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Crisis? What Crisis?: Quiebra del capitalismo en el celuloide. Parte 2.

Crisis? What Crisis?: Quiebra del capitalismo en el celuloide. Parte 2.

- Seremos ricos Martínez y cuando seamos ricos, todo vale.

José Luis López Vázquez en El pisito.

 Pasada la Gran Depresión, el mensaje referente a la crisis se ha modernizado en el séptimo arte, no dirigiéndose tanto al mundo de la banca como al de la empresa y la bolsa, es decir, al centro bursátil de Wall Street. La ambición, la codicia y el poder sustentado en el dinero, han sido los nuevos temas surgidos en el cine. También, claro está, el desempleo y la miseria de la marginalidad de un sistema económico depredador.

 - El 90% de los americanos tienen muy poco, yo no creo riqueza, yo poseo. Nosotros ponemos las normas, pon el hambre, la paz en una hoja de papel. Nosotros somos los que sacamos el conejo del sombrero, mientras que los demás están sentados preguntándose cómo lo hacemos, ¿no serás tan ingenuo de creer que estamos en una democracia, Buddy?

 Wall Street (Oliver Stone) sigue siendo de lo mejorcito que pasa entre bastidores; un joven prometedor descubre la fascinación del poder y la riqueza extrema que permite estar en la cumbre, seducido por un Mefistófeles del mundo bursátil.

 - Mira esos dos, ¿vas a decirme que la diferencia entre ese hombre y ese otro está en la suerte?

 Al igual que Richard Gere en Pretty Woman, Gordon Genko, -el personaje interpretado por Michael Douglas- vive de partizar empresas y de vender sus partes al mejor postor, especulando artificialmente en la bolsa para obtener beneficios escandalosos en tiempo record.

 - Recuerda que no hay atajos, chico, los que quieren dinero fácil suben y bajan con el mercado, la inflación, con los operadores fuertes que se mueven en el bajista. Tú eres parte de algo importante, el dinero que tú creas genera empleo y proporciona estabilidad, no renieges de eso.

- Tienes razón, Luy, tienes razón. Ante todo hay que tener ambición, luego vendrá ayudar a la gente.

- Aquí no hay compromisos a medias.

 Pero también hay otro personaje del filme de Oliver Stone, interpretado por Al Holbruck, que con tintes paternalistas, aboga por la inversión del capital en empleo e investigación. Gordon Genko fue imitado en la vida real y el actor Michael Douglas llegó hasta el punto de avisar a sus muchos fans que él era el malo de la película.
 
- He considerado la postura sobre su oferta de compra, con una condición. No estoy preocupado por mí, sino por la gente que trabaja para mí.

 En Pretty Woman (Garry Marshall), Ralph Bellamy era un empresario honrado que se preocupaba por sus trabajadores, mientras que en Entre pillos anda el juego (John Landis), interpretaba a un tiburón de la bolsa, dispuesto a todo por el mayor beneficio posible.

 - Acabamos de ganar 340.000 dólares libres de impuestos.

Un especulador puro y duro, que junto a Donald Meache (su hermano en la ficción) se dedicaba a jugar a la bolsa, como si se tratase del monopoli.

- A mí me parece que sois corredores de bolsa.
- Te dije que lo entendería.

 La película supone además un varapalo a lo que la clase dirigente y el conservadurismo divulgó para autojustificarse así mismo: el darwinismo social, es decir, los que están arriba están por su inteligencia y su capacidad. Pues bien, el experimento –en clave de comedia- consistía en recoger a un vagabundo (Eddie Murphy) y hacer que presidiese una gran compañía, para luego apostar por su tiempo de caída en aquella. Y todo por el simbólico valor de un dólar.

- Rudy, en la facultad sólo te enseñan lo que necesitas saber, sólo son teorías, ideales y enormes libros de ética.
- ¿Qué tiene de malo la ética?
- Nada supongo.

Con el tiempo, el ultraliberalismo empezó a descubrir sus talones de Aquiles; entre estos, la ética y la justicia. Un título referencial, en este sentido, fue Legítima defensa (Francis Ford Coppola). Un joven y prometedor recién licenciado, se asocia con un veterano abogado para defender una causa que parecía perdida.

