Homenaje al cine mudo en el ciento veinte aniversario del cine.
A muchos nos fascina la magia de las imágenes en movimiento, generadas por el cinematógrafo, invento patentado por unos hermanos criados en Lyon, Auguste Marie Louis Nicolas Lumière y Louis Jean Lumière, que un día como hoy hace ciento veinte años estrenaron unos cortometrajes en el Salon indien du Grand Café del Boulevard des Capucines. Ese 22 de marzo de 1895 se proyectaron La sortie des ouvriers des usines Lumière à Lyon Monplaisir (Salida de los obreros de la fábrica Lumière en Lyon Monplaisir), Llegada de un tren a la estación de la Ciotat y El regador regado.
En los inicios del siglo XXI el cine ha suscitado todo tipo de reflexiones y ha dado pie a otras tantas revoluciones tecnológicas, sociales o económicas que los llamados padres del cinematógrafo poco podrían reconocer de ese primitivo invento que nació hace cien años. Pero es verdad que el cine, en su esencia, no ha cambiado. Los mismos conceptos que surgieron con esos primeros cortos mudos (el primer plano, el travelling, los efectos especiales, la regla de los 180º o el “trayecto fantasma”) fueron ideas que nacieron en estos primeros compases del séptimo arte.
Pero los hermanos Lumière no estuvieron solos. George Meliè, Charles Chaplin, Edwin S. Porter, Louis Garnier, George Albert Smith, Segundo de Chomon, Griffith e incluso destacaron algunas mujeres entre las pioneras del cine. Fueron muchos, muchísimos los que hicieron grande el cine desde sus pequeñas aportaciones.
George Meliès, director e inventor.
Segundo de Chomón, director.
George Albert Smith. Director y fotógrafo.
Frances Marion, guionista. Lilian Gish, actriz.
Anita Loos, guionista.
D. W· Griffith. Director.
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