2008: El cine en los márgenes del cine.
Desentrañando lo que ha dado de sí esta temporada 2008, llega la hora de acercarnos a la interesante y abundante producción de otros confines, temáticas y formas. En el ámbito asiático, destaca el cierre de la trilogía de Park Chan Wook, Simphaty for Mr. Vengance, en la que hace gala de unas violentas escenas, con chica de protagonista vengadora, pero un lirismo propio del cine oriental.
- Es una tradición comer tofu al salir, para que vivas pura y nunca vuelvas a pecar.- Vete a la mierda, quieres.
En esta ocasión, una joven protagoniza esta historia de vengaza, en donde el cineasta sudcoreano vuelve a mostrarse especialmente capacitado para los giros argumentales inesperados y por supuesto, el derroche de imaginación en sus planteamientos visuales. Una vez más, Park Charh Wook planta al espectador cara a cara con situaciones de difícil solución moral, ante una cuestión incómoda, como es la validez o no de satisfacer el sentimiento de venganza. Por su parte, la vengaza en los personajes del director honkonés Johnny To, no se plantea como una forma de resolver un dilema interno, sino como una vía para poder sobrevivir en el violento mundo de la mafia japonesa Si en la primera entrega de Election, Simon Yang interpretaba a un yakuza que lograba ser elegido para ser el cabeza de la organización, en esta luchará por mantenerse contra todo pronóstico en un puesto de mando, del que por tradición debe abandonarse pasado dos años.
Algunas de la películas más interesantes de este año han surgido del mundo de la animación, en la que tanto viejos conocidos como nuevas promesas, han hecho un buen trabajo a la hora de llamar nuestra atención y consolidar esta rama del arte cinematográfico, como la más imaginativa de estos tiempos. Con Ratattouie, Pixar vuelve a conquistar nuestra admiración. Cada día se hace más indiscutible la gran capacidad de sus creadores en la elaboración de guiones y sus refinados sentidos cinematográficos, aplicado a la animación digital.
- Eres el príncipe victorioso que me has liberado.
Partiendo de las aventuras del príncipe Ahmed, de la mano de histórica animadora Lotie Reninger, el francés Michel Ocelot, ha recuperado la magia del orientalismo apliacado a las nuevas tecnologías, para conseguir una de las películas más maravillosas de la temporada, Azur e Asmar. El mundo del cómic y lo que le rodea, ha dado frutos sugerentes; como ejemplos sirven Persépolis, película que presenta una reflexión sobre las diferencias entre el Occidente y Oriente; y Paprica, basado en el trabajo de Yasutaca Sui-Sui, un estimulante juego de muñecas rusas que se mueve por el mundo de los sueños y de las pesadillas surrealistas. Tema que no es exclusivo de la cinematografía de animación, porque el cineasta norteamericano David Lynch vuelve a confundir los ancestrales conceptos de realidad e irrealidad, en Island Empire. El genio de Lynch ha hecho de esta película una sinfonía de imágenes encriptadas que resurgen como una composición musical hasta determinadas suites de estrellas. Secuencias que golpen nuestro subconscientes a las que el director nos ha ido preparando.
- Un muchacho salió a jugar cuando abrió la puerta y vió el mundo. Cuando pasó al otro lado, generó un reflejo, el Mal. El Mal cobró vida y siguió al muchacho.
Sorprende que producciones como esta no atarigan al público en general, que no suele apreciar aquello que salga de la narrativa tradicional, o sea, lo normal. En este sentido, también han sido acogidas con tibieza las excepcionales obras de Terry Guilliam y Michel Gondry.
- Bienvenidos, les mostraré como se preparan los sueños. Amor, emociones y todas esas mierdas.
La película de Terry Guilliam de ese año, Tideland, llegaba a nuestras salas con tres años de retraso. No se un film dirigido por un adulto, que intenta imitar la visión de la realidad de un niño, en cuyo caso sería una de tantas, sino que es el único trabajo hasta la fecha que pueda sentirse orgullosa por aparentar estar hecho, exclusivamente, por la imaginación de una niña de cinbco años, desaforada, sin filtros morales y muy imaginativa.
- Eres una traidora, no tenéis corazón. Sólo soys cabezas. Y tu también.
Terry Guilliam alcanza el cénit de su creatividad, en un film que colisiona con el mundo artístico contemporáneo y ahogado por la censura de lo políticamente correcto.
- Harold estaba realmente desesperado y maldecía al cielo, en vano.
- ¡No es verdad, te maldigo a ti, voz estúpida! ¡Cállate ya y déjame en paz!
Otro título que bien podría haber salido de la imaginación de Guilliam, es Más extraña que la ficción, una comedia romántica original. Bueno, original, si no se ha leído la novela de Miguel de Unamuno, Niebla, de la que toma la idea central. Will Ferrell interpreta a un inspector de hacienda, de costumbres kafkianas, que descubre que es un personaje de una novela, por lo que acaba revelándose contra la escritora que va perpretrando su destino, mientras tanto, asistimios a una pequeña y gratificante historia de amor entre inspector e inspeccionada.
Y para terminar, Maria Antonieta, ninguneada en el Festival de Cannes y de corta repercusión por su paso por la gran pantalla. No la considero una obra maestra, pero sí se consigue un retrato sincero que Sofia Coppola dibuja de la frivolidad. Probablemente la más representativa característica de nuestra sociedad. La María Antonieta reinventada por la Coppola es, quizás, el personaje más atractivo que ha dado el cine esta temporada.
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