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Steven Spielberg

Indiana Jones: Mito del género de aventuras.

Acompañado de su inseparable sombrero fedora, su látigo y su chaqueta de cuero, Indiana Jones es uno de los prototipos del cine de aventuras, un símbolo de todo un género. Se trata de un personaje que recupera la fantasía y el mito de los héroes de antes, bebiendo de numerosas referencias. Como todo el mundo sabe, el nombre de Indiana procede del perro de George Lucas, curiosidad que fue incorporada al guión de la tercera entrega de la saga, Indiana Jones y la última cruzada.

-Nuestro perro se llamaba Indiana.

-¿El perro? ¿Te llamaron como al perro?

-Tengo muy buenos recuerdos de ese animal.

Como todo el mundo sabe, Indiana Jones y el arca perdida fue el título inaugural de la saga, y comenzaba con una escena única, con la reliquia indígena y la roca, persiguiendo a Indiana Jones. Una escena que fue imitada en un memorable capítulo de Los Simpson, serie con la que comparte la estructura narrativa de cada entrega. Las películas de Indiana Jones comienzan con una escena de presentación, introduciendo la búsqueda de alguna reliquia que en realidad sirve de McGuffin, pues esta quedará olvidada dentro del argumento.  El primer nombre fue el de Indiana Smith, pero cuenta Spielberg que le sonaba mejor Indiana Jones, opinión que seguramente todos compartamos.  Su personaje combina la aventura con la arqueología, trabajando como profesor en la ficticia universidad de Barnett, pero que emprende viajes con la finalidad de buscar objetos de importante valor histórico para la humanidad. En cada una de estas aventuras se enfrenta con rivales que compiten por conseguir el mismo objeto pero con unos fines siniestros. Esto lo aprovecha para su enfrentamiento con los nazis, uno de sus principales enemigos y por tanto, relacionándolo con los seriales de los años cuarenta. 

                       El secreto de los incas

Indiana Jones cuenta con un look que homenajeaba al personaje de Humphrey Bogart, de Tesoro de Sierra Madre, aunque compartiese, sombrero,  chica y gustos por las reliquias de Harry Steele, un aventurero interpretado por Charlton Heston en un título poco comnocido: El tesoro de los incas (Jerry Hopper).

 -¿Qué ocurre ahí abajo?

-Están sacando a la Mama-Cuna, la suma sacerdotisa, encontramos su momia.

-Yo no creo que los muertos se vayan a enfandar. ¿Algún tesoro?

-Aún no.
 

                   Indiana Jones Casa de las artes

 Como primera elección se propuso para interpretar al celebérrimo personaje a Tom Seleck, pero por obligaciones contractuales al trabajar en la serie Magnum, se tuvo que buscar a un suistituto poniendo su mirada en el joven actor Harrison Ford. Tom Selleck tuvo que conformarse con protagonizar un sucedanio de baja estofa: Ruta a China.

                        

 El éxito de Indiana Jones fue tan fulgurante que dio pie a toda una franquicia, al mismo tiempo que marcaba un hito en el cine de aventuras con influencias para todo los gustos, incluído el conocido videoclip "Bandido" de Miguel Bosé. En el cine, dejaó una alargada sombra en Las minas de Rey Salomón, en donde Richard Chamberlain se aprovechó del tirón del personaje; sin embargo, la recreación más acertada fue la de Tras el corazón verde. Sus protagonistas sufrían similares calamidades y podíamos rastrear gags muy parecidos a los creados por Lucas y Spielberg. 

-Soy un oscuro reflejo de ti, solo un pequeño empujón y serías como yo. Te apartarías de la luz.

-No digas necedades. 

 Del mismo modo, conecta con ideas desarrolladas en la filmografía de George Lucas, con el ejemplo de La Guerra de las Galaxias

-Jamás me uniría a ti.

-Si conocieras el poder del reverso tenebroso.

 E incluso algunas escenas de acción recuerdan al estilo de James Bond, como las lanchas motoras aplastadas por dos barcos, en Indiana Jones y la última cruzada. Película en la que se toca de soslayo el tema de las cruzadas, dentro de la mitología del Santo Grial.

- ¿Quién es usted?
- El último de los tres hermanos que juraron hallar el Santo Grial.

                                Ultimo cruzado

Pero en esta tercera entrega de la saga, también encotramos la figura del joven Indiana Jones, interpretado por el malogrado actor River Phoenix. Este giro del argumento dio pie a una serie de televisión con el personaje del arqueólogo desde su infancia a su juventud, vinculándose con figuras eminentes como Ernest Hemminguey o Einstein, e incluso alistándose a la Legión Francesa.

La saga de Indiana Jones tiene todos los ingredientes para triunfar en taquilla y crear legiones de seguidores y consumidores de toda una industria de mercadotécnia, a su alrededor. Pero algunos momentos de esta saga son ya iconos de los años 80, como la imagen de Harrison Ford escapando de un canto rodado, la persecución de las vagonetas, el "banquete" de El templo maldito o la partida de cartas en plena selva. Pero también los personajes que han acompañado a Indiana Jones en sus aventuras son igualemente meritorios: el chico Tapón, el áraba Salah (John Ris Davies),  el despistado Marcus Brody ("si se perdió en su propio museo") o su padre Henry Jones (Sean Connery). Así, con sus altos (Indiana Jones y la última crúzada) y sus bajos (Indiana Jones y la calavera de cristal) sigue manteniendo intacto toda su pasión por la aventura. 

 

La Guerra de los mundos.

La Guerra de los mundos.

