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Comedias

Bill Murray en dos tiempos: Atrapado en el tiempo y los fantasmas atacan al jefe.

Bill Murray en dos tiempos: Atrapado en el tiempo y los fantasmas atacan al jefe.

 “Arriba excursionistas”.

Despertarse oyendo «I Got You Babe» de Sonny & Cher, atrapado en el día de la marmota, es la experiencia que vive el personaje de Phil Connors, un cascarrabias presentador del tiempo de una televisión de Pittsburg en esta divertidísima comedia, a cargo de Harold Ramis, que cumple veinte año.

-Estoy reviviendo el día de la marmota, una y otra vez, hoy. Como si no hubiera habido ayer.

El meteorólogo Phil Connors (Bill Murray),  va acompañado de su nueva redactora Rita (Andie MacDowell) y de su técnico de grabación, Larry (Chris Elliott), a Punxsutawney, una pequeña población de Pennsylvania, para retransmitir una fiesta local en la que se determina cuánto tiempo queda de invierno, el famoso Día de la marmota. El corto 12:01 PM es uno de los precedentes, historia que parte de una novela homónima de 1973; argumento que sirvió para un remake español, Un día sin fin protagonizado por Goya Toledo.

-Les daré un pronóstico para el invierno: será frío, oscuro y durará... el resto de sus vidas.

A primera vista, la argumento de la película parece simple pero no lo es, encierra en ella muchas ideas, sobresaliendo: “vive cada día como si fuera el último”. Una lección que no olvidará un personaje arrogante y sin amor por la vida; por lo que la película pertenece igualmente a esa tipología de superación personal, con  variantes sustanciales según el contexto en que se sitúa. Aunque no pocas veces se encuentran al borde de la autodestrucción, la batalla por salir adelante resulta muy atractiva a la hora de triunfar en taquilla, por ser algo que el espectador comprende y agradece.

                                    

El personaje Phil Connors podría recordar a aquel Frank Cross, el ejecutivo de una importante televisión, en la película Los jefes atacan al jefe (Scroodged, Richard Donner); la segunda película que hemos querido destacar en este pequeño homenaje al actor Bill Murray. De hecho, son muchas las similitudes entre ambas. Un personaje insolidario, solitario, cínico e individualista hasta acabar siendo un “hombre bueno”, como si se tratase de una especie de Cuento de Navidad, aunque con la novedad de ser visitado por un eterno fantasma del presente. Otra semejanza entre ambas película es la coincidencia del personaje principal femenino, una optimista de buen corazón, interpretada por Andie MacDowell en Atrapado en el tiempo y por Karen Allen en Los fantasmas atacan al jefe (Richard Donner).

- Francis... ¿No crees que has sido muy duro con ella? ¿Sabes lo que pasa si tratas mal a la gente cuando subes?

- Sí. También puedes tratarla mal cuando bajes. Es fantástico, tienes dos oportunidades de tratarla mal.

 El rodaje de Los fantasmas atacan al jefe estuvo marcado por el gran impulso de Michael Ovitz, un poderoso ejecutivo de Hollywood, pero sobre todo por Bill Murray que se aseguraría unos increíbles emolumentos por la película “superior al del productor, director y reparto juntos”, como señaló el productor principal a cambio de controlar las diferentes facetas de la producción. Por ejemplo, el actor reescribió el guión a su gusto, con el fin de fichar a sus amigos de Saturday Live Night, programa donde Bill Murray era un conocido cómico, y ayudó a que Ovitz consiguiera a Richard Donner como director, tras la renuncia de Sidney Pollack, ganándose su confianza con todo tipo de estrategias. Eso sí, la personalidad de Donner desapareció por completo de la película, estableciéndose una difícil relación con el actor: “Dirigir a Bill Murray es como ser un policía en Times Square durante un apagón”.

   

¿Sobre qué iba la película? El argumento es bien conocido. Es una crítica al mundo de la televisión y del materialismo de los ochenta, con el Cuento de Navidad de Dickens –como telón de fondo-. De hecho, el título original (Scrooghed) la verbalización del famoso personaje dickensiano refleja las dos caras de la película, el personaje agrio de Bill Murray y la moderna versión del clásico navideño por parte de la cadena de televisión de la película. Un título muy lejos de la horrible traducción al español, “Los fantasmas atacan al jefe”, que aluden a los tres espíritus, el del pasado, presente y futuro que visitan al Frank Cross de Bill Murray, en la noche de Navidad.

