un breve fotograma de una película de Chaplin, una imagen del diablo, una mano con un clavo y un ojo aparecerán con un valor onírico, como una alusión a las sombras y luces que todos guardamos en la conciencia.

Al final nos quedamos con una gran película, merecedora de todos los halagos posibles y fundamental para todos aquellos que amamos el cine.