Independence Day (Rolan Emmerich), Monstruoso (Matt Reeves), o las más recientes Invasión a la Tierra (Jonathan Libesman) y Skyline (Colin y Greg Straus) son parte de una temática centrada en la amenaza exterior que pretende acabar con los valores de la sociedad norteamericana y, en última instancia, con la propia civilización. Cada cierto tiempo aparece un nuevo título que hace resurgir las mismas ideas desde que naciese en el contexto de la Guerra Fría y el miedo a un apocalipsis nuclear. La ciencia-ficción presenta mejor que otros géneros el pulso de la actualidad a través de un mensaje metafórico. Si el tema del apartheid aparecía en Distrito 9, el pánico del terrorismo a gran escala y del 11S estaban velados en la película de Spielberg.

- ¿Quiénes son? ¿Son terroristas?

- Vienen de otra parte.

- ¿De Europa?

- ¡No Robin, no vienen de Europa!

H.G. Wells adoptó el modelo dickensiano a unos personajes que luchaban contra su entorno opresor o los problemas más candentes de la época por medio de la crítica y exageración de algunas de las características que se padecían. Época que daría paso al pesimismo de sus obras, en donde ya no creía en el hombre, en su sentido individual, para hacerlo más en la humanidad.

Apoyó la idea de que la humanidad estaba avanzando por un camino que le llevaría a la perfección final, con un impulso que encontramos en la base científica de algunas novelas suyas, como La guerra de los mundos. La adaptación al cine de la novela sólo era cuestión de tiempo. La primera llegó en los años cincuenta y sus efectos especiales ganaron un Oscar, algo que no conseguiría Steven Spielberg, con su cuestionado remake. Su dirección corrió a cargo de Byron Haskin, especialista ya de las adaptaciones literarias, sobre todo de las obras de Julio Verne, con quien había coqueteado con la ciencia-ficción en Viaje a la Luna.

- Pero, coronel, ¿no deberíamos disparar?

- Es un buen medio de persuasión. Trate primero de comunicarse con ellos, ya habrá tiempo para disparar.

Spielberg recuperaba las gigantescas máquinas en forma de trípode que aplastan coches, arrasan edificios y disparan con esos láseres con una precisión diabólica, segando la vida a decenas de inocentes; como las batallas entre un enemigo monstruoso, deshumanizado y los aguerridos marines que hacen gala de un valor, de una inventiva táctica frente a lo desconocidos. En muchas escenas resuena el grito Join to the Marines!!, como en esas largos convoys que atraviesan las carreteras secundarias o la enconada ofensiva que hacen los marines con el fin de preservar la integridad física de ciudadanos indefensos. Más allá del mero acto de supervivencia, se acerca al sentimiento revanchista post 11S y que encuentra el principal reflejo en el personaje de Robin, obcecado con unirse a los Marines. No es otra cosa que una extensión física y psicológica de una parte de la población, considerada patriótica, con ese espíritu beligerante que engrasó la “guerra contra el terrorismo” del Presidente Bush y que terminaría con la Guerra de Irak. ¿Alguien ha dicho Irak? Una de las películas más interesantes de esta temática, Invasión a la Tierra (Jonathan Liebesman), utilizaba los combates entre los marines y los extraterrestres para reproducir la lucha urbana, casa por casa, en las luchas más sangrientas en suelo iraquí.

                        

 Lo que sucede es que existe en la película otro enemigo real muy humano, fruto también del sentimiento post 11S: la falta de humanidad y el miedo que tenemos hacia nosotros mismos, reflejado en la escena en la que la gente pretendía linchar a todo aquel que pretendía coger el coche en el que viajaban los protagonistas, o en el personaje secundario interpretado por Tim Robbins, que resumía los personajes del cura y el artillero, presentes en la novela original. Del texto de Wells es también la "maleza roja", aunque se representa no como un método de colonización sino como un sistema de los alienígenas para guardar su alimento, la sangre humana; o el final con la alusión a las bacterias: “Desde que los invasores llegaron a la Tierra y respiraron nuestro aire, bebieron y comieron estuvieron condenados. Fracasadas nuestras armas, fueron destruidos por las especies más pequeñas de nuestro mundo”. Pero lo más interesante es que esta versión retoma la imagen clásica de las máquinas trípode desintegrando a los humanos con el rayo abrasador; e incluso la visión global del conflicto o la repercusión de los medios de comunicación, vitales en el mundo en que vivimos.

-Emitíamos para Nueva York. Se quedaron a oscuras. Así que pinchamos Washintong y también Chicago, Los Ángeles y Londres. E incluso hemos pinchado las cadenas locales, por si emitían. En todas partes, igual. Cuando aparecen los trípodes, se acaba la noticia.

También en la película encontramos temas y características propias del cineasta norteamericano. En toda película de Spielberg sus personajes aparecen reflejados en el espejo retrovisor, da igual que la historia sea de ciencia-ficción o esté basada en hechos reales. Donde haya un coche, hay un plano tan característico de este cineasta, y a falta de un espejo retrovisor improvisa uno con las mismas funciones; lo que vemos en la pantalla de la cámara de video del primer ataque. Sin embargo, más importante sea la relación paterno-filial reflejada en sus historias y que determina buena parte del argumento.

-Visualiza un plan en la que tu hermana de diez años no tenga que alistarse a los Marines. ¿Se te ocurre alguno?

-Este es la verdad, no tienes ni idea de a donde ir. Pero te crees más listo que nadie. Nos dejarás tirado con ella y así solo te preocuparás de ti.