 Al final, y como sucede en Atrapado en el tiempo, la película derivaba a una comedia romántica con toques fantásticos y mucho humor negro. Dos grandísimas comedias muy sobresalientes y recomendables.

Julie & Julia: Nora Ephron entre sartenes.

Julie & Julia: Nora Ephron entre sartenes.

¿Recuerdan “Las horas” (Stephen Daldry)? La película seguía la obra de Virginia Wolf, Mrs. Dalloway, en tres tiempos, siguiendo a tres mujeres frustradas de tres épocas distintas. A la propia autora (que le valió su único Oscar a Nicole Kidman), mientras escribía Mrs. Dalloway; a Julianne Moore , una ama de casa de los años cincuenta que lee el libro, y a Meryl Streep, interpretando a una editora homosexual neoyorquina, que cuidaba a un amigo escritor (Ed Harris) enfermo de Sida. Algo parecido hace Nora Ephron en Julie & Julia, aunque cambiando la literatura por la cocina y su tono gris por un optimismo edulcorado (no apto para diabéticos) marca de la casa de la directora.

-Me propongo a hacer todas las recetas de Julie Child.

Nueva York, 2002. Una joven no soporta su estresante trabajo en la Oficina de Atención a los Afectados del 11S, de modo que decide afrontar un reto culinario, a través de su blog. Trata de realizar, a lo largo de un año, las 524 recetas del único libro –sobre la cocina francesa- escrito por Julie Child, la esposa de un diplomático en servicio en París, que se convierte en una especie de Simone Ortega a la americana.

-Te estás pasando de competitiva, ¿no te parece?

-Debías haber visto cómo me miraban esos hombres.

El éxito de Algo para recordar y Tienes un e-mail, y el fracaso de Embrujada, ha marcado la carrera de esta directora que logra su mejor película con la adaptación no de un libro, sino de dos, ‘My Life in France’, de Julia Child y Alex Prud´Homme, y ‘Julie & Julia’, de Julie Powell; es decir, dos historias reales de cerca de seiscientas páginas, ambas, condensadas en dos horas de metraje. Un reto que destacamos, junto a los actrices principales que ponen rostro a un cartel que anuncia perfectamente lo que la propuesta ofrece: dos mujeres que pasan mucho tiempo en la cocina. Lo mejor de la película, junto a Stanley Tucci, correcto en el personaje del diplomático, marido de Julie Child. De esta manera, Nora Ephron ha contado con solventes actrices, una que está a la altura de su dilatada carrera (Meryl Streep) y otra que empieza a pulirla (Amy Adams).

                                           

Nora Ephron, escritora y directora.

Nora Ephron, famosa por ser escritora de bestsellers, nos traslada a la ficción-real, de hecho su carrera comenzaba como periodista y estuvo casada con Carl Berstein, uno de los que destaparon el caso Watergate (para que os hagáis una idea, el personaje interpretado por Dustin Hoffman en Todos los hombres del presidente). Esta relación permitió fraguar la novela Se acabó el pastel,  considerada una especie de autobiografía de aquel matrimonio, que terminó siendo la base de una película protagonizada por Jack Nicholson.

A pesar de escribir el guión de célebres títulos (Cuando Harry conoció a Sally), es mucho más recordada por ser la directora de unas comedias románticas como Tienes un e-mail (versión moderna de la clásica El bazar de las sorpresas) y Algo para recordar, ambas protagonizadas por Tom Hanks.  

-¿Qué vas a hacer cuando llegues arriba? ¿Vas a escupir abajo?

-No, voy a conocer a mi nueva madre.

 Su última película (falleció dos años después), es su trabajo más redondo, un film que discurre en paralelo, para mostrarnos tanto a la autora como a la admiradora, es decir, la historia que sucede en la actualidad y aquella de Julie Child, remontándose unas cuantas décadas atrás, con el personaje de Meryl Streep como protagonista. El resultado final es interesante, edulcorado al exceso (como ya hemos dicho) pero una propuesta a contracorriente que cuenta con la cocina como reflexión de la creatividad y la calidad.

 -Estaba preparando el poulen routege o pollo asado, relleno de hígado de pollo, cuando se cayó al suelo todo el relleno, una gran masa viscosa. Bueno, para abreviar: otra hecatombe, peor que la vez que la anterior.

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Una cuestión de tiempo: Una comedia brit romcom.

Una cuestión de tiempo: Una comedia brit romcom.

