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La la land. Melodías de Broadway.

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Hace unos días hablamos de “Silencio” (Martin Scorsese), hoy hacemos lo propio con “La La Land (La ciudad de las estrellas)”, otra de las grandes apuestas de 2017,  una película que ahonda en el territorio del musical.

“La La Land” remite a la magia de los musicales del Hollywood clásico. Está dirigido por Damien Chazelle, el aclamado director de “Whiplash” en donde Emma Stone encarna a una aspirante a actriz, Mía, y Ryan Gosling a un pianista de jazz, Sebastian, que se enamoran en la ciudad de Los Ángeles, aunque su relación amorosa sufrirá, en la medida, de que sus carreras vayan alcanzando el éxito.

“La La Land” deslumbra y hace historia en los Globos de Oro, logrando siete estatuillas, lo que recuerda al éxito de “Chicago” (2012) con sus seis Premios Oscar y encarrila su marcha hacia los Academia Amsward, con 14 nominaciones, igualando a “Eva al desnudo” y “Titanic”. La película cuenta con dos o tres números musicales como para devolver la magia de Broadway, pero olvídense de “Moulin Rouge”, aquí no hay musical de corte posmoderno, es más bien un puro clasicismo al mejor estilo de Gene Kelly e incluso del francés Jacques Demy: “Las señoritas de Rochefort” o “Los paraguas de Cherburgo”. Damien Chazelle se aleja del montaje virtuosista de “Whiplash” por la toma larga del plano secuencia, que requiere que los actores den la talla, guiados por el virtuosismo escénico y las canciones compuestas por Justin Hurwitz; de hecho, uno de los temas logró la preciada estatuilla a la mejor canción: “City of stars”.

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La ciudad sería, perfectamente, un personaje más de la película, pues “La La Land” perdería parte de su magia si se hubiera ambientado en otro lugar. Es curioso que Ryan Gosling protagonizase dos de los mejores retratos de Los Ángeles de los últimos diez años. Hablamos de “Drive” y de este film. No había visto un director que mostrase tanto respeto y admiración por esa ciudad desde, quizás, Michael Mann. Si en aquella ocasión, Widing Reft tomaba partido por el skyline nocturno, mostrándonos el plano cenital del personaje de Gosling, asomado a la ventana; en “La La Land”, Chazelle toma una puesta de escena que explota la efervescencia multicolor. Fijaos, en la película, de momentos concretos como el baile de la pareja bajo el cielo estrellado del planetario, decorado de “Rebelde sin causa”, mientras algunas escenas nocturnas remiten a pinturas del siempre cinematográfico Edward Hopper. 

 -En esta ciudad, es una para ti y una para ellos.

La película nos muestra el viaje de unos soñadores: desde que persiguen sus sueños, los consiguen, los viven y luego se ven obligados a renunciar a ellos. De ahí que pasen de lo rítmico al drama, pero la historia pierde fuelle y vitalismo, en un sentido técnico, desde que se abandona la stedycam y la toma larga por la fría convención del plano/contraplano. Aquí encontramos la realidad, representada por el personaje de J.K. Simons, otra vez interpretando a un rol despótico.

Ryan Gonsling y Emma Stone, y otras parejas de cine.

Ryan Gonsling y Emma Stone forman una de las parejas cinematográficas actuales con mayor química, que habían coincidido en dos ocasiones anteriores: En la comedia romántica “Crazy, stupid, love” y en “Ganster Squad”. Si en la primera Gosling, era un joven apuesto y seductor que sale de la nada, y Stone, una joven universitaria de la que se enamora perdidamente; en la segunda, él, era un personaje con destellos románticos y cínicos, a partes iguales. Ella, la chica del gánster, de quién se enamorará, claro referente de todas esas mujeres fatales que acompañaban a los gánsteres de cine. 

-Vas a llevarme lejos y a hacer de mí, una chica decente.

-Claro que no, solo quiero llevarte a la cama.

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Seguramente sean los herederos del dúo interpretativo “Brangelina”, cuyo divorcio supuso el fin de una de las  parejas de Hollywood con más réditos en pantalla, aunque Angelina Jolie y Brad Pitt, apenas hubieran coincidido en el cine. Antes la Meca del Cine había explotado otras uniones interpretativas. Fred Astair y Ginger Rogers formaron, para la RKO, una de las parejas cinematográficas más brillantes de la historia, dos grandísimos bailarines en títulos como “Sombrero de copa”. “Fred y Ginger”, fue la última película de Federico Fellini, al servicio de   la mágica nostalgia  de estos bailarines, interpretados por Marcello Mastroiani y Giulia Massina.

MGM estaba ansioso por unir a dos de sus grandes estrellas de la productora y creó el dúo entre Spencer Tracy y Katherine Herburt. Existe una curiosa anécdota del momento en que se conocieron, que bien podría haber salido de uno de aquellos geniales guionistas del momento.

-Me parece, señor Tracy que usted es muy bajito para mí.

John L. Mankievitz, el director de La mujer del año, le dio la réplica. “No se preocupe, Kate, él te humillará y te dejará a su altura”.

La última relación que hemos querido destacar, la formaron Humphrey Bogart y Lauren Bacall, una pareja dentro del cine negro, en títulos como “Tener o no tener”, “El sueño eterno”, “Cayo largo” o “La senda tenebrosa”. Ellos crearon uno de los matrimonios más sólidos de Hollywood.

“La la land”, el segundo trabajo de la dirección de Damien Chazielle es una película que huele a Oscars, aunque por ahora, destila un envidiable aroma a sus siete Globos de Oro. Una historia de superación, con Hollywood como telón de fondo, con un cierto punto del fatalismo de “Casablanca”, que juega con el jazz y el cine. Nos ha encantado.

1 comentario

Sara -

Me ha encantado, maravillosa película