J. Edgard: Eastwood y DiCaprio recrean la vida del fundador del FBI.
-Todos los que formen parte de esta oficina deben comportase, tanto oficial como extraoficialmente, de forma que de ninguna manera pueda ser criticado por su conducta.
Una de las constantes de Eastwood en cada nueva película es mostrarnos el lado oscuro de América, contarnos cómo Estados Unidos se forjaba por una serie de héroes sombríos, nacidos de la reflexión de unas épocas difíciles. En esta ocasión, le toca el turno a Edgar Hoover, una de las claves para comprender la lucha y organización contra el crimen y el comunismo, pero además una figura controvertida. Se preocupó de buscar pruebas incriminatorias para acabar física y políticamente con diversos grupos, desde los comunistas a los pacifistas, pero reunió datos comprometedores de gandes hombres de su época: políticos, banqueros, empresarios, estrellas de Hollywood e incluso de presidentes. Se conoce una cita del propio Truman, que clamó contra Hoover en alguna ocasión: "No queremos que el FBI se convierta en una nueva Gestapo", mientras que el protagonista de J. Edgard se defendía de esta manera: "A veces, hay que saltarse las reglas para salvar a tu país". Personaje que sobrevive a las tentativas de nueve presidentes para desalojarlo en el cargo. Así, aparece en la película incluso la figura de JFK.
-El comunismo es ahora una amenaza exterior, no interior.
-Señor Kennedy, antes de que usted naciera le oí argumentar eso mismo al señor Mitchel Palmer.
El personaje cobra vida en la ficción gracias al talento de Leonardo Dicaprio, por momentos reconocibles, debido a la gran labor de caracterización, que le hace envejecer durante los cuarenta años en los que gira el argumento. Termina siendo una crónica apasionante de un largo de la historia del siglo XX, repleto de luces y sombras. Y lo primero que nos llama la atención es el mensaje tan actual del filme, que sin duda, puede tacharse de político. Hay que tener en cuenta que el principal colaborar de Eastwood es un activista gay, guionista de otro filme de episodio turbulento, Mi nombre es Harvey Milk (Gus van sant): hablamos de Dustin Lance Black. Y vemos tras estas líneas esbozadas, la evidente sintonía con la llama "Patriac Act", surgida como consecuencia del 11-S; esta fue una serie de enmiendas y leyes dirigidas a la lucha contra el terrorista, que no hacía otra cosa que actualizar las tácticas de Hoover -rastreo del correo electrónico, colocación de cámaras y de tecnólogía de vigilancia en edificios públicos, etc.- De hecho, la película comienza con la explosión de un paquete bomba, situado en una bicicleta, perpetrado por un grupo anarquista.
El sentido crimefigther de Hoover entiende como algo vital para esa sociedad, la creación de una fuerza policial dotada de la más moderna tecnología para la lucha del crimen (laboratorio para pruebas; estudio y registro de huellas, expertos en balísticas). Esta misma tecnología le sirvió para resolver uno de los casos más llamativos de su carrera, el del secuestro y asesinato del hijo del famoso aviador Charles Lindberg, aunque el peligro de la manipulación de pruebas y la confesión del condenado, a base de torturas, estuvo presente. Es decir, el fantasma del 11S planea nuevamente en la película. Y curiosamente, J. Edgard no se preocupa tanto por la Mafia, retratada en la película con esos tiroteos propio del cine negro clásico, sino por su lucha contra los sectores más liberales quienes solían criticar la actuación de Hoover, al frente del FBI.
J. Edgard es una pieza más en una filomografía dirigida a reinterpretar la historia de los Estados Unidos a través de unos temas que aparecen como señas de identidad de un país, pero a través de un tamiz claroscuro.
-Vi a los Ligburg en París, casi no los reconozco.
-Solo la justicia puede devolver la razón a sus vidas
Sin embargo uno de los aspectos más interesantes del filme, es mostrarnos al personaje, marcado por su temperamento, ideas y fobias. Es otra constante de Eastwood, presentar cómo los heroes sombríos surjen a raíz de unas reflexiones dentro de su mundo interior. El hilo argumental de la película parte de las memorias del propio Hoover, un Hoover viejo y encorbado, que sirve de narrador subjetivo pero de excepción. El J. Edgar de Clint Eastwood es un personaje marcado por su madre, su sexualidad y sus obsiones, con las que veía conspiraciones por todas partes.
Hoover fue un solitario y un tipo asocial, a pesar de ser un personaje público, siempre rodeado de gente y de aduladores, que tenía en el sexo uno de sus tormentos. El tema de la sexualidad latente, aparece junto con la figura de clyde Toldson y el de su propia madre. El primero fue su colaborador y amigo, con quien compartió una más que sospechosa cierta relación aunque nunca acabase de "salir del armario"; su madre, -Anna Marie Hoover, (Judi Dench, en la película)-era bastante intransigente en este asunto: "Prefiero un hijo muerto a un "narciso" vivo", le increpa en una ocasión. El afecto materno que presenta este personaje recuerda al de Norman Bates, con su madre, en Psicosis (Alfred Hithcock); de hecho, en una escena, J. Edgar se viste con un traje de su madre, recién fallecida.También está marcado por otro personajhe femenino, el que interpreta Naomi Watts, su fiel y atractiva secretaria que se mantendría a su lado todo este tiempo. Un personaje fundamental en la vida de Hoover, que llegó incluso a rechazarle una propuesta de matrimonio.
-Ya sé que nos conocemos desde hace muy poco, pero me sentiría halagado de que fuera mi compañera, mi esposa.
-¿Le puedo contar un secreto?
-Sí, claro.
-No quiero casarme con nadie, mi trabajo es lo primero.
Un personaje que sabe a poco, por sus escuetas apariciones.
-Edgard tenemos que comer, ¿comemos juntos, pase lo que pase?
-Me has dejado sólo ahí dentro.
-Has cometido perjurio.
Volviendo a Hoover y Toldson, estos aparecen casi siempre juntos en pantalla, se les ve asistiendo a almuerzos, a las carreras, de viaje, e incluso se muestran acaloradas discusiones entre ellos; pero a parte de esto no vemos nada que se pueda intuir una relación homosexual. Pero sus debilidades privadas se convertían en maldades públicas si eran otros los protagonistas. La película representa algunos de estos momentos, uno de los interesantes sea quizás el guiño a la sospechosa relación lésbica que mantenía Eleanor Rooswelt con la periodista Lorena Hickcolk.
Podíamos cerrar el análisis haciendo un balance positivo de la película, a pesar del ataque de la crítca norteamericana y del ostracismo que ha sufrido en las nominaciones de los Oscars. Quizás no sea un filme redondo, una de sus grandes obras maestras, pero sin duda se trata de un gran trabajo por parte de todo el equipo y de sus principales responsables (reparto, director, caractización, etc...) y un título muy superior a sus últimos trabajos (El intercambio, Más allá de la vida).