¿Recuerdan la película Atrapado en el tiempo en la que Bill Murray vivía repetidos días de la marmota, para poder corregir su personalidad disfuncional? Seguro que muchos de vosotros pensarán como yo: sería genial poder regresar al pasado reciente para ir corrigiendo los fallos que vamos cometiendo de forma cotidiana. Este es el don o la fantástica facultad del protagonista de esta película.

-Entra en un sitio oscuro, aprietas los puños, piensas en el momento al que quieres viajar y te encontrarás allí.

Podemos observar cómo parecen estar de moda los saltos en el tiempo (los flashbacks y los flash forwards) de la ficción televisiva norteamericana (J.J. Abrahms) y las comedias románticas, pretendidamente rompedoras y con toques de manual de autoayuda. Con estas dos ideas, el británico Richard Curtis construye una comedia como una paradoja temporal, al estilo “brit romcom”. “Las reglas de esta película es que sólo puedes viajar hacia atrás, a momentos que recuerdes de tu propia vida”. Es decir, sirve como excusa para volver al principio del día y disfrutarlo, como forma de aprovechar del tiempo que tenemos pero además, apreciarlo.

-Me encanta tus ojos.

-¿De verdad?

-Me encanta el resto de tu cara. Es lo más maravilloso de este mundo.

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La historia de Una cuestión de tiempo responde al esquema de la “brit romcom” (la comedia romántica británica), con un personaje principal (Tim, Domhnall Gleeson), rodeado por un reparto coral muy al estilo del director. Una familia acomodada que vive en una mansión en primera línea de costa en un lujoso paraje de Cornualles, con unos personajes algo excéntricos -su padre, un profesor universitario retirado; o su tío, que mantiene un estilo de vida a lo gentelman) junto al “bicho raro” de la familia (la hermana de Tim, con nombre de dulce: Kit Kat).  

-Se me había olvidado, Jimmy Fontana El mondo.

-El mejor disco grabado por un italiano que lleva una ardilla muerta en la cabeza.

Richard Curtis, maestro de la “brit romcom”.

A casta le viene al galgo cuando hablamos de una comedia romántica al estilo de Una cuestión de tiempo. Nos referimos a un director inglés que ha participado en la serie Sexo en Nueva York y es el responsable de los libretos de Cuatro bodas y un funeral (Mike Newell) o Nothing Hill (Roger Mitchell) o como director/guionista de Love Actually, una serie de historias que tienen como punto en común el amor en el día de San Valentín. Su último trabajo es la menos conocida Radio encubierta, cuyo argumento nos llevaba a una emisora pirata que alcanzaría unas envidiables cotas de oyentes, en los años ochenta. Es decir, sus personajes suelen aparecer como urbanitas refinados, bohemios y algo desaliñados en plenos conflictos sentimentales. Pero Richard Curtis también escribió algunos capítulos de la celebrada serie de ciencia-ficción Doctor Who, uno de ellos con una marcada relación con la película: una paradoja temporal emocional servía para que dos mundos no colisionaran.

-El hecho es que los hombres de esta familia siempre han tenido la capacidad de viajar en el tiempo.  

La idea fantástica de la película surge como un don propio de los hombres de la familia de Tim, una idea con la que construye el director un film sofisticado, a pesar de que no sea un guión sólidamente construido (ni el aspecto sobrenatural ni los personajes secundarios están bien desarrollados) y a veces la esencia de la vida parece algo de manual de autoayuda. Esa voz en off del protagonista como cuando expresa que cada mortal es, en realidad, un viajero en el tiempo.

-Todos viajamos por el tiempo juntos, cada viaje es nuestra vida y lo que hay que hacer es dar lo máximo y disfrutar de este maravilloso viaje.

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Delirius: El precio de la celebridad al estilo indie.

Delirius: El precio de la celebridad al estilo indie.

Una historia de triunfos, sexo y fracasos, con el espíritu de Sundace planeando sobre la cinta. Tras un parón de una serie de años, este proscrito del cine indie y superviviente fuera de Hollywood, presenta en Delirius un tema ya recurrente en la cinematografía más actual y fuera de los cánones de lo políticamente correcto: cómo la fama supone para nosotros el único camino para alcanzar la felicidad. El título de la cinta ya nos da una aproximación al sentido que el cineasta quiso dar al film. Delirius en inglés es el estado insano de felicidad y a mí me parece que es la propia sociedad la que incita este estado insano de felicidad procedente de la fama.

