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El espía. Breach. Cine de espionaje sin excentricidades.

El espía. Breach. Cine de espionaje sin excentricidades.

- Estarás en la oficina central a las órdenes del agente Robert Hanssen. ¿Le conoces? Es el antiguo director de nuestra unidad de análisis soviéticos, se le considera nuestro mejor experto en servicios de Inteligencias rusos. Durante años ha sido nuestro enlace en el Departamento de Estado.

Billy Ray es un director y guionista, que gasta nombre de personaje secundario de Thelma y Louise y Medianoche en el jardín del Bien y del Mal, es decir, de paleto sureño pegado a una Jim Bean. Pero como guionista o realizador, se acerca más a los personajes reales con residencia en Washington D.C. que aquellos que frecuentan los bares de carretera entre Nashville y Tallahassee. En su opera prima, El precio del poder, pasaba revista a la breve trayectoria profesional de Stephen Glass, periodista que se arregló para inventar parcial o totalmente 27 de los 41 artículos que publicase en The New Republic. Por su parte, en El espía, Ray se vuelca en el retrato de otro crack de la mentira caído en desgracia ante todo un país. El caso real del agente del FBI Robert Hanssen que trabajó al servicio de la Unión Soviética y luego de Rusia, durante veinte años y que fue condenado a cadena perpetua en 2002. Este guionista que se suma al plantel de los nuevos directores, nos presenta un relato austero, solvente y eficaz, aunque alejado de cualquier indicio de originalidad. A Billy Ray le gusta abordar personajes reales que tras una fachada impoluta de respetabilidad y profesionalidad, esconden una personalidad construida sobre la mentira y la traición a la confianza de quienes les rodean. Pero, al narrar la falsa carrera periodística de Stephen Glass en su anterior trabajo, Ray se topó con un actor protagonista, Hayden Christensen (el adolescente jedi que se convierte en Darth Vader en el tercer episodio de la saga La guerra de las Galaxias), totalmente incapaz de reflejar el conflicto moral reflejado. Quizás por ello haya querido ir sobreseguro con un actor consagrado como Chris Cooper para mostrar el proceso de captura de este agente del FBI.

He aquí algunas verdades y una falsedad correspondiente a Robert Phillips Hanssen: 1. Fue un católico convencido, miembro del Opus Dei, que nunca dejó de asistir a misa diaria. 2. Su caída se debió a la traición de otro agente doble, pero su detención fue procurada por la acción de su asistente, Eric O´Neill. 3. Su labor de espionaje para la Unión Soviética ha sido la más dañina jamás sufrida por USA. 4. Jamás se grabó junto a otras mujeres, practicando sexo, ni nunca se obsesionó con Catherine Zeta Jones.

El rigor y la verisimilitud de las imágenes de El espía, lleva a prescindir de las escenas de acción características de este género, para centrarse en los aspectos más personales y complejos de la relación de los personajes principales, para acercarnos a una singular caza del gato al ratón entre el joven aspirante y el veterano que puso en jaque la seguridad de un país como Estados Unidos y maestro del arte del disimulo. De hecho, todo el armazón de la película recae en la interpretación de este actor, siendo la clave la relación de amor-odio que establece con el joven Eric O´Neill (Ryan Phillipe), el encargado de conseguir su confianza y de buscar las pruebas que le incriminen.

- ¿Sabes por qué se hundió el imperio soviético? Me tiré toda la carrera estudiándolo, eran más listos que nosotros, más decididos.

- Y, ¿por qué se hundieron?

- La excentricidad era altísima.

El choque entre ambos es el plato fuerte de la película y aparece muy bien definido al papel, evitando además que los espectadores sientan más simpatía por uno que por otro. Hanssen resulta ideológicamente despreciable -lo que no significa su pertenencia al Opus Dei-, pero al mismo tiempo se presenta sincero, empático e inteligente. Frente a él, su antagonista, es tan ambicioso que resulta antipático, aunque poco a poco va humanizando su postura. Sin embargo, la colisión de ambas personalidades no termina de cuajar en el filme, por varios motivos. El insípido Phillipe no está a la altura de la interpretación genial de Cooper, pero sobre todo el exceso de corrección de la puesta en escena del director llega a ser una rémora, tal y como había sucedido en su película anterior. Al final, lo más interesante, a parte de la caracterización de Chris Cooper, es la envoltura genérica. Billy Ray, recupera el tono realista de los relatos de espionaje de Graham Green y Jhon Le Carré, principalmente de este último, y de sus dos personajes fundamentales. Podemos entender a Robert Hanssen como una actualización de George Smile y Alec Leamas; el primero es el personaje fetiche de Le Carrè mientras que el segundo es el protagonista de su novela más famosa El espía que surgió del frío.

Como resultado, la vida de este traidor mayúsculo da cumplida y modélica fe esta nueva incursión de Ray en la dirección, film que busca en los intestinos de la incoherente condición humana antes que el suspense, y que apenas se permite licencias dramáticas en el envite. Que la película cuente algunas "mentirijillas" de este personaje, como que las familias del agente y su secretario, se conociesen en la vida real, no tiene ninguna importancia porque El espía, en definitiva, es un producto serio y convincente, aunque aporte poco al género al que pertenece. En donde las numerosas sugerencias argumentales quedan relegadas a un limbo, por el excesivo amaneramiento de la puesta de escena -de la que apuntábamos antes- hasta acabar en meros apuntes sin desarrollar esparcidos a lo largo de la narración.

Así ocurre con una de las reflexiones más intensas de la película: cómo el recorrido personal y anímico del personaje de Eric O, Neill es una presentación angustiosa, sobre la forma en que la sociedad americana está cimentada, con sus mentiras y frustraciones. Su imagen esperando al progenitor en el exterior de la casa familiar, mientras soporta estoicamente la nevada que le cae encima, termina siendo una metáfora del modo en que el personaje va perdiendo fe en las instituciones más tradicionales norteamericana, de un país que vive sus tradiciones de un modo patriótico -familia, religión, patria-.

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