 - Espanta comprobar hasta qué punto puede llegar una compañía de seguros, para coger el dinero de una humilde familia y embolsárselo, mientras les deniega lo que les corresponde.

 Y todo esto, ¿por qué? Por el dinero. ¿Qué creían? Cantidades de dinero inconmensurables, prohivitivas. Conseguir el máximo beneficio, con el menor esfuerzo posible. Y sin escatimar en medios, sin importar lo ético, lo ortodoxo o lo profesional. Otro apostol del sistema era el ambicioso protagonista de Un buen año (Ridley Scott), ese tiburón de las finanzas encarnando el empresario modelo.

- Sólo quiero decir a los esclavos: buen trabajo, hemos ganado una cantidad considerable de dinero. Hoy hemos demostrado el dicho de que ganar no es todo, pero…
- ¡¡Es lo único!!

 En la crisis actual todo el mundo se pregunta dónde está todo ese dinero, por qué ha desaparecido y quiénes son los culpables. Cuando una empresa, una comunidad y un Estado están gobernados por delincuentes de “cuello blanco”, cuántas veces pagan por su delito. Encontramos un interensante testimonio en el cine español, La vida de nadie (Eduard Cortés), película protagonizada por José Coronado.
 
- ¿Y mis joyas?
- Ágata, por favor, ¿estás loca?
- ¿De qué hemos vivido todos estos años? ¿Dónde están las inversiones de mis padres, y del tuyo, y de José? ¿Y las de todos?

 Hay un puñado de títulos dentro del cine documental que reflejan y explican la situación de las diversas crisis económicas que surgieron como consecuencias de corrupciones y de usos poco ortodoxos de los fondos. Una destacada película centraba la situación que vivió Argentina hace unos años, fenómeno que se conoció como corralito, Memorias del saqueo (Ferdando E. Solanas). Esta contaba el derrumbe del país, a partir de un maquillado saqueo por la propaganda oficial.
 
- Las empresas estatales podían comprarse con bonos del Estado que se obtenían al 15% de su valor nominal que se reconocía al 100%.
 
Otro título interesante sobre las alcantarillas del capitalismo fue Enron, los tipos que estafaron América (Alex Gibrey).
 
- Pasaremos del sistema de valoración al precio de mercado, con algo que yo llamo CFH, Contaduría de Valor Futuro. Si hacemos eso podemos establecer tropecientos millones al balance final.
 
Estos últimos nos explican las maravillas de quienes practican otra de las pestes de la actualidas, una contabilidad creativa dirigida a engañar con las cuentas.

 - Corrupción, es el instrusismo de la eficacia del mercado con sus acciones, y por eso Milton Friedman tiene un maldito Premio Nóbel. Disponemos de leyes que protegen nuestra actividad comercial y la corrupción es nuestra salvación. La corrupción nos mantiene sanos y salvo, la corrupción permite que tú y yo hablemos ahora mismo, la corrupción permite que ganemos.

La gran pregunta sería, entonces, si existe alguna posibilidad de cambio. El cine más reciente ha intentado responder, con soluciones drásticas que resultan más o menos extravagantes. Si en Siryana se hablaba de la corrupción, con la misma facilidad con la que los gobiernos y los grandes magnates resolvían sus conflictos, en La ciudad tranquila (Robert Guedirian), se ponía de manifiesto cómo el asesinato era la única manera de sortear obstáculos. Otra opción más pausible venía de la postura social británica, de la mano de su principal represente en el celuloide, Ken Loach. En su película En un mundo libre, la idea era involucrar a los ciudadanos con el fin de controlar tanto a políticos como a las élites financieras, aunque se terminaba actuando en contra de sus propios principios. La verdad es que si pretendes dar un giro a tu vida y colocarte fuera del sistema, debes hacer lo mismo que Christopher McCandless, huir del mundo y poner rumbo Hacia rutas salvajes (Sean Penn).
 
- No podemos negar que romper con las ataduras siempre es estimulante.

 

1 comentario

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Excelente publicación, realmente fue un articulo que disfrute.