 Los personajes en Delirius están muy solos, e incluso en la cumbre de la fama, Olimpo de vanidades y miserias con la que se despacha el director. Porque Dicillo propone que la diferencia entre un homless y una estrella es la dureza de su colchón, señalando con esto el cretinismo de una gran parte de nuestra sociedad, aquella que está más pendiente por la vida de los famosos que por la suya propia. Estupidez alimentada por los mass media y por aquellos que mueven los hilos de este circo. De hecho, ya lo decía el Eclesiastés: vanita de vanitates, sólo es vanidad. Máxima tomada como mandamiento, sobre todo por los que están intentando dar una bofetada al sueño americano.

                - Vamos a ser compis.

               - Y amigos.

               - Anda, vamos a hacer la cama.

                Pero Delirius es también un tratado sobre la amistad y su fragilidad, lo que convierte a la película en un moderno cuento de hadas, en donde el príncipe, convertido en rana, es un homless, un bufón, un paparazzi, y la princesa, una cantante pop, con un trasero muy cotizado. Los cuentos de hadas presentan una estructura muy recurrente en la filmografía del cineasta y sorprende aparecer en algunos de sus trabajos como Jhonny Suede, su ópera prima, o Caja de luz de luna.

Tom Diccillo: cine independiente o comercial               

 Nacido y criado en una familia de militares, después de estudiar cinematografía en Nueva York y sobrevivir, como pudo, de camarero, lo intentó con la interpretación y la fotografía, antes de dedicarse a la realización. Gracias a su amigo Jim Jarmush, en Extraños en el paraíso, pudo cultivar sus dos primeras vocaciones. Su primer film es uno de esos cantos desgarrados, en donde personajes más o menos anónimos, todos ellos marginales, intentan escapar de su banal existencia, mientras que otros, triunfadores egocéntricos, resultan ser parodias del éxito y de las miserias instaladas en el mismo.

                Paradojas de la vida, fue Tom Diccillo quien diese a Brad Pitt su primer papel protagonista, cuando todavía era un perfecto desconocido. Jhonny Suede, caricatura de un aspirante a estrella de rock, sirvió de catapulta al actor para entrar en Hollywood, y de prometedor debut del cineasta, que decidió continuar su carrera en la costa oeste, quizás para no volverse a encontrar con Pitt.

                - Je, je, creía que ahora aguantarías. Cuando más lo pensaba, peor me parecía. Verás, ahora creo que en lugar de acercarme, rodeando la cama, que tal si me deslizo así, y hago la escena tumbado.

                Con el tiempo, Diccillo se convirtió en un grano en el trasero del cine indie, sobre todo con su siguiente película Vivir rodando, que abría el cubo de la basura de los independientes y su contenido salpicó a casi todos, para regocijo de público y crítica, y mosqueo de los que se vieron reflejados. El director cuenta su propia experiencia con su primer filme, en donde el actor Steve Buscemi, su alter ego en la cinta, encarna a un sufrido realizador de un film independiente, pero con un presupuesto larguísimo, que no termina de ponerse de acuerdo con ninguno de los miembros técnicos de la película y su reparto.

                                             

               Demasiado comercial para ser un independiente y demasiado contestatario para pertenecer a Hollywood, Diccillo se ha quedado entre dos aguas. Tom Diccillo es un perro verde, y por eso ha tardado cinco años en encontrar financiación para su película. Le acompañan en la cinta una extravagante pareja de intérpretes, Buscemi y Pitt, el primero caracterizado por el histrionismo interpretativo que suele dar riendas suelta, mientras que Michael Pitt lo hace desde la serenidad y la austeridad de sus gestos.

         Igualmente en el film, encontramos algunas referencias cinematográficas importantes, algunas de ellas confesas por el propio realizador, como por ejemplo, uno de los títulos más exitosos de la década de los 60, el western urbano, Cowboy de medianoche. La frustración existencial, junto a su sentido de amistad y supervivencia urbana, presente en esta cinta clásica, son heredadas en Delirius.

                - Quiero decir, que mañana cuando estés en la cama con una fulana y te estés rascando la espalda, ¿dónde estaré yo? ¿Eh? ¿Dónde?

               - ¡Eh! Oye, oye, ¿crees que yo no sé agradecer los favores? Sólo tienes que decirme cuál es tu comisión, la que sea y ahora mismo te la pago. Te lo juro.

                Antihéroes, buscavidas y pícaros conforman la fauna urbana de frustrados existenciales que veíamos en la cinta Edmond, pero también Delirius está cercana al filme de Cameron Crowe, Casi famosos, porque como en esta, Tom Diccilo hace que sus personajes elijan entre el reportaje o la amistad, algo que había presentado W. Wyler, interponiendo el amor y la ética a la ambición, en Vacaciones en Roma, en donde un periodista (Gregory Peck) se enamora de una princesa (Audry Herburt) que tenía como objetivo de un reportaje de prensa del corazón.

