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5 grandes escenas de Martin Scorsese.

5 grandes escenas de Martin Scorsese.

“Las películas tocan nuestros corazones, despiertan nuestra visión, y cambian nuestra forma de ver las cosas. Nos llevan a otros lugares. Nos abren las puertas y las mentes. Las películas son los recuerdos de nuestra vida. Tenemos que seguir con vida”.

Agradecemos que Martin Scorsese hubiera dedicado su vida al cine, porque de no existir, lo hubiéramos inventado. Con mayor o menor fortuna, ha buscado su sitio entre los cineastas más interesantes en la historia cinematográfica de su país, dando lugar a una veintena de grandes películas, algunos documentales espléndidos y algo de televisión. Recordamos algunas escenas que hemos querido destacar.

Nuestra primera gran escena firmada por Scorsese es la secuencia de la segunda cita que tienen Karen y Henry en el restaurante Copacabana, en el film Godfellas (Uno de los nuestros). Un alarde cinematográfico a través de un complejísimo plano-secuencia. Comienza con un plano detalle de Henry dando una propina al aparca coches y continúa llevándose a Karen, hacia  la puerta de servicio recorriendo un laberíntico pasillo que desemboca en la cocina, sorteando todo tipo de obstáculos y que concluye en el comedor.  Pero lo más importante, no sólo es el aspecto cinematográfico y estético del plano-secuencia, sino que Martin Scorsese logra con sus escenas trasmitirnos todo lo que siente sus personajes; lo que veremos en las siguientes secuencias elegidas dentro del particular Top Five de set- pieces del realizador.

                                        

La elección de Scorsese para realizar este plano-secuencia se debe a la necesidad de transmitir al espectador la sensación de sorpresa, que experimenta el personaje de  Karen. Henry reparte propinas, saluda a algunas personas con las que se cruzan por su camino o que fuesen invitados a champagne por una celebridad  en el mismo momento en que fueron acomodados en una mesa. Al mismo tiempo que Karen cae rendida ante la atractiva personalidad de Henry Hill, el espectador queda deslumbrado ante un alarde magistral de cine en poco menos de 3 minutos.

Otra de mis escenas favoritas no es una escena en sí. Los títulos de crédito pueden ser espectaculares, y hay verdaderas obras maestras, pero la que me gusta más es sencilla: en blanco y negro, un boxeador con la cabeza cubierta con una capucha calienta en el ring antes de un combate. Al fondo apenas se adivina el público, oculto por un espesa niebla atravesada ocasionalmente por algún flash. Soledad en medio de una multitud. Y una de las composiciones musicales más hermosas nunca compuestas, el Intermezzo de Cavalleria Rusticana de Pietro Mascagni.

Y lo que venía después de los créditos es aún mejor, "Toro salvaje" de Scorsese, con un inmenso e inolvidable Robert de Niro, destacando la escena de la cárcel.

  -Me llaman animal. Yo no soy un animal, yo no soy un animal. ¿Por qué me tratan así? Yo no soy tan malo, yo no soy tan malo, yo no soy tan malo... Yo no soy lo que creen... Yo no soy lo que quieren...

                                       

Con guión de Paul Schrader, destacamos otro gran momento de Scorsese firmado por el gran Robert de Niro: una escena totalmente improvisada, en la que Travis  Biclke habla consigo mismo frente al espejo en Taxi Driver. “¿Me estás hablando a mí?” “Are you talking to me?”, una Smith & Wesson, mucha rabia contenida y una frase antológica, atribuida al propio Bruce Springsteen, que la solía decir a su audiencia mientras vitoreaban su nombre, en los conciertos. 

-Un día llegará una verdadera lluvia que limpiará las calles de esta escoria.

Las buenas películas las podemos veer, una y otra vez, decubriendo cosas nuevas, por ejemplo, la modernidad hace treinta años. Aquel personaje, Travis, era el ex combatiente de Vietnam, con insomnio, que se hizo taxista nocturno en la ciudad de Nueva York hasta que su ira  y el deseo dejaron paso a una violencia atávica.

-Aquí hay un hombre que va a cortar por lo sano, que va a acabar con la chusma, la prostitución, con la basura. Y acabará con todo eso.

Culpabilidad y deseo, las mismas obsesiones de ese gran Travis Bickle, volvía a aparecer en la filmografía de Scorsese en un film con una violencia que estalla de la forma más refinada posible rodada por este director, “el más violento de mis films" (Martin Scorsese, 1993). Hablamos, por supuesto, de La edad de la inocencia.

El personaje central, está encarnado por un ángel, la dulce May, Winona Ryder, un año después del ‘Drácula de Bram Stoker’ (Coppola) perfecta como la tímida manipuladora,  incapaz de matar una mosca pero también de fraguar el destino más adverso a sus semejantes. ¿Y la escena? El propio Scorsese considera como escena clave de la película, en la que Newland (el personaje de Daniel Day Lewis) está dispuesto a tomar la iniciativa de una separación, y ella le comunica su embarazo,  la señal social que sancionará, a la postre, el fin de su vida.

Cerramos este Top Five, con el segmento que Martin Scorsese dedicó a la ciudad de Nueva York como parte de un trabajo común, junto a otros grandes directores: Francis Ford Coppola y  Woody Allen. Nos referimos a Apuntes al natural.  "Whiter shade of pale", de Procul Harum, sonando a todo volumen y un Lionel Dobie (Nick Nolte) barbudo, pinta y bebe, mientras llena la imagen.  

-¿Qué demonios importa lo que yo piense? Es tuyo. Haces arte porque tienes que hacerlo. Porque no tienes opción. No tiene nada que ver con el talento, tiene que ver con no tener opción de no hacerlo. Si te rindes, no tenías que haber pensado en ser artista.”

                                   

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