Jaws (Tiburón) Aspectos cinematográficos de una película que cumple cuarenta años.
Con la consideración del Rey Midas por su éxito taquillero, ha conseguido no ser ya uno de los cineastas más populares de todos los tiempos, sino también un gran director, más allá de sus admiradores y de los detractores (que también los tiene).
Sus detractores han visto en su cine una forma de entretenimiento insustancial, maniqueo y con un dramatismo efectista, basándose más en los efectos especiales que en un guión bien construido (con personajes poco definidos en comparación con sus “criaturas” digitales; con unas constantes temáticas –el abandono del padre- a veces repetitivas; situar, en muchas ocasiones, su mejor escena al comienzo de la película y no estar a la altura en el resto del metraje); mientras que sus admiradores han buscado en su cine pasar unas dos horas, sin apartar la mirada de la pantalla, por el ritmo de sus escenas y sobre todo por sus espectaculares efectos especiales.
Mucho más importante es la cuestión que aún sigue oyéndose en torno a Spielberg, si es un autor –crea su estilo o sello propio- o un artesano –que d0mina como nadie los recursos cinematográficos pero que se limita a hacer “cine hecho de cine”-.
Lo cierto es que Steven Spielberg cuenta con un estilo eminentemente clásico, de los que podríamos resaltar tres recursos fundamentales: la horizontalidad del encuadre, la profundidad de campo y los sostenidos planos-secuencias. Tres tratamientos formales que ya estaban presentes en su primera colaboración televisiva con Rod Sterling (su episodio “Ojos” de “Galería nocturna”). Tomamos como ejemplo la escena de Tiburón (Jaws) en la que los hombres beben aguardiente de albaricoque, y Quint y Hooper comparan cicatrices. Finalmente Quint terminará contando la historia del hundimiento del USS Indianapolis, en plena Segunda Guerra Mundial. El encuadre horizontal es una constante en su cine, acuñando el propio Spielberg el concepto de “geografía del espacio cinematográfico”, en donde aboga por ilustrar un escenario con un plano sencillo en donde los travelling cobran importancia.
El encuadre general se transforma en un primer plano para que el impacto dramático sea más efectivo.
Relacionada con esta idea del encuadre, encontramos el recurso de la profundidad de campo. En dicha conversación, la posición de los personajes con respecto al escenario cobra una dimensión moral. Por último, y asociado con estos dos elementos analizados, señalamos el plano-secuencia. Como el objetivo es una planificación clásica, los planos se alargan hasta en planos secuencias.
En esta misma película encontramos una idea del clasicismo cinematográfico americano: la conversación en el trasbordador entre el jefe de policía, Martin Brody, y el alcade de Amity Island, filmado de forma frontal.
Otro plano famoso de la película está tomado del llamado "efecto Vértigo", que utilizó Hitchcock para Vértigo.
-Va a necesitar un barco más grande.
De esta manera, informa Martin Brody al famoso cazador de tiburones, justo después de la primera aparición de gran banco en "Jaws". No es solamente una espléndida línea de diálogo, sino un ejemplo de la estrategia de Steven Spielberg durante toda la película, donde se habló bastante del tiburón pero no llegó a verse hasta la hora de metraje. Cuando los productores Richard Zanuck y David Brown le hicieron la oferta para dirigir una película sobre el best seller de Peter Benchley, sólo puso una condición: que el tiburón no fuera visto durante la primera hora. Al mantener al tiburón en el fuera de campo, Spielberg mantuvo una estrategia empleada por Alfred Hitchcock. "Una bomba que esté debajo de la mesa, y que explota: Eso es una sorpresa", dijo Hitchcock. "La bomba que se encuentra bajo la mesa, pero que no explota: Eso es suspense."
"Tiburón" fue estrenada en 1975, hace cuarenta años, convirtiéndose rápidamente en una de las películas más taquilleras. Para Spielberg, la película fue la plataforma de lanzamiento para su carrera como uno de los directores de mayor éxito en la era moderna del cine. Antes de "Jaws", se le conocía como un talentoso director de películas como "Duel" (1971) y "The Sugarland Express" (1974), después de "Tiburón", llegaron "Encuentros en la tercera fase" (1977) y "En busca del arca perdida" (1981); entonces ya era el Rey.
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Cinefilo -