               - ¿Puedo obsequiar a Vuestra Alteza con algunas fotografías conmemorativas de vuestra visita a Roma?

               - Le doy mis más expresivas gracias.

                Pero, como se ve, no todos se toman tan bien el hecho de que sean fotografiados. El cineasta italiano Michelangello Antonioni, en su película Blow up, refleja parte del debate que Diccillo toma en Delirius, el derecho a la intimidad y a la propia imagen, que ha sido tema recurrente en una infinidad de filmes desde Historias de Filadelfia (George Cukor), -cinta mítica en donde las segundas nupcias de una señora de la alta sociedad, Katherine Herburt, da ocasión para un reportaje periodístico de la llamada prensa rosa-, a la película de Tom Diccillo.

                - ¡Alto, alto! usted no puede fotografiar a la gente así.

               - Dice que no, ¿por qué?       

               También hay en Delirius, mucha de la ironía y desmitificación del mundo de la fama que fuera descrito por Woody Allen en Celebrity, aunque el tono del cineasta norteamericano, cercano a la fábula, dista mucho del retrato coral de Allen.

                Viendo esta película podemos adivinar cómo debe sentirse Dicillo cada ve que ve el palmito de Brad Pitt brillando en las páginas cuché de la prensa rosa, cuando el marido de Angelina Jolie parece olvidarse de aquel entusiasta novato que le puso por primera vez tras la cámara. Pues en la figura del antihéroe de este fotógrafo (Steve Buccemi), -que ve cómo los demás disfrutan de la celebridad mientras él los inmortaliza por cuatro duros-, hay mucho de la experiencia del director que lleva años partiéndose los cuernos para llevar algunos de sus proyectos hacia delante.

                                                          

                   Sin embargo, su discurso sobre las falsas apariencias en la farándula es algo superficial. De hecho, lo peor de la película será la visión, un tanto inocente, de la vida de la cantante pop que interpreta Alison Lohman. En este sentido, encontramos otras referencias con una filmografía que, ayer y hoy, ha querido destacar la frivolidad de una sociedad que sólo tiene como sentido la idea de la fama, desde Incautos (Miguel Bardem) a uno de los clásicos del cine italiano, La Dolce Vita (Federico Fellini). En uno de los momentos de Incautos, el personaje principal (Ernesto Alterio) quedaba prendado de la brillantez de la vida de los famosos, tal y como aparecía en la prensa rosa.

                - Aquellos tipos lo tenían todo. Yo podía entrar en sus casas, conducir sus coches, acostarme con sus mujeres, siempre estaban sonriendo. Parecía que estaban diciendo: "niñato lo tenemos todo y tu nada".

                Pero el séptimo arte nos ha querido ver que la fama es un espejo que no siempre presenta la realidad, que no es oro todo lo que brilla, como decía un aforismo italiano. Federico Fellini, en La Dolce Vita, nos acerca a esta sociedad desde los ojos de un paparazzi, un periodista del corazón, interpretado por Marcelo Mastroinani, en una película llena de referencias a La Divina Comedia de Dante, para destacar la decadencia espiritual de una sociedad que, a pesar de incidir en la de Italia, podría ser cualquiera.

                El último trabajo de Tom Diccillo no es Hollywood y se agradece, pero tampoco pose la preponderancia del “indie”, lo que es también muy de agradecer. Delirius es simplemente buen cine, sin etiquetas ni marchamos, y su autor, Diccillo, es un no alineado, lo que en estos tiempos que vivimos es sinónimo de inteligencia.

 

El cuarteto: Dustin Hoffman se estrena con una comedia british.

El cuarteto: Dustin Hoffman se estrena con una comedia british.

-¿Quiere que cantemos?

-El cuarteto de Rigoletto.

 Dos célebres actores, Dustin Hoffman y Ralph Fiennes se estrenan en la dirección con dos peliculas muy diferentes. Si Fiennes traslada a Shakespeare al conflicto de los Balcanes, en Coriolanus, Hoffman ha trabajado un libreto de Ronald Harwood, autor del guión de El pianista, un dato que nos permite comprender mejor las dos películas.  En ambos filmes, la música tiene un componente fundamental en sus personajes. Polanski ejecutaba en El pianista un triste adaggio de piano, la partitura de El cuarteto permite interpretar un divertido sherzo

-No sé ni lo que estabas cantando, ¿empezamos de nuevo, por favor?

