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Beisbol como transfondo en el cine americano.

Beisbol como transfondo en el cine americano.

En los últimos años, el beisbol ha aparecido como telón de fondo en dos películas sobre este deporte. Así que preparense para los bateadores, las carreras y un sistema de puntuación que la mayoría de nosotros desconocemos.

Moneyball: rompiendo las reglas es el título con el que se conoce en el mercado español, la última película de Brad Pitt, dirigida por Bennett Miller, a quien habíamos visto como actor en Capote. Corren tiempos de cambios, cambios para que las cosas avancen y Hollywood está tomando buena nota de todo esto; pero las "reglas" que están cambiando -volviendo al título- no son las de las conveciones del cine americano, sino la del mensaje de superación. 

-Puede que no parezcáis campeones, pero sí lo soys, así que jugad como campeones.

Deporte y superación se han cruzado en el camino del cine en alguna que otra ocasión y este tipo de diálogo puede reconocerse en muchas de ellas. La novedad, en este caso, lo encontramos en su protagonista, el responsable de "romper las reglas". Un personaje que se atrevió a superar el tradicional sistema de reclutación de jugadores, en la liga profesional de beisbol, por uno totalmente innovador que permitió poner a un equipa de segunda en la misma sintonía que los grandes clubes.

-Hay equipos más ricos y equipos pobres, e incluso cientos de metros de mierda, y después estamos nosotros.

Se trata de la adaptación cinematográfica de "Moneyball: The art of winning an unfair game"; libro de Michael Lewis que nos relata la historia real de Billy Beane, el Gerente General de los Oakland Athletics, quien utilizó unos complejos análisis estadísticos para confeccionar la plantilla más adecuada para dicho equipo de béisbol. Beane y su asistente Peter Brand, mediante el uso de sofisticadas estadísticas sabermétricas, récords, porcentajes y promedios, lograron mantener al equipo en los primeros puestos durante varios años consecutivos.

-El objetivo no debería ser comprar jugadores, sino comprar victorias. Aquí hay veinticinco jugadores infravalorados de otros clubes, que no juegan por una razón o por otra. Así reuniremos a un equipo ganador, uno que nos podamos permitir.

El propio Brad Pitt contaba en una entrevista para el programa de televisión, Dias de cine (jueves 2 de febrero), la esencia de la película: "la visión de unos secundones que buscaban la forma de ser competitivos en sistema injusto. Cuando un equipo pequeño cuenta con una gran estrella, los clubes más fuertes ponen el dinero sobre la mesa y se lo llevan. Por lo que es prácticamente imposible aspirar a ganar. Este hombre vio que no podía competir con las mismas estrategias que los demás".

-Este es el nuevo equipo de los Atletics Oakland.

-No se puede construir un equipo por ordenador.

-Renovarse o morir.

-¿Y si nos sale bien?

-Habremos cambiado el beisbol para siempre.

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La segunda película sobre el mundo de este deporte, llega estos días a los cines. Con Golpe de efecto (Trouble with the curve, Robert Lorenz), nos reencontramos con el Clint Eastwood actor, aunque eso sí, su influencia queda confirmada en toda la película. Es una producción de Malpaso, cuenta con el equipo de las últimas películas de Eastwood y Robert Lorenz es un colaborador del director desde los tiempos de Puentes de Madison, debutando en la dirección. Por eso podríamos hablar de una nueva película de Eastwood, a pesar de no estar tras las cámaras. Eso sí, el discípulo aún tiene que aprender bastante del maestro porque mal asunto cuando lo mejor son las interpretaciones; y Eastwood recuerda mucho a ese gruñón de El Gran Torino; ese Waltz Kowalski, un tipo antipático que terminaba siendo el heroe del barrio. De hecho, Kowalski no quedaba lejos de su personaje del ojeador de beisball en Golpe de efecto.

La primera huía de los clichés, gracias sobre todo a la labor de unos grandes guionistas, aprovechándose del valor estadístico y de los nuevas tecnologías.

-Quería que vieras estas evaluaciones de los jugadores que me pedistes que hiciera.

-Te pedí tres.

-Sí.

-Que evaluaras a tres jugadores. ¿Cuántas has hecho?

-Cuarenta y siete.

Y la segunda destaca la observación humana a pie de campo y la defensa de la profesionalidad y la veteranía, aunque enmarcado en un melodrama lleno de convencionalismos.

-Estais hablando de uno de los mejores ojeadores que ha habido.

Porque lo importante es la relación paterno-filial.

-No quería que vieses la vida desde el gallinero.

-No la veía desde el gallinero. Pasar toda la vida viendo partidos de beisbol, comiendo comida basura que no era sana, jugando al billar, acostándome tarde. La veía desde la tribuna.

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