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Vivir. El realismo emocional de Kurosawa.

Vivir. El realismo emocional de Kurosawa.

 -Este hombre es el protagonista de esta historia, pero hablar ahora de él es sencillamente aburrido, porque lo que hace es sólo matar el tiempo. Por el no pasa el tiempo vivo, o sea, no se puede decir que está vivo.

 La inquietud ante la perspectiva de la vida y la llegada de la muerte sería uno de los grandes temas del realizador, que centraría "Vivir", su película número 13 en la filmografía de Kurosawa. Una realidad que le tocaba vivir a este personaje principal, interpretado por Takeshi Shimura, a la que el cineasta japonés dota de un profundo sentido del drama. Su actor fetiche encarna a un funcionario, Watanabe, que ha vivido una vida anónima, refugiándose detrás de sus rutinas cotidianas pero, de pronto, recibe la noticia de una grave dolencia. De hecho, la película arranca con la radiografía de un estómago.

 -Esta radiografía muestra el estómago del protagonista de esta historia.

 A partir de ese momento, es un personaje consciente de la fragiligad e inminencia de la muerte, por lo que recorrerá un viaje iniciático en la que se deberá plantear su vida al completo. Una vez que sabe que va a morir, busca consuelo en su hijo, Mitsuo, que vive con él, de una forma muy curiosa por parte de Kurosawa de mostrarnos el conflicto y a los personajes. En una escena, su hijo y su mujer llegan a la casa, encienden la luz de una lámpara y se encuentran a su agazapado en la oscuridad de una sala.

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 -Tengo cincuenta mil para echarme una buena juerga.

 Decide gastarse el dinero, porque considera que su hijo y su nuera no se lo merecen, y en su periplo nocturno se encuentra con una serie de personajes, destacando un escritor bohemio, un personaje curioso que se define así mismo como un Mefistófeles: "Un Mefistófeles virtuoso que no exige recompensa", con quién visitaría la noche tokiota, pero con un tratamiento formal muy original porque en ese periplo Kurosawa entorpece la visión del espectador, a través de rejillas o cortinajes, lo que convierte a todos los lugares que visitan en una especie de jaula. Una escena muy larga que llega su clímax en un momento en el que Watanabe decide cantar, deteniéndose la acción de los demás personajes en torno a él.

  -¿Cómo tiene tanta vitalidad? Su vitalidad me asombra, me llena de envidia.

Otro de los personajes que aparecen en la historia es la chica, Seiko, que encarna el sentido de una juventud absolutamente perdida en este hombre que va a morir. Contraponiéndose en esa misma escena, un cumpleaños al fondo, con un coro sarcástico de las adolescentes cantando "feliz cumpleaños". Pero entonces, su vida da un giro, creando un misterio entre aquellos que le conocieron, importante por la elipsis, con la que continúa la película, con el funeral del personaje y el coro hipócrita de amigos y familiares, que pretenden dar una respuesta a ese cambio en su vida, en su etapa final.

 -No comprendo por qué un hombre que llevaba treinta años como funcionario en las oficinas públicas se comportó como lo hizo.

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El "realismo emocional" de Kurosawa.

 Kurosowa supo reunirse de un equipo y un reparto familiar con los que trabajaba tanto su popular cine de samuráis como en aquellas películas ambientadas en su propio tiempo. Eso sí, con una desigual fortuna. Si Takeshi Shimura  triunfaba con este personaje, a Toshio Mifue no le salía tan bien las cosas interpretado a un médico, de nombre Barbarroja, alejado de los ambientes feudales. Kurosawa encontraría grandes dificultades para continuar con su carrera, tras el fracaso comercial que supuso esta última película, uno de sus trabajos en los que desarrollaba algunos de sus planteamientos preferidos, como el comportamiento ejemplar como eje de una historia de iniciación.

 -¿Es cierto que los médicos no influyen en la vida o la muerte?

-Eso parece.

-Entonces, los que deben vivir se recuperan, y los que han de morir, mueren.

 La onomatopéllica Do-Des-Ka-Den era una mirada hacia la occidentalización de su país, supuso un duro revés que condujo al realizador a un intento de suicidio. Quizás se trate de su película más inclasificable, una especie de reverso de uno de sus trabajos anteriores menos conocidos: Bajos fondos.

 -Los japoneses preferimos la luz tenue a los rayos ardientes del sol brillante, nos gustán más las sombras que el sol, y también nos gusta vivir en contacto con la naturaleza.

 Hollywood premiaría una de sus trabajos más interesantes de su última etapa como director, la vida de ese pequeño cazador -pero de gran sabiduría- que era Derzú Uzalá, personaje que era capaz de descifrar por las señales de la naturaleza el sentido de la vida, en su contexto más profundo y humano.

 -Capitán, el sol es gente importante, gente muy importante. Si el sol muere, todos mueren.

 Con un estilo reflexivo y contemplativo, haciendo coincidir la dimensión de sus personajes con la acción moral y el contexto que los rodea. Un director capaz de medir la cadencia narrativa con el contenido de sus historias, con lo que termina haciendo un estilo sumamente cinematográfico, a pesar de apoyarse en otras técnicas y disciplinas como el teatro tradicional japonés , la danza, la música y, sobre todo, la pintura, disciplina a la que dedicó una película: Los sueños.

 -El otro día estuvo terminando un autorretrato, como la oreja no me salía bien, me la corté y la tiré.

 Cerramos, volviendo con Vivir, recordando un filme realizado en su mismo año y con una inevitable conexión. Hablamos de Humberto D de Vittorio de Sica (1952), uno de los filmes característicos del neorrealismo italiano. Como el Watanabe de Vivir, nos encontramos con un antiguo funcionario jubilado, pero en esta ocasión sin apenas t dinero para seguir adelante y malviviendo en una pequeña pensión de la que amenazan con echarle por todos los meses que debe de paga.

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