La película parte de una reflexión inicial: ¿Conservamos el genio del artista, pese a la vejez? El nuevo realizador parece querer decirnos que hay que saber hacerse mayor, y aceptar las limitaciones propias de la edad, pero sin convertirse en muertos en vida. Tratándose de una película sobre la vejez, Hoffman propone el divertimento en El cuarteto, reposando la historia en un  gran reparto  que interpreta con solvencia y credibilidad sus personajes, apoyados en un buen guión y en la dirección de Hoffman. El veterano actor confesaba la fórmula del éxito: "Creo que como director debes permitir que el actor se equivoque y la mayoría de los directores no lo hacen. Creo que los grandes actores se dirigen así mismo". 

-Me enamoré de ti, oyéndote cantar eso. 

-Por eso no volví a cantar. 

Como mencionamos anteriormente, el reparto es excepcional, están magníficos Maggie Smith y Tom Courtenay, un matrimonio que se rompe; un travieso y mujeriego Bill Connolly, y una ingenua Pauline Collins. Una comedia con cuatro personajes, antiguos compañeros de un antiguo grupo  coral, tres de los cuales pasan sus últimos años en una residencia para músicos retirados, la casa Beecham. Pero la llegada a la casa de la última componente de este cuarteto revolucionará la tranquila convivencia. Años atrás su insoportable lirismo rompió la amistad de sus compañeros y por el camino se quedó un matrimonio con uno de ellos.

-No quiero cantar con Reggie, otra vez.

-Estuvieron casados, pero no acabaron nada mal. Eran dos personas diferentes, entonces. 

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                Dustin Hoffman

                   

 

 

¿Hacemos una porno?: Kevin Smith persigue la fórmula Apatow.

¿Hacemos una porno?: Kevin Smith persigue la fórmula Apatow.

El irreverente e iconoclasta Kevin Smith fija la mirada en uno de los protagonistas de Virgen a los cuarenta, para un papel hecho a su medida. Una comedia romántica, provocativa desde su título: ¿Hacemos una porno?, que -como su nombre sugiere-, se centra en una pareja de amigos, empleados de una cafetería con sueldos míseros, que buscan en la pornografía la forma de salir de sus problemas. Deciden hacer una película pornográfica doméstica para que les lluevan los millones.

- Tú te cachondearás, pero estas son las circunstancias por las cuales la gente suele ofrecer sexo por dinero o de hacer cine porno.

El mundo del porno vuelve a estar en el punto de mira de un cineasta independiente, en esta ocasión para poner de novedad tópicos de las relaciones entre parejas.

- Soy actor.

- ¡Anda ya! ¿En alguna que yo haya visto?

- He trabajado en películas con repartos sólo masculinos.

- ¿Sólo masculinos? ¿cómo Glen garry glenn ross?

- Como Glen y Kenny le maman la polla a Ross, y saborean sus huevos con su graciosa boca.

La industria de Hollywood ha fijado su interés en el cine X, como un negocio turbio y libidinoso, pero no en pocas ocasiones se ha hecho con humor. Por eso, el género que más se ha acercado a estas tramas sea la comedia: no hay mejor remedio para la crisis que hacer una porno, sobre todo si se trata de sexo con risa. El productor, las estrellas, el equipo de producción o los amaters, el cine ha repasado todas las claves del cine X para conocer el quién es quién de la profesión. Evidentemente esto no es cómo lo reflejó brillantemente Paul Thomas Anderson en Booghie Nights, ni tampoco la cinta de Kevin Smith es un drama que indaga en la vida turbia de algún actor porno, como hizo Milos Forman.

- En este caso, Larry, estamos ante una gilipollez de acusación, pero hay que tomarla muy en serio, porque posiblemente estamos hablando de siete a veinticinco años.

- ¿Veinticinco años? Sólo soy culpable de tener mal gusto.

                                  

Es una irreverente película que sigue los postulados de la fórmula Apatow. No es casualidad que la última comedia americana esté marcada por la misma combinación de humor disparatado, con alguna pincelada escatologica y cierto poso melancólico. La historia de este filme, de hecho, sirve como coito entre el propio Smith y la comedia de Judd Apatow, en donde todavía sigue siendo una asignatura pendiente la visión peterpanista de la clase media americana. Ese plano excesivo del pene tuneado de Jason Mewes o el característico humor, marca de la casa, son dos ejemplos de ello. Si a esto le sumamos que el protagonista, Seth Rogen, es el actor fetiche de Apatow, la relación termina estando servida.

- Hola me llamo Bragas de abuela y nadie me quiere follar. No hay nada más blanco que mi enorme culo.

- ¿De dónde lo has sacado? Este enorme culo ha sido lo último que he descargado de Internet y ha tenido

200.000 visitas en 3 horas.

Pero estamos hablando, por supuesto, de Kevin Smith, un cineasta obsesionado por el comic, la ciencia-ficción, Star Wars, y los frescos y soeces diálogos que giran entre las claves de toda una generación, como hiciese en esas obras de culto gamberras como Clerks, Dogma o Malrrats.

- Hasta las marujas hacen porno casero.

- Vale, pero yo no me veo en una peli porno.

- Fíjate en Paris Hilton, vende perfumes a chavales y no me dirás que esa chica no es retrasada.

                       

                             

Por eso no resulta extraño que entre su argumento, quisiera hacer una versión lúbrica de La Guerra de las Galaxias. Pero ya se sabe, el roce hace que entre Zack (Seth Rogen) –el director del filme- y Miri (Elisabeth Banks) –la estrella-, las cosas se compliquen. Un tema clásico de este tipo de comedias flota en toda la película: ¿es posible que dos amigos de toda la vida lleguen a enamorarse? Curiosamente el mensaje es absolutamente tradicional, el sexo debe ser expresión del amor y no se puede saltar por encima de la persona al practicarlo. Un mensaje conservador en un formato radical y provocador. Muy americano.

La parte de los Ángeles: problemas sociales en plan de comedia.

La parte de los Ángeles: problemas sociales en plan de comedia.

-No jodas, Sonrisas y lágrimas.

-¡Eh, Albert! Perdón, hermanas, no hay quien controle a estos protestantes. Ya saben.

Es cierto que Ken Loach nos tiene acostumbrado a un tono más serio cuando se refiere a los problemas sociales de su querida Inglaterra, pero el director inglés y su guionista habitual Paul Laverty aprovechan la situación actual de unos jóvenes sin oficio ni beneficios, para una correcta y socarrona comedia.

"Es un escritor magnífico y compartimos la manera de ver el mundo". Así se refiere Loach cuando habla de quien es, sin duda, su colaborador más inseparable, el guionista de origen hindú y pareja sentimental de la española Icíar Bollaín. Laverty le ha acompañado en una docena de títulos, comprobándolo por ejemplo, en una serie de ideas que suelen aparecen en su cine. Haciendo hincapié a los aspectos destacados de este film, sobresaldría la figura de los jóvenes, que aparecen en sus películas como víctimas colaterales de la realidad social que retrata. Kes, Lloviendo piedras; Ladybird, ladybird, Felices dieciséis o la que nos centra, son los ejemplos más interesantes en este sentido.

-Hay una reacción sutil entre la madera y el licor, porque la madera es lo que le da sabor y color al licor.

Lo cierto es que el aire british que destila la película, nos lleva a situarla a medio camino entre La ciudad de los muchachos (Norman Taurog) y las comedias producidas por la casa Ealing, como si se tratase de una versión hooligan y etílica. La imnportancia etílica ya aparece referencia en el propio título, pues la "parte de los ángeles" es la porción del alcohol que desaparece por evaporación en el proceso de la elaboración del whisky en la barrica. Un título que les sirve como metáfora para esta fábula sobre las segundas oportunidades de cuatro jóvenes sin futuro.

-Vengo a presentarme al trabajo comunitario.

-¿Y te llamas?

-Albert.

-Llegas dos días tarde.

-Debería estar en la lista, seguro.

-Vamos a ver, si me dices en que año estamos te dejo venir.

-¿En que año estamos? Me siento como si estuviera en ¿Quieres ser millonario? ¿Puedo usar el comodín de la llamada?

En el punto de partida de la historia, un tribunal de Glasgow condena a cuatro jóvenes marginales a trabajo comunitario, acabando ante un educador social, trasunto de mentor para estos perdedores.

Loach y Laverty consigen que sintamos simpatía por unos personajes, y sobre todo por uno que se pasa la mitad del tiempo delinquiendo a otros jóvenes con su mismo historial vital, y la otra mitad, apoyándose en el whisky escocés. Toda una sátira para aquellos que se consideran expertos en licores esquisitos. Pero los personajes creados por Loach y Laverty son cazurros de buen corazón e ingeniosas frases, capaces de provocar adhesión a su causa entre el espectador.

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The artist: un maravilloso regreso al cine mudo.

The artist: un maravilloso regreso al cine mudo.

