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El despertar de la sexualidad: la juventud dentro del mito vampírico.

El despertar de la sexualidad: la juventud dentro del mito vampírico.

- Ahora por fin entiendo todo esto, cómo ha sido posible. Ahora sé cómo defendernos de sí mismo. Nuestra adicción es el mal, nuestra atracción a este mal subyace en la debilidad.

 En los años setenta, títulos tan extravagantes como Drácula (Andy Warhol), Martin, de George A. Romero o Adicción de Abel Ferrara, sirvieron para redefinir la mitología vampírica en el cine. La película de Ferrara no se refería precisamente a las drogas, sino al ser humano como vampiros adictos al caos, incapaces de controlar el placer por el dolor ajeno. Olviden, por tanto, la estética propia de la Hammer o la Universal, el personaje de Drácula y sus múltiples representaciones a cargo de Bela Lugosi.

 En el campo del puro entretenimiento, Katheryn Bigelow hizo un importante cambio estático en Los viajeros de la noche, vampiros mugrientos, con chupas de cuero, que recorren Estados Unidos por carreteras sin terminar. Un filme que dejaría momentos míticos como el espectacular final o la inusual relación entre una vampiresa y un vampirizado.

 - ¿Echas de  menos la luz del día?

- ¿El día? No, veo mejor de noche.


 Otro trabajo en este sentido fue Jóvenes ocultos, de Joel Schumaher, película que explotaba el mito desde el punto de vista adolescente.

 - Eres una criatura de la noche, cómo sui hubieras salido de un cómic. ¡Mi propio hermano es un vampiro! Ya verás cuando se enteren papá y mamá.

 El cineasta alemán descubre a los vampiros como una transposición perfecta de los delirios de grandeza y las fluctuaciones típicas de la pubertad: La concepción de no pertenecer al mundo de los adultos, la iniciación sexual y la exploración de las propias cosas. Son concesiones de la imaginería juvenil, construidas sobre estereotipos como el gusto por el rock and roll, el humor desenfadado o el nihilismo propio de la juventud: “vive rápido, muere joven y serás un bonito cadáver”. Una reinvención juvenil de la que tomó buena nota Josh Weldom, el creador de la serie Buffy, la cazavampiros e incluso, Stephanie Meyers, la directora de Crepúsculo.

 - He estado soñando con algunas cosas, arañas, proyectiles y criptonitas.

- Todo lo relacionado con superhéroes, pero y si no fuera el héroe sino fuera el chico malo.

 Si la primera, hablaba de la moral, redención, autoridad femenina y del sentido de la vida; en la saga creada por la escritora Catherine Hardwicke, el vampiro adolescente ha completado su transformación, para convertirse en chavales a los que admirar e incluso enamorarse.

 - ¿Lo has visto?

- Sí, es la criatura.

 Una de las rarezas del cine sobre vampirismo, fuera del cine comercial americano, la encontramos en Suecia. Quizás, la película menos convencional y conocida del maestro Dreyer, Vampyr, recoge el mito del vampiro desde una de las fuentes literarias más clásicas, los relatos de Sheridan Le Fanu, - que por cierto, también influyeron en el Drácula de Bram Stoker-. Decididamente realista y con amplias resonancias oníricas y expresionistas, a caballo entre los mundos paralelos entre lo físico y lo intangible, pretendía alcanzar una dimensión poética.



 Pero volvemos a la Meca del séptimo arte, para seguir profundizando en esta gran tendencia que el cine ha dedicado al género de este personaje: el vampiro como un adolescente o como un ser infantil. Una de las más contundentes de estas versiones la encontramos en Neill Jordan quien reflejó el despertar de la sexualidad en Entrevista con el vampiro. La que nos atrae la atención es Claudia (Kirsten Dunst), compañera de correrías de los vampiros Lui (Brad Pitt) y Lestat (Tom Cruise). Representa la figura de Peter Pan, otra eterna niña que vive siempre sin las obligaciones de la vida adulta.

 El cine y la literatura no han vacilado en mostrar la relación entre las connotaciones sexuales entre el mundo del vampirismo y la infancia. Si es verdad que el niño suele aparecer como un ser asexuado, no es menos cierto que el vampiro es uno de los personajes que mejor han representado el erotismo, la fogosidad sexual, y por tanto el despertar sexual. 

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