-¿No tiene inconveniente en que le vean junto conmigo?

-¿Qué quiere decir? ¿Una actriz de éxito con un humilde actor?

The artist es una comedia romántica bastante ligera y con un argumento que no nos es ajeno, ya aparecía en aquel clásico de título Cantando bajo la lluvia: una historia de amor entre una estrella del cine mudo y una actriz insignificante, que verán cambiados de roles, gracias al destino, y sobre todo con la llegada del cine sonoro. El pasa a ser un donnadie y ella, a ser la estrella del momento. Y junto a este desglose argumental, lo propio del cine romántico atemporal: amor y desencuentro. Entonces, ¿por qué The artist es la gran triunfadora de la temporada (2011)? Lo interesante de esta película no es que esté ambientada en el cine dorado de los años treinta, cuando todavía existía el cine mudo, sino que se trata de una película muda. 

                        The-Artist

 ¿Todo tiempo pasado fue mejor?. Este ha sido una de las reflexiones universales, no sólo del cine, sino de cualquier manifestación artística e incluso humana. En el séptimo arte no sólo lo vemos en el tratamiento del blanco y negro de muchos realizadores, que dio pie a un artículo en este sentido, sino al propio cine silente que sigue dando nuevos productos, sobre todo dentro del género documental. Pero Michel Hazanavicius emplea recursos de diferentes estilo, vemos por ejemplo, el Ciudadano Kane de Welles en esas escena de la ruptura entre el actor George Valentin y su esposa, como también influencias de los grandes musicales en la secuencia final del baile. Sin embargo, es en la época silente en donde reposa la fuerza de la película. Jean Dujardin construye un personaje al estilo de Douglas Fairbaks (un personaje dicharachero y elegante, que recuerda esas películas del Hollywood dorado entre el melodrama, la comedia o la aventura). Pero posiblemente haya quienes lo asemejen a otro actor llamado William Powell, por el perrillo que le acompaña, similar a ese perro de nombre Asta que iba junto a Powell. E incluso,  la actriz protagonista de The artist recuerda a Mirna Loy, compañera de reparto de W. Powell en algunas películas. 

                 Mirna Loy Asta W Powell

Las poquísimas referencias al sonido tienen un sentido figurado. La vemos, por ejemplo, en esa pesadilla en la que el personaje de Valentin oye diferente ruido (un teléfono, el ladrido de un perro, un cristal haciéndose añicos). Es parte de esa obsesión por querer hacer películas mudas (una de aventuras, al estilo Fairbaks) en plena época de las "talkies" -filmes sonoros-).

The artist sabe aprovechar todo las posibilidades que le ofrecía el cine silente, siendo capaz de atraer la atención del mayor cinéfilo, pero también del iniciado en este tipo de películas. Parte de su éxito, reside en el humor y en la inmensa interpretación de sus protagonista, pero el gran éxito del cineasta francés es conjugar los dos mundos: el estilo cinematográfico mudo con el cine comercial moderno. Tampoco podemos olvidar algo que se reproduce en el cine contemporáneo, constamente: la atracción por la nostalgia. Lo vemos en los interesantísimos trabajos de dos grandes veteranos: Scorsese y Woody Allen. 

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Un cambio en el estilo.

Tuvo que ser un cineasta francés quien diera el paso definitivo, en la ficción comercial. El cine silente y en blanco y negro es todo un tabú en Hollywood que sigue reticente con algunos "experimentos" cinematográficos. Fue un español, Rodrigo Cortés, quien se atrevió a rodar un filme desde el escenario único de un ataud en Buried (Enterrado); eso sí, con tema, idioma y actor, americanos. Y podemos recordar la película Tetro que Coppola se vio obligado a filmar lejos de Hollywood, con dinero europeo, donde sí abundan este tipo de cine; no olvidemos el caso de Béla Tarr, desconocísimo para el profano. En este sentido,  The artist es muy moderna, porque intenta explicar el paso del cine silente al sonoro, en pleno contexto de la Gran Depresión. Lo de la crisis, no es casualidad, como tampoco lo es el paso de un mundo a otro. La fugacidad de la vida, un concepto ampliamente moderno. 

En este punto del análisis, la película de Hazanavicius resulta ser una tragedia con mensaje optimista, porque el actor que cae en desgracia con la llegada del sonido, se convierte en un alma en pena, sin rumbo cierto. Será su mujer quien se encargue de devolver el sentido al personaje protagonista, de un modo similar a dos casos célebres en el cine, uno en la ficción y